Bluesky

Al actuar como jefa de La Cámpora en detrimento de los intereses populares @cristinafkirchner.bsky.social se arriesga a devaluar su legado. En Rosario se la vio aislada, simulando liderar a una totalidad que no está, ansiosa por revalidar una relevancia que ni siquera debería estar en discusión.

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— Oscar Cuervo (@oscaracuervo.bsky.social) 24 de noviembre de 2024, 3:45

domingo, 10 de mayo de 2009

Hay una grieta en cada cosa y así es como la luz entra



por Willy Villalobos

Acabo de ver la pelìcula sobre Leonard y quedé en el aire, o mejor dicho: me dejó en el aire.

La magia que tiene esta película, la magia de las canciones de Cohen interpretadas por varios de sus admiradores, entre ellos Nick Cave, te deja con ganas de vivir, con ganas de no ver mas pelìculas por un rato, de no escuchar musica, de comprarte una petaquita de whisky y quedarte quieto en el hotel junto a la compu tratando de contarle a los amigos lo que no se puede contar. Hay que ver esta pelìcula que no sé ni como se llama*, pero sí sé que el disco de homenaje está a la venta y que Maxi debe comprarlo para que lo podamos seguir disfrutando el domingo en La otra.-radio, en La Tribu, a las 12 de la noche. Que todo el mundo se quede quieto escuche y vea esto, vale la pena.

Dice este hombre que uno puede ser feliz cuando puede dejar de ser uno, y esto me hizo acordar al Principe, cuando contaba que en Brasil vio una luz que le habló, y le dijo: "la distancia que hay entre vos y yo es lo que vos crees que sos". El tipo no quería saber más nada, pero esa luz lo volvió a meter en el mundo. Parece que todos los maestros estudiaron en la misma escuela.

La película termina con el señor Cohen cantando La torre de la canción acompañado por U2, que dice en su estribillo:

Mis amigos se han ido
tengo el pelo gris
me duelen las partes con las que antes jugaba
estoy loco de amor
pero ya no tengo éxito.


Y al final Bono y el maestro dan unos pasitos de baile con cara de pícaros.

Y yo tengo la suerte de estar con amigos que no se piensan ir, disfrutando de este Festival que empezó un poco rengo, pero poco a poco se fue recuperando y hoy viernes esta en su mejor momento. No fueron las películas las que lo hicieron renguear, sino algunos problemas de organizacion que por suerte ya no molestan. Igual debo reconocer que tengo el pelo gris, que me duelen las partes con las que antes jugaba, que estoy loco de amor y que tengo menos éxito del que me gustaría tener.

¡Uh! ¡Mar del Plata! ¡Qué buen momento! Mis ultimos dias en el Polonio eran ansiedad pura. Para viajar tranquilo tuve que enseñarle a Silvia, una amiga que se quedó cuidando mi casaposadapanypastas, a hacer el pan y los ravioles. ¡Y aprendió todo en 2 dias! Y salí corriendo para llegar a esta ciudad que me recibe con mi primer película y me recuerda a Willy cuando tenía 10 años, caminando por la rambla para llegar al Club de Pescadores con su cañita y su riel Scualo, con toda la esperanza de pescar una corvina o por lo menos sentir esa maravillosa sensacion de tener un pique. Recuerdo hasta el sabor de la hamburguesas que me compraba en el bar.

¡Uh! ¡Mar del Plata! Creo que La Feliz es el sueño hecho realidad de una clase media porteña que no paró hasta conseguirlo. Me gusta. Me gusta mucho estar acá, desayunar jamón queso medialunas tortas masitas yogur jugo de naranja ensalada de frutas y café, mucho café, en el séptimo piso de este hotel para ricos, mientras leemos el Clarin y Pagina 12 y cada tanto miramos esa imagen del casino y el mar frente a nosotros por unos ventanales impresionantes.

O el segundo díaa con Oscar en la pileta, estábamos los dos solos, hablando de cine y de política como dos bacanes. No me voy a olvidar la cara de Oscar en el sauna con 80 grados de temperatura, transpirando y diciénmdome "yo me voy, no aguanto más!". El hotel se llama Dorá, esta buenisimo y les sugiero que aprovechen que está en temporada baja, ya que los cuartos solo cuestan... ¡550 pesos por dìa! ¡Uh! ¡Mar del Plata! Todos los días con sol, las cenas gratarola en un restorán buenísimo con Nico, Martín, Oscar y Juan, las caminatas por la playa a la mañana, Gustavo fumando en una especie de arturito que no deja olor, el baño de mar en calzoncillos, verlo al galán invitando a tomar una birra a la morocha increíble que te corta las entradas mientras ella se lo saca de encima con elegancia, ser recibidos por Rafaela, Rosario, Fernando, Demián, Diego, como si fuéramos amigos de toda la vida, y tratando de resolver cualquier problema que tuviéramos. ¡Si hasta lo tomaron en serio al oráculo de Pompeya cuando se fue a quejar porque las camas eran angostas! Es divertido ser como los ricos por un rato, aunque Oscar entre al cuarto a las tres de la mañana y prenda todas las luces como si el tipo estuviera solo.

El día que llegamos pasaron La Cocina, la película del Príncipe, en la sala éramos seis y tres de los seis éramos nosotros. La vi y la disfrué como nunca antes, y eso que ya la vi muchas muchas veces. El Príncipe, qué bueno haberlo conocido, qué bueno haber estado tan cerca de él. Cada vez que veo La Cocina tengo la misma sensación que cuando escucho alguno de sus discos. Esta fresca la peli. Martín, El Editor, dice que verla es como volver a leer pasajes de La Biblia, ¡y lo peor es que lo dice en serio! Cuando terminó la película se me acercaron las tres personas que la habían visto y me vinieron a felicitar, una señora me daba la mano y decía que El Príncipe no era una persona normal, la otra creía haber visto una ficción con un gran actor que interpretaba al músico. Luego en la segunda pasada la sala estaba bien concurrida y daba gusto ver cómo el Príncipe a los 15 minutos de empezada la película ya los tenía en el bolsillo.

Pero el festival fue creciendo, la gente se fue enterando y empezó a poblar las butacas del estadio, digo: de los cines. Hoy, cuando miraba la de Cohen pensaba que mientras nosotros estabámos disfrutando esa maravilla miles de personas andaban por ahí sin saber que en el cine teatro Corrientes estaba la paponia. ¡Qué afortunados que somos! O mejor dicho: ¡qué ojete que tenemos!

Pero antes vimos otra, un homenaje a Narciso Ibañez Menta, que también es buenísima. Esa película me llevo nuevanmente a la niñez. Era chiquito y en el comedor de mi casa toda la familia se concentraba para ver El Fantasma de la Opera los sábados, 70 puntos de raiting tenía. Nosotros teníaamos la suerte de tener una tele y recuerdo como si fuera hoy que miré gran parte de la serie con las dos manitos tapándome los ojos y entre los dedos pude ver la máscara del fantasma, mientras oía esa tremenda voz que decía "¿Estás ahí, Cristina?" o "¿Hay alguien en los camarines?". Puedo asegurarles que nunca tuve tanto miedo en mi vida, ni siquiera a los milicos les tuve tanto miedo.

Es tremendo que casi no quede nada de lo que este maestro del terror hizo en television. Series como El enano maldito o El hombre que volvió de la muerte, se perdieron en esas epocas en que casi todo se perdía. Por eso creo que esta película pone las cosas en su lugar, y para colmo la remata con ese maravilloso momento en que Narciso va a festejar su cumpleaños a lo de Mirta y habla lo mas tranqui con su mujer, mientras la torta se incendia con las 90 velitas y la Señora intenta apagarla con todo lo que tiene a mano.

¡Uh! ¡Mar del Plata! ¡cuántas buenas pelìculas me vi esta semana! "Esculpiendo Milagros" se llama la sección dedicada a películas vinculadas con la música. Ahí descubrí a un músicompositor estoniano, Arvo Pärt, con los dos puntitos en la a, filmado por más de tres años por un tal Dorian Supin, que me encantó. Les cuento dos chiquitas como muestra de la clase de persona que es el tipo. En una, cuenta que para él un compositor sin intérpretes es como una bolsa vacía, esto se lo dice a sus intérpretes que lo miran con admiración y para rematarla les dice -mientras agarra un piloto de la solapa, lo levanta y lo deja caer en el suelo como si fuera una bolsa-: "gracias por darme vida". Otra que le dice a los alumnos: un día Arvo sale de su casa,se queda hablando con el portero y se le ocurre preguntarle al tipo que todos los días lava la vereda cómo cree él que debe hacer un compositor para que la música llegue a la gente; el portero le dice que es una pregunta muy difícil para él, aunque cree que el músico debería amar cada uno de los sonidos para que todo salga bien. No existe el Estoniano.

Muchas películas inolvidables, Invasion, la de Hugo Santiago que parece El Eternauta filmado por Bresson en Buenos Aires... Mejor les transcribo la sinopsis que escribiera Borges, coguionista de esta pelìcula:

Invasión es la leyenda de una ciudad, imaginaria o real, sitiada por fuertes enemigos y defendida por unos pocos hombres, que acaso no son héroes. Lucharán hasta el fin, sin sospechar que su batalla es infinita.

Y, como si esto fuera poco antes, de verla nos pasaron Variaciones sobre un guión, de Alejo Moguilansky, donde el director Hugo Santiago nos cuenta cómo fue trabajar durante un año con un tipo como Borges. Otra, El último guión,de Gaizca Urresti y Javier Estrada, donde el hijo de Buñuel y Jean Claude Carriere, su coguionista francés, te llevan de la mano a recorrer sus anécdotas con el gran cineasta español. Buñuel en su barra de amigos tenía a García Lorca, Dalí y Picasso, entre otros. Cuenta el hijo que un díaa estaba jugando con un trencito, llegó su padre con todos esos amigotes en pedo y lo echaron de la pieza, le afanaron el tren, se tiraron en el suelo y se quedaron jugando y riendo a carcajadas, mientras el pibe lloraba en el cuarto de al lado gritando que le devolvieran su juguete.

Muchas películas, buenas películas y para colmo acompañados por un veranito que no suele aparecer nunca en mayo.

Ahora es sábado, el festival está en las últimas y debo decirles que lo mejor que vi en la competencia internacional fueron tres películas: Intimidades de Shakespeare y Victor Hugo, de Yanuele Olaizola, Parador Retiro, de Jorge Leandro Colás y Diario del fin de un tal Ramírez. Se lo dije a Oscar, que está en el jurado, pero no creo que me dé demasiada bola.

Para rematarla los organizadores armaron la fiesta de despedida en un lugar que se llama Trattoria y que fuera la casa del General Peron. Ahí el Pocho veraneaba cuando era presidente o sea, cuando la mayoría vivía como la gente.

* Nota del editor: la película se llama Leonard Cohen: I'm your man.

9 comentarios:

liliana dijo...

Bueno,veo que la frase de La Otra entusiasmó a varios...

Un buen relato del festival, marplatense y peronista.

saludos

lady macbeth dijo...

Muy bueno lo tuyo Willy. Si ésa es tu forma de narrar, tu película debe ser muy buena, sinceramente.
En algún momento la tengo que ver.
Lady Macbeth

César dijo...

Liliana: ¿relato peronista? ¿es joda?

liliana dijo...

César: sí.

César dijo...

ah, ok.

meridiana dijo...

bueno Willy, yo ya me la perdí una vez y este martes ahí estaré para ver la cocina, con todo mi corazón charrúa puesto en el príncipe.

saludos

Lilián

Mariana T dijo...

Me he enterado que en unas Jornadas de Documentales organizadas por la Universidad de La Plata darán entre otras pelis "La Cocina" y "Reinalda del Carmen, mi mamá y yo" de Lorena Giachino, que también estará dando una charla en estas jornadas.
Tanta fama se le hizo a La Cocina en este blog que me quiero sacar la intriga y las ganas de verla.
Espero llegar a tiempo hoy a La Tribu

martha dijo...

Yo falté con aviso porque tenía que estar en la función de DE HOMBRE A HOMBRE, especial para la prensa. Espero que no sea la única vez que la des , Oscar.
Martha

Anónimo dijo...

Exelente crónica del MARFICI Willy!
Te deseo mucha suerte con tu película, que tuve oportunidad de verla y se las recomiendo a todos.
Saludos, Carolina Fernández.