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lunes, 14 de enero de 2013

Cristina persigue a los actores como lo hacía la Triple A

Según Luis Brandoni y Marcelo Larraquy


"Miedo", "duro ataque", "embestida", "masacrar al que piensa distinto", "persecución": palabras frivolizadas por la jerga Clarinista Cacerolera que ya perdieron su gravedad. Cuando en el país había miedo y masacres, esas palabras no aparecían en la tapa de Clarín ni de ningún otro diario. En lugar de eso: "Total Normalidad". Nadie podía decir que había miedo, duros ataques, persecuciones y masacres cuando los había: porque los masacraban. Si algún día las persecuciones y las masacres volvieran al país, ojalá nunca pase, esas palabras habrán perdido su seriedad, no van a servir

Nota de MARCELO LARRAQUY
en Clarín del domingo:

Cuando las amenazas empujaban al miedo y al exilio


“La Presidenta tiene que tener el cuero endurecido para tolerar las críticas. Ocuparse tanto tiempo para desacreditar un actor, que es un ciudadano que presentó sus dudas, me parece penoso. No es la reacción de un Jefe de Estado”.
La opinión es de Luis Brandoni, un sobreviviente de la década del ‘70: fue amenazado durante el peronismo y luego detenido ilegal durante la dictadura.
Una marca del cambio de época se advirtió, tempranamente, en el verano del ‘74 con la película “La Patagonia rebelde”, basada en el libro de Osvaldo Bayer. El gobernador de Santa Cruz Jorge Cepernicle pidió al director Héctor Olivera, que estaba filmando el fusilamiento de un obrero en una estancia ambientada en 1921, que apurara el trabajo: el Ministerio del Interior habíarevocado el permiso de filmación . Gobernaba Perón y los tiempos políticos cambiaban aceleradamente.
Después de algunos meses de incertidumbre, en que no estuvo ni prohibida ni permitida, “La Patagonia Rebelde” se estrenó el 13 de junio y a las pocas semanas la levantaron. Pese al éxito comercial, era una película “peligrosa” para mantener en la cartelera. Acababa de asumir en el Ente de Calificación Paulino Tato . Se mantendría en el cargo hasta 1980 y censuraría 700 películas.
El miedo había alcanzado a los artistas. Muchos de ellos habían compartido la decisión de estatizar los canales, que tenían licencias vencidas; luego los contenidos quedarían bajo el “control político” de José López Rega.
Fue otro punto de giro. La troupe lopezreguista , a través de laTriple A , bajo amenaza de muerte, invitó a que se fueran del país a Juan Carlos Gené, Héctor Alterio, Isabel Sarli, Marilina Ross, Héctor Olivera y Luis Brandoni, entre otros.
“Al día siguiente de que nos amenazara la Triple A -recordó Brandoni en un reportaje en radio Mitre- 400 actores fueron a solidarizarse en un acto de la Asociación de Actores. Eso hoy no podría ocurrir. Los actores tienen miedo a quedarse sin trabajo y hay temor a decir lo que se piensa”, dijo.
En 1974, con las amenazas, comenzarían las listas “negras”.
El Caudillo” , el semanario de la ultraderecha peronista, advertiría:“Quien le teme a la Triple A, por algo será” . En 1975, cuando ya muchos se habían exiliado, un grupo de artistas fue recibido por José López Rega. Tema de la audiencia: censuras en televisión, bombas en teatros, amenazas de muerte. El ministro se mostró solidario y también les pidió un plan para “elevar el tono de la cultura”.
Una muestra de cinismo sólo permitida por el terror que existía en la sociedad, no sólo entre los actores. (FIN DE LA NOTA)
Larraquy es un empleado alineado obediente de los intereses corporativos de su empresa, pero además cultiva un estilo discreto, fuera de los excesos de despecho brujeril, digamos, de Susana Viau. En esta nota Larraquy adopta un procedimiento oblicuo, pero igual bastante obvio para asociar el intercambio entre Darín y Cristina con el clima de persecusión de las tres A durante el gobierno de Isabel. La particularidad de Larraquy es que se cuida de no decir ninguna frase que pueda ser citada aisladamente dando a entender esa asociación entre Cristina y López Rega, pero esa es la única manera de interpretar su nota, que aparece bajo la etiqueta "Presión Oficial". Para establecer esa asociación, Larraquy se oculta detrás de unas declaraciones de Brandoni, que empieza refiriéndose a Cristina y a renglón seguido cuenta su experiencia bajo el terror de estado de López Rega. No hay en la nota ningún conector lógico que vincule las amenazas de las Tres A, los exilios forzados y los secuestros con la carta de Cristina a Darín. Pero no hace falta: en el contexto, el lector de Clarín está inducido a interpretar que hay una continuidad entre las Tres A y el facebook de Cristina.

Ayer en twitter:

Dante Palma tuitea acerca de la asociación que propone desde el título la nota de Larraquy:

"Para título de nota de Clarín parece que es lo mismo una amenaza de AAA que una respuesta de CFK en Facebook".

Larraquy responde escudándose en el carácter de perseguido de Brandoni durante el lopezreguismo, apelando al medieval principio de autoridad:

"brandoni se banco las bombas, el exilio y fue torturado en Orletti, un centro clandestino. Merece mi respeto."

 "el que se banco las bombas, el exilio y las torturas es el. Creo q tiene autoridad para decir lo q piensa. Abzo".

: "Yo también lo respeto. Sólo digo, con todo respeto, que lo que dijo en tu nota es un despropósito. Abrazo"

Al ver el diálogo, entro yo:

: "Haberse bancado eso no lo exime decir una boludez: Ser víctima de algo no te hace necesariamente lúcido". "Para los que vivimos en el 74 comparar el miedo de las 3 A con el facebook de CFK es una canallada". "Brandoni lo hace en el clima de frivolidad cacerolera en el que se quiere prender una UCR en extinción". 

Nótese que hasta aquí, al haber leído solo los tuits y no la nota de Larraquy en Clarín, yo no había advertido que, pese a escudarse en las declaraciones de Brandoni, es Larraquy el que sostiene la analogía. Los tuits que hizo mantienen esta técnica del disimulo; dice "respeto a Brandoni que se bancó las bombas, blablabla...", en lugar de decir que él piensa que esto se está pareciendo a la época de López Rega. O sea: Brandoni es un canalla porque, habiendo vivido en carne propia la persecusión de las Tres A, pierde toda honestidad al establecer semejante comparación. Pero Larraquy es peor, porque a diferencia de Brandoni, ni siquiera ofrece una afirmación franca.

Yo tuiteo:

Cuando el país había miedo y masacres esas palabras no aparecían en la tapa: "Total Normalidad". "Nadie podía decir que había miedo, duros ataques, persecusiones y masacres cuando los había: porque los masacraban".

Ayer en facebook:

Mis tuits están enlazados a mi página de facebook. Entonces Gustavo Romero, profesor de filosofía al que tengo entre mis contactos, comenta mi frase y se produce el siguiente diálogo (todos estos intercambios se hallan en las redes sociales, por lo que tienen estado público, así que me permito reproducirlos para contribuir a un posible debate):

  • Gustavo Romero: Si el que sufría persecuciones y masacres lo denunciaba, era masacrado. Ahora bien, si no es masacrado, entonces no hay masacres ni persecuciones, con lo cual la denuncia parece ser una mentira. Según esta lógica, no hay espacio para la denuncia, porque si alguien denuncia, es porque no hay persecución, de lo contrario sería imposible que la denuncia tenga lugar; pero si hay efectiva persecución y censura, no hay posibilidad para que le denuncia se realice, porque será masacrado. Con esta lógica, habría que quedarse callado siempre. Es un razonamiento milico.
  • Oscar Cuervo: No, tu aforismo es de una falacia perversa: siempre hay espacio para la mentira, como no. Si vos gritás voz en cuello que hay masacres a los que opinan diferente y lo seguís haciendo, vos podés denunciar pero tu denuncia es frívola, falsa, ridícula. Yo no opongo a la denuncia la prohibición de denunciar sino declaro la falsedad de la denuncia. ¿O el que denuncia ser perseguido es siempre veraz y tiene una plabra que inhiba respuestas?
  • Oscar Cuervo: No hay que quedarse callado. Habría que decir la verdad, pero podés seguir mintiendo impunemente, como se demuestra en estos años, que no te va a pasar nada: al contrario, vas a tener mucha prensa a tu servicio.
  • Oscar Cuervo: Pero por favor, no me impidas decir que creo que cometés una contradicción performativa. No quieras que me quede callado y tu denuncia de persegudo sea una última palabra inapelable, porque te transformás en perseguidor disfrazado de perseguido.
  • Gustavo Romero: "Siempre hay espacio para la mentira, como no". "Podés seguir mintiendo impunemente, como se demuestra en estos años: que no te pasa nada". ¡Gracias, Cuervo!
  • Oscar Cuervo: No me agradezcas, no tenés nada que agradecer, podés mentir no porque yo te lo permita, sino porque estás mintiendo a sabiendas en tu muro de facebook con la seguridad de que no te pasará nada. Mentí tranquilo.
  • Gustavo Romero: Cometés la falacia ad hominem. Fijate que en mi razonamiento, en ningún momento hablé de vos ni de mi. En cambio, desde tu primera respuesta hasta la última, me ponés a mi en el lugar del denunciante mentiroso. ¿Tanto deseo irrefrenable de personalizar-individualizar- al enemigo tenés? Saludos
    • Oscar Cuervo: Estoy responsabilizándote de un falseamiento, lo que no es una falacia ad hominem, sino una recusación de tu posición por falaz.
  • Oscar Cuervo: Pero es natural que abandones la conversación, porque eso te da el status de haber sufrido un "duro embate" de mi parte.
  • Gustavo Romero: No, Cuervo, estoy estudiando- aprovechando el domingo (terminando un artículo sobre Deleuze). Hice tres comentarios, no tengo tanto tiempo ni energía para argumentar algo por este medio. Además, me parece que no nos estamos entendiendo.
  • Oscar Cuervo: Yo te entendí perfecto.

FIN

5 comentarios:

Jack Celliers dijo...

Se parece a un intercambio que tuve hace poco.

El asunto es que cierta gente no tolera que se le conteste y se demuestre la falacia de lo que afirma. En cuanto eso ocurre denuncian "persecución". Para gente así es lo mismo ser secuestrado que ser puesto en evidencia durante un debate.

El fondo de esta filosofía no es otro que el autoritarismo. Lo que exigen es mentir sin ser jamás cuestionados, eso es para ellos "República". Ni bien alguien ejerza el derecho a réplica, gritan "¡Dictadura, persecución!".

Es lógico, Clarín se la pasó haciendo eso, mintiendo sin tener que rendir cuentas. Todo el pensamiento cacerolero está basado en esa premisa: la honestidad intelectual es para ellos una insoportable tiranía, el debate exige rigor para fundamentar lo que se afirma, cosa muy penosa para quien no puede articular más que "choripán / yegua montonera, morite".

En definitiva, para ellos el debate franco es dictadura, una réplica acertada es como un falcon verde, la falta de libertad para mentir (y para evadir impuestos, especular, etc.) es concebida como falta de libertad a secas.

Porque la libertad de ciertos individuos es la cárcel y la mordaza para los demás, no puede sorprender entonces
que la libertad de los demás sea por ellos sufrida como una afrenta, una dictadura.

Anónimo dijo...

No tengo el recorrido teórico para sostener esta idea media vaga que tengo, por lo que a lo mejor es un bolazo.

Desde hace mucho me parece que las corrientes postmodernas y afines, se anclan subjetivamente demasiado en una necesidad de libertad, pero meramente "íntima", digamos.

De ahí, resaltan constantemente derechos protectores de esa intimidad. Públicamente, tratan como si se tratase del derecho a la libertad, pero para ellos, parece como si se tratara del derecho a una intimidad inapelable.

No me refiero al derecho al respeto de la privacidad, ni a ningún derecho a libertad de culto, creencia, o actividad política. Sino a que parecen reclamar algo así como "no se me hable", "no se diga de mí", sin expreso consentimiento. Parecen reclamar un derecho a un cerco discursivo. "Respeto a la diversidad", para ellos, parece significar "Silencio".

Invariablemente, en el supuesto "invasor" de ese cerco, parece estar la figura de lo público; sea "el estado", o cualquier "ente social" asociable a lo público (el oficialismo, el gobierno, los bloggeros/twitteros pagos, los periodistas comprados por la kaja, etc.)

Da la impresión de cierta necesidad de protección, que parece provenir del viejo rechazo surgido de mitad de siglo en adelante por los excesos que se percibían de los estados. En el fondo, la idea de que lo público (o uno de sus avatares, el Estado) es intrínsecamente "opresor".

No importaba si Cristina en lugar de "confrontar" con Darín, se limitaba a tirarle elogios. Si lo hacía, "lo estaba utilizando". O si todo el oficialismo no amagaba ni a tener en cuenta los dichos del actor: "lo están ninguneando", "niegan el tema", etc.

Es una demonización, una persecusión, vía una despersonalización total del funcionario público (que sería meramente "agente del Poder", como un agente Smith). Que es justamente, otra vez, la acusación invertida.

caro dijo...

das pena cuervo

Anónimo dijo...

De paso, me llama la atención también la similitud entre el papel de estos pretendidos "perseguidos por el estado opresor", con cierta posición "anti-sistema" que de cuando en cuando siempre se representa en varias películas hollywoodenses.

El caso que me parece más gráfico, es el de V for Vendetta.

Tenés ahí al "sujeto social" cacerolo descrito incluso por Lanata: al arrancar su programa en el 13, contaba que para él "hay miedo". Es decir, "miedo a manifestarse en contra del gobierno". Que había que romper con ese miedo. Luego del primer cacerolazo (o el segundo?), decía "estoy orgulloso" (por los cacerolos, que se "animaron" a salir). Fijate, es el sujeto social que se muestra en la película.

El objetivo de V, es sublevar a la gente aplacada y acallada nada más que por el miedo al estado opresor. ¿Su método? Los convoca a una marcha (frente a la demolición del parlamento). ¿Cómo los "motiva"? "Desenmascarando" las mentiras del gobierno.

Es curioso también, porque el "pueblo sublevado", no hace nunca nada. V cree que alcanza con convocarlos a la demolición del parlamento, todos en silencio con sus máscaras, y ellos también lo creen, para que "algo cambie".

(Aunque, claro, los manifestantes, nunca mancharon sus manos limpitas para asesinar a todos los que asesinó V, para que pueda suceder lo que sucede en la película; no, ellos nunca nada que ver con esas cosas)

Los cacerolos, suponen que su mera presencia en las calles, sin importar lo que digan, ni lo que hagan o no hagan, alcanza para que "algo importante" pase. Les falta que, je!, "¡Que alguien haga algo!". Lanata vendría a ser su V. Pero él no va a ir a poner una bomba en Casa Rosada.

Se creeen mucho más importantantes que lo que son. Se creen la "opinión pública". Justamente, ¿cuántas películas de por allá, reflejan esa cuestión tan de política norteamericana de guiarse por la opinión pública?

Están en una posición pasiva, de meros observadores, juzgadores. Les cuesta montones salir de ahí. Cuando uno los "saca" de ese éter, los "trae" a lo mundano, se ofenden.

davidagreco dijo...

si todo es como dicen muchachos, entonces por qué llevarles el apunte a aquellos? Nadie entiende lo se ganaria simplemente no dando ni cinco de bola a los Lanatas, Quintines, Brandonis, etc? No puede ser que quienes estan todavia con los 500 millones de Sta.Cruz, el diploma de Cristina, el pasado de Alicia Kirchner, y toda nueva estupidez que van inventando dia a dia reciban de parte de uds. un intento de charla o debate racional.
Conciben alguna respuesta mejor, ante dementes egocentricos como los Lanatas y Quintines del mundo, una vez constatada su dehonestidad y mala fe, que no darles ni un gramo de bola?