jueves, 9 de agosto de 2018

Nebraska

Ciclo de cine y pensamiento "Cuerpos capturados": este sábado a las 19:30 en Ayacucho 483





Al estrenar Nebraska, su director Alexander Payne declaró: "Es la historia de un hombre viejo y, por lo tanto, es melancólica. Transcurre en otoño, cuando el viento sopla y los árboles parecen esqueletos de árboles. Yo quería filmar eso: el esqueleto de las cosas y el de la gente. No en sentido fúnebre, sino de despojamiento. La esencia misma de las cosas, el hueso. El Cinemascope es justamente para captar el ambiente, para que el ambiente “se sintiera” en pantalla. Pero hay otro nivel de significación, que es que dos años atrás, cuando comenzamos a rodar, Estados Unidos se hallaba en plena crisis económica. Eso me hizo querer asociar visualmente la contemporaneidad con los tiempos de la Depresión de los ’30. Y esos tiempos los vimos en blanco y negro".





De las películas programadas para el ciclo "Cuerpos capturados", Nebraska es la que encarna el clasicismo cinematográfico por excelencia. Por eso, se distingue en el contexto del cine norteamericano actual como una rareza, confiada en la sensibilidad de un espectador no violentado por la prepotencia de la técnica audiovisual. Sin embargo, su forma serena no pretende una conciliación en la pantalla de lo que en el mundo está desquiciado. La temática de la vejez, invisibilizada tanto en las prácticas sociales como en el cine, podría dar lugar a un drama deprimente. El guión de Bob Nelson opta por un humor cáustico. Pero es el tratamiento del cineasta Alexander Payne el que apuesta por esa serenidad clásica que no anula ni la decepción política ni la corrosividad narrativa. En la serie de películas sobre los cuerpos capturados, Nebraska expone las marcas del sistema sobre los cuerpos ancianos.




Woody Grant -una actuación memorable de Bruce Dern- es un viejo parco, errático, desastrado, con una actitud que pendula entre el enfado constante y la ligera demencia. Reúne los emblemas del loser, esa posición existencial que el imaginario capitalista desprecia. Los públicos masivos –crecientemente púberes que buscan en la pantalla cinematográfica el vértigo del videojuego- no quieren ver viejos perdedores en la pantalla. En la presencia del cuerpo senil, los pelos parados, el andar dificultoso, las arrugas, la voz cansina y el mal humor de Dern se delinea la clave singular de la película de Paine. 





La vulnerabilidad psicológica de Woody lo expone al fraude publicitario de creerse acreedor del premio de un millón de dólares. Tiene que presentarse a cobrarlo en la ciudad de Nebraska. Su hijo David (excelente Will Forte) también responde a la tipología del loser, solo que en la mitad de su vida. En un destino probable que repita el de su padre, no logra encaminar su vida amorosa ni laboral. La planicie geográfica de Billings, en el estado de Montana, materializa la chatura vital de esas vidas aplastadas por la televisión, el embotamiento alcohólico y la parálisis histórica. Payne filma con una elegancia estilizada estas torsiones de la desgracia capitalista.





David se propone acompañar al padre en el desatino del viaje hacia Nebraska por puro amor filial, quizás tratando de comprender motivos de decepción que pueden terminar siendo los suyos. La tercera punta amorosa de esta tragicomedia es Kate, esposa de Woody y madre de David (la también genial June Squibb), que se encarga de poner en palabras de una comicidad hiriente el deterioro vital del conjunto.  La pantalla ancha, los encuadres equilibrados, los cielos amplios, el ritmo tranquilo y una límpida fotografía en blanco y negro le dan a Nebraska un lirismo contenido que remite a grandes películas sobre las pequeñas vidas declinantes, como The last picture show (Peter Bogdanovich) o A Straight Story (David Lynch). 





Programación y coordinación: Oscar Cuervo

Un ciclo de cine de cuerpos capturados. La noción de captura funciona en un sentido doble: la cámara captura una imagen del cuerpo, pero a la vez ese cuerpo está capturado por poderes que lo exceden, que exceden al cine mismo porque son los poderes que rigen el mundo. Como en la colonia penitenciaria entrevista por Kafka, cada cuerpo lleva escrita la ley en la superficie de su piel. Y la cámara lo capta.

1 comentario:

Marcelo D. Foti dijo...

Bellisima película de Payne. Realmente despojada. Excepcional Dern, como Woody.

Marcelo Foti