El 26 de abril de 1991 Walter Bulacio, 17 años, murió en el Sanatorio Mitre, una semana después de ser detenido arbitrariamente por la Policía Federal, la noche del 19 de abril, en la puerta del Estadio Obras a la espera del recital de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota.
Junto a 73 personas más, incluyendo varios menores, Walter fue subido a los golpes a los colectivos preparados para el operativo policial que culminó en los calabozos de la comisaría 35º del barrio porteño de Nuñez. Allí el comisario, Miguel Angel Espósito lo golpeó brutalmente en la cabeza provocándole, días más tarde, la muerte.
Hoy el Tribunal Oral en lo Criminal 29, consideró al comisario asesino Espósito autor del delito de privación ilegítima de la libertad agravada por ser cometida por funcionario público. Le dieron tres años de condena en suspenso.
Se trata de una burla a la humanidad. ¿No puede impulsarse un juicio de verdad? ¿No deberia enjuiciarse a los jueces, que cubren a un comisario asesino? ¿El sistema judicial argentino ya agotó las posibilidades en el asesinato de Walter?
María del Carmen Verdú, querellante en representación de la familia Bulacio, dirigente de CORREPI, sale del juzgado y hace un discurso proselitista alegando que Bulacio es "un caso más entre tantos" del sistema capitalista, pero no propone un camino judicial para poner presos a los asesinos y llama a "un festival en Plaza de Mayo".
Parece contenta con sacar rédito político de esta atrocidad.
Parece contenta con sacar rédito político de esta atrocidad.
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