martes, 5 de julio de 2016

Depende de quién lo conduzca, el peronismo puede ser revolucionario o convertirse en una herramienta de los explotadores

PJ sin K = macri
La otra.-radio, para escuchar clickeando acá


por Willy Villalobos *

No sé cómo, pero fué mi viejo el que me transmitió la posta para que yo también fuera peronista. El no era de hablar mucho del tema, su familia era gorila, pero haber hecho la colimba como granadero durante el gobierno de Perón lo había marcado. Eramos los únicos hinchas de San Lorenzo y peronistas en una familia de bosteros y gorilas. Lo recuerdo llorando cuando me vio llegar empapado y con los ojos rojos por los gases la tarde del 17 de noviembre de 1972, cuando volvió el General. No nos dijimos mucho, pero estaba claro que yo había hecho algo que él quería que hiciera.

En esos años, ser peronista era enfrentarse a los poderosos. Para mí el poder era la policia y yo era un pendejo que descubría dos herramientas que fueron esenciales para tratar de entenderme a mí y al mundo en el que vivía: la militancia y el rocanrol.

Eran los finales de la dictadura de Lanusse y la resistencia había logrado transmitir la posta a los pibes del barrio que pintabamos Luche y Vuelve. El atractivo de los resistentes era apasionante, porque sabían que se podía vivir de otra manera . Entrar a la zapatería de los Morresi, donde se conspiraba, era para mí algo así como recibirme de contador, que era lo que se esperaba que hiciera. Había que decir una contraseña en la puerta y luego pasabas al fondo del taller donde había un grupo de militantes discutiendo, haciendo planes, hablando de cosas prohibidas, todo aromatizado por el olor a cuero y cola que distingue a las zapaterías.

Mi primer acto fue por la libertad de los presos políticos en 1972. Fuimos con la hinchada de San Lorenzo y llevamos una gran bandera que decía: La barra del Ciclón con Perón. Terminó el partido y paramos un bondi, invitamos al chofer y los pasajeros a ir al acto, envolvimos el micro con la bandera y nos fuimos. Así llegamos a la placita Homero Manci en Riestra y Centenera, donde vimos llegar a un puñado de compañeros cantando consignas, al mando de una morocha divina de la cual me enamoré perdidamente en ese instante. Esa fue la puerta por la que entré a este mundo de la política, que no puedo abandonar aunque quiera.

Una vez le pregunté a una viejita del barrio porqué tenía la foto de Evita al lado de la Virgencita de Luján, algo común en las casas humildes del barrio, y ella me dijo: "porque ella nos dio la máquina de coser que todavía tengo y desde ese día le hice la ropa a mi familia".

No teníamos mucha formación, el peronismo se transmitía hablando con los compañeros, así me enteré de los detalles del bombardeo a Plaza de Mayo, que me había contado mi viejo a grandes rasgos, de los caños que ponían los compañeros de la resistencia disfrazados de curas, de los fusilamientos de José León Suarez y del odio de los ricos que escribían "Viva el cáncer" cuando se enteraron de que la abanderada de los humildes iba a morir.

En ese momento yo pensaba que todos los peronistas pensábamos lo mismo, recuerdo que cuando repartíamos volantes en la puerta de las fábricas yo estaba seguro de que quien lo leyera atentamente se iba a convencer de que eso que estaba ahí escrito era lo que había que hacer.

Mi formación vino del lado de las organizaciones político militares y hasta la teoría del cerco: nosotros pensábamos que Perón estaba rodeado de burócratas y que como no tomaba contacto con nosotros, los representantes del pueblo, él se equivocaba. Fue en ese momento que tuve que empezar a pensar, ya que las cosas no sucedían como nosotros queríamos y aquel líder idealizado no pensaba lo mismo que nosotros.

Pasó mucha agua bajo el puente pero lo que más me interesa, luego de este recuerdo que de alguna manera representa a muchos compañeros de esa época, es preguntarme qué significa para mí ser peronista hoy. aunque sea desordenadamente.

1) Pienso que hay dos momentos de nuestra historia en los que el peronismo en el gobierno tuvo los mismos enemigos: del 45 al 55 y del 2003 al 2015. Ese dato es fundamental, porque a partir de ahí podemos entender a quién afectan las políticas de los gobiernos nacionales y populares. Por eso estoy convencido de que el kirchnerismo es la continuidad de ese peronismo odiado por los socios del Jockey Club, la iglesia, los yanquis, la prensa hegemónica y todos aquellos que no querían ni quieren colaborar con la grandeza de la nación.

2) Por suerte ya aprendimos que las diferencias internas no se resuelven a los tiros como en los 70.

3) Los que hemos formado parte de las organizaciones armadas no valorábamos la importancia de la democracia, la pensábamos como un etapa más que había que transitar lo antes posible y encaminarnos hacia la toma del poder.

4) Pienso que el peor momento que vivió el peronismo fue durante el menemismo. Siempre quisieron domesticarlo y siempre consiguieron hombres dispuestos a ser domesticados,  pero hasta los 90 no lo habían logrado. Esa fue la primera vez que en nombre de Perón y de Evita se entregó el país con el voto mayoritario de nuestro pueblo. Pensé que era el final, pensé que no íbamos a poder reponernos de semejante cosa. Pero esa pequeña parte que comenzó a combatir o mejor dicho a resistir el liberalismo, el Grupo de los 8, fue la que supo proteger esa herramienta esencial para no olvidar y para enfrentar a los que se llevaban puesto al país.

5) Si hay justicia social, soberanía política e independencia económica, hay peronismo. Creo que a estas tres banderas hay que agregarle la de los derechos humanos que incorporaron las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo.

6) Hoy, cuando nuevamente gobiernan los neoliberales, una importante cantidad de senadores y diputados peronistas votan leyes que van en contra de las banderas históricas del peronismo y quieren una "unidad" que deje afuera a los que enfrentan al macrismo. Nuevamente el movimiento nacional y popular está fracturado y, gracias a esa fractura, los depredadores de siempre se están llevando hasta los ceniceros.

7) Si no hay una mesa de tres patas donde puedan sentarse los trabajadores, los empresarios y el estado para discutir los destinos del país, no hay peronismo. Aclaro que la tarea del estado es respaldar a los que menos tienen.

8) Creo que, depende quién lo conduzca, el peronismo puede ser revolucionario o convertirse en una herramienta de los explotadores.

9) El peronismo se piensa desde el ejercicio del poder, por eso necesita un acuerdo de clases. Cuando ese acuerdo beneficia a las mayorías, cuando se cumple el mandato de Evita que decía "donde hay una necesidad hay un derecho", a pesar de las limitaciones, marchas y contramarchas que tiene el ejercicio del poder, se están cumpliendo con las cuatro banderas históricas del movimiento.

10) Los que creen que se puede hacer un acuerdo con todos los sectores sociales, los que suponen que se puede convivir sin conflictos, terminan subordinados al poder del dinero, de los dueños de la tierra, de las multinacionales, de la embajada norteamericana. El peronismo debe entrar en conflicto con ese poder para realizarse.

11) Con el kirchnerismo la política volvió a mandar sobre la economía: eso es peronismo.

12) Cuando recordamos la historia, es imprescindible recordar los momentos en que nos equivocamos, para no volver a repetirlos. La obsecuencia con Perón o con Néstor y Cristina nos impide avanzar y conocer nuevos caminos. Es necesario, y mucho más en las derrotas como la que se vive hoy, tratar de aportar y de discutir todo.

13) No hay peronismo si no se piensa una política de liberación para toda América Latina.

14) Pensando el conflicto como motor de nuestro movimiento, no hay razones válidas para que hoy ni nunca,se voten leyes antipopulares en nombre del peronismo. En nada se van a beneficiar las grandes mayorías si los que fueron elegidos para representarlas apoyan las políticas neoliberales. Eso no es peronismo. Me hace acordar a Alfonsín, que no era peronista, cuando dijo que, si para ganar había que derechizarse, había que prepararse para la derrota.

15) Cuando Evita decía; "El peronismo será revolucionario o no será nada", hablaba en serio. Y para mi ser revolucionario en el poder, dentro de la democracia, es mejorar las condiciones de vida de las grandes mayorías; y en la resistencia ser revolucionario es no claudicar.

16) Después de tantos años de peronismo, pienso que sólo en determinadas condiciones históricas, con líderes a la altura de esas circunstancias (Perón, Evita, Néstor y Cristina) puede producirse el milagro. Mientras tanto, al peronismo sólo le queda resistir y cuidar esa herramienta, esa identidad, tan nuestra como Charly o el Diego.


* Nota del editor: en la semana de un nuevo aniversario de la muerte de Perón y en medio de movimientos intestinos al interior del PJ para ver cómo lidiar con los 12 años kirchneristas, le encargué a Willy Villalobos que escribiera un texto para ser leído en la radio, a partir de la pregunta ¿qué significa ser peronista hoy? Esta fue su respuesta que efectivamente leímos el domingo en La otra. En el mismo programa entrevistamos a Enrique Pavón Pereyra (Jr.) y Leonardo Anolles, directores de la película Peron Perón, el General de derecha a izquierda. También escuchamos el nuevo disco de los Cadillacs (¡excelente!) y canciones de Kendrick Lamar, Kanye West & Rihanna, Anohni y Fernando Cabrera.

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