La previa de las conversaciones sobre verdad e interpretación la hicimos junto a Aída Dinerstein el domingo a la medianoche en La otra.-radio, que se puede escuchar clickeando acá
por Oscar Cuervo - Imágenes: escena de la niebla en Amarcord de Federico Fellini
I
- A los que nos preguntan por las conversaciones sobre verdad e interpretación que empezamos el sábado próximo -digo-, se me ocurre decirles esto: como Aída (Dinerstein) y yo hicimos caminos distintos, Aída trabaja en psicoanálisis y lo que yo sé de psicoanálisis es lo que sabe cualquier porteño, porque Buenos Aires es una de las ciudades más psicoanalíticas del mundo, y de Lacan, que es uno de los autores sobre los que Aída trabaja, sé poco y nada, y a la vez, Aída de filosofía...
- Toco de oído -acota Aída-. No solo por lo que estudié en la facultad sino que Lacan te obliga a transitar por la filosofía, porque trabaja todo el tiempo con y contra la filosofía, pero con la filosofía... De Platón en adelante.
- ...eso implica que nosotros mismos estamos obligados a encontrar un lenguaje abierto...
- Exacto.
- ...porque si nos cerramos sobre nuestras propias disciplinas, yo no entendería lo tuyo y vos no entenderías lo que digo yo. Entonces estamos obligados a hablar de una manera más abierta, así que nadie se sienta excluido.
- Hay que decir respecto de eso que -dice Aída- mi posición en el psicoanálisis, no solo la mía sino la de muchos, es que el psicoanálisis en nuestro país se habla en castellano. Tratamos de no abundar en tecnicismos innecesarios, porque la materia de nuestro trabajo es el habla y el decir de nuestros analizantes. Y nuestros analizantes hablan castellano.
- Entiendo a qué te referís, porque hay una jerga específica de los estudios psicoanalíticos y lacanianos que muchas veces se hace muy esotérica.
- Yo -Aída- lo llamo la vulgata. Hablan en jerga.
- Vos estás en contra de esa manera de hablar -yo digo-, porque el habla es el habla cotidiana.
- Estoy en contra de los slogans psicoanalíticos -dice Aída-, que me parece que son productos de una distorsión del psicoanálisis, porque el psicoanálisis, si se trata de algo, es de hacerse preguntas. Un psicoanalista ya fallecido, muy amigo, querido amigo, Roberto Harari, hablaba de la psitacosis. Era un neologismo, una mezcla, hablaba de la enfermedad de los loros y también de la cita. Es hablar como loros, repetir fórmulas que a uno le lleva 20 años entender. De todos modos hay que decir que no es fácil hacer pasar los conceptos psicoanalíticos a un público no advertido. Y no me refiero solamente a la lectura de los textos, sino a la experiencia personal del análisis, del haber trabajado en un análisis y haber hecho la experiencia personal de la existencia del incosciente. Ahí hay una cierta dificultad que es inherente al campo.
- El psicoanálisis -arriesgo- tiene un espacio no sé si decir privilegiado, que es el ámbito donde se hace el análisis, y después están las intervenciones en la cultura y que también son muy relevantes, ya están en Freud esas dos cosas.
- Freud estuvo todo el tiempo interesado por las cuestiones de la cultura, del primero al último día. Freud ganó el premio Goethe, por su escritura. Escribe maravillosamente bien Freud. Parece fácil, pero no lo es tanto.
- Cuando hace un rato dijiste "el psicoanálisis, si se trata de algo, es de hacerse preguntas", bueno, ahí me sentía muy identificado con lo que yo pienso que es la filosofía. Y también la lucha contra las frases hechas y las citas, el repetir sin saber bien qué se está diciendo.
- Yo tengo una amiga filósofa que a veces la escucho hablar y cuando termina de hablar le digo: "¿pero vos sos filósofa o psicoanalista?".
[Y acoto ahora que estoy transcribiendo parte de esta conversación que tuvimos con Aída Dinerstein en la madrugada del domingo al lunes en La otra.-radio: el punto de inicio de la filosofía es un mundo en el que prevalece el engaño, la mentira, el riesgo de engañarse a sí mismo, como decía Sócrates allá en el comienzo de la filosofía, hace 2500 años: el mayor riesgo es el de vivir engañándose. La pregunta por la verdad surge no por una simple curiosidad intelectual, sino porque Sócrates se mueve por las calles de Atenas donde la moneda corriente, como todavía para nosotros, es la mentira. La verdad como lo preguntado en la pregunta, no como definición, no como enunciado, sino como lo que necesito precisamente porque es un bien raro ante el predominio de la mentira. De ahí que es conveniente situar la práctica filosófica (la filosofía no es teoría sino como producto de un extravío, mucho más originariamente es un hacer que un contemplar) lindando entre lo personal y lo político. La pregunta por la verdad siempre asalta a alguien singular, no supone ningún concepto universal sino más bien un deseo y antes un malestar: porque en la ciudad se miente, es preciso preguntar por la verdad. Cuando en la post-dictadura porteña prende tanto esa lectura nietzscheana semi-mala que dice "no hay verdad, todo es interpretación" y esa frase se impone como un lugar común de la clase medio ilustrada post-dictatorial, quizás como producto de su derrota política y cultural, "no hay verdad, todo es interpretación" es el dogma de una clase derrotada que renuncia a diferenciar entre la mentira y la verdad. "Todo es interpretación" tiene éxito porque ya no hace falta defender la palabra con el cuero, se trata de tolerar la indiferencia, total, todo es interpretación. No hay diferencia: como no hay verdad, todo es indiferente. "La verdad es un error útil" tiene en los 80 tanto éxito en la ilustración media porteña como antes lo habrá tenido "la religión es el opio de los pueblos". En la post-dictadura se impone una especie de "la verdad es el opio de los pueblos", como ala izquierda del neoliberalismo -porque no hay nada más neoliberal que el pensamiento débil que no se molesta por cuestionar la relación de fuerzas con la coartada de que nada es verdad- nos entregamos a vivir entre errores útiles. Aunque sea inoportuno preguntar útiles para quién. Porque cuando todos los errores son útiles para el mismo sector de la sociedad, cuando ganan siempre los mismos, entonces estos errores están esperando ser interrumpidos por alguna verdad. El precio que se paga por repetir eso de que la verdad es un error útil es no captar el embrollo semántico de esta frase: ¿qué es el error si no hay verdad?].
Mientras me dejo llevar por este serie de pensamientos trazo un camino posible para mi propia intervención en la inminente conversación sobre verdad e interpretación. Si filosofía y psicoanálisis se cruzan en una vocación por la pregunta, mantienen sus diferencias en otros aspectos. Y mi aporte a estas conversaciones vendrá por el lado de la dimensión política y a la vez personal de la pregunta filosófica. Y Aída Dinerstein dirá lo que diga desde su trabajo con el psicoanálisis.
La conversación radial en la madrugada del domingo al lunes solo fue la previa de lo que va a empezar cabalmente este sábado a las 18:00 hs. en Red Colegiales, Álvarez Thomas 1093. En este post transcribí apenas un fragmento de esa previa, cuya versión íntegra se puede escuchar en el audio que se descarga clickeando acá. También hubo canciones, versiones y otras yerba mates. La seguimos el sábado en persona.
Conversaciones sobre verdad e interpretación. Entre Aída Dinerstein (Psicoanálisis) y Oscar Cuervo (Filosofía). Sábados de septiembre a las 18:00 en Red Colegiales, Alvarez Thomas 1093.
Informes e Inscripción: redcolegiales@gmail.com - Facebook: Red Colegiales. Evento de Facebook acá.
Teléfonos: 15-58207923 o 15-65085618
Quienes quieran asistir pueden presentarse también el mismo sábado un rato antes de las 18:00, cuando empieza la conversación.
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