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domingo, 26 de febrero de 2023

División Palermo y la incorrección política: el larretismo cultural

Algunos amigos celebran la calidad de la serie de Netflix sobre la policía metropolitana y/o guardia urbana (la confusión entre ambos dispositivos es promovida por la serie).

La risa con que algunos celebran el particular humor de la serie (principalmente destinado a burlarse a la corrección política) merece un análisis más detenido.

Vi solo dos capítulos y al detectar estos mecanismos y confusiones, además de no apreciar una progresión narrativa sino una mera acumulación de gags, la reiteración me produjo fatiga, por lo que abandoné la serie. Los que me la recomendaron me dijeron que al cuarto capítulo mejora, frase que se escucha siempre en la boca de los que te recomiendan series. A veces los cuatro capítulos se prorrogan hasta dos temporadas: "la tercera temporada mejora".

El mecanismo de División Palermo es un cúmulo de variaciones de chistes mayormente basados en provocar gracia en base a la transgresión de las normas de corrección política. No soy defensor de las falsas prácticas de inclusión mediante las paráfrasis (no decirle ciego a un ciego, por ejemplo) o las normas de inclusión positiva (que haya un marrón o una paralítica entre los blancos hegemónicos), pero creo que la gracia que causan esos gags deriva de una ridiculización del problema.

Ese aire transgresor en esta época es una forma del acatamiento de la discriminación (la otra, más franca y brutal, es el desprecio desembozado de la ultraderecha). Esta diferencia la considero una analogía entre halcones y palomas del sistema neoliberal: los fachos declarados y los que se ríen de los marrones y paralíticos con conciencia de la incorrección política. Además de no haber mérito artístico en la repetición del recurso, habría que analizar el sentido político del consumo irónico de la corrección política. La nueva comedia americana se basa esencialmente en burlarse de la corrección política. En la vieja comedia argentina de los 70 y 80 se bastardeaba a mujeres, gays y enanos.

El humorismo machista de los 70 hoy no sería eficaz, entonces se apela al sarcasmo sobre la corrección política. No nos reímos del enano sino del que le dice persona pequeña al enano. Además el enano, el marrón y la paralítica no son personajes con espesor dramático sino solo la función "enano", "paralítica" o "marrón", propicia para los chistes contra el estereotipo.

Quien como yo no encuentra gracioso ese gag reiterado es tildado de puritano, falto de humor o -lo peor- burlado como políticamente correcto. En el mecanismo fascista directo de los 70/80 y en el metalenguaje humorístico de la actualidad la discriminación subsiste. El mecanismo es tan coercitivo que ahora hay personas que se avergüenzan por no discriminar o por no burlarse de quienes no quieren discriminar, aunque más no sea a través de una paráfrasis. La burla a la corrección política no altera la discriminación ni cuestiona el statu quo ni los modelos hegemónicos. Esta burla es una variante light del ataque brutal de Viviana Canosa o Baby Etchecopar.

De hecho gran parte de los sketches humorísticos celebrados por el mainstream consisten en burlarse de la corrección. Es una aviesa y oblicua forma de consolidar los estereotipos y complacer al sistema. A mí gracia no me causan, ni me revelan una construcción artística valorable.

Esto es el larretismo cultural y la gracia que causa en mis amigos progres en parte explica por qué el macrismo gobierna la ciudad desde hace 16 años.

1 comentario:

Jorge dijo...

Me gustó mucho leer tu análisis.
Me gustaría leer un comentario tuyo sobre esta nota: https://www.pagina12.com.ar/527512-el-neocapitalismo-del-dios-celular

Si tenes ganas...

Saludos
Jorge
Bahía Blanca