todos estamos igual

lunes, 4 de julio de 2016

Ella se queda con las banderas

Cristina en lo de Navarro



por oac

Hace tres días ni pensábamos que Cristina estuviera este mismo fin de semana removiendo el avispero como finalmente lo hizo. Una vez más, la tremenda atención que concita cada movimiento suyo, por mínimo que sea, muestra su centralidad política. Su sola presencia derrocha incandescencia. Es el punto irreductible al consenso macrista (el que junta a prácticamente toda la clase política argentina y especialmente a los peronistas que quisieran borrarla de la historia de este movimiento). Después de ocho años en el poder, sin mostrar ningún deseo de ocupar cargos, lo que ella tiene (y cuánto les duele) es autoridad.

Su entrevista telefónica con Roberto Navarro fue escuchada con una atención que no se le prodiga a ningún otro actor de la política argentina. Muchos kirchneristas se mostraron perplejos por el hecho de que solo apareciera por teléfono. Esperaban más un show televisivo que su palabra política. Y una vez más, ella rompió con esa lógica. Se me ocurre que construye la escena con una premeditación que descoloca a propios y ajenos. El sonido roto de su voz al teléfono puede potenciar el peso de su palabra mucho más que el hoy obligatorio imperio de la imagen, esa gestualidad vacua a la que está obligado el disléxico que padecemos como presidente.

Entonces qué dijo Cristina anoche.

Mi interpretación:

No va a disputar la conducción de los esperpentos pejotistas, gobernadores, diputados y senadores que se suben a todos los bondis. Conoce el servilismo de ellos desde su época en el senado. Ella los va a dejar que decanten solos. Cristina está y se sitúa claramente como la única oposición. El resto son ramas del neoliberalismo en el poder, con diversas distancias del centro, asignadas por las clases dominantes.

La apuesta de Cristina no es retener a los cuatro o cinco dipus que se vayan desgajando (¡que se vayan!) en las próximas semanas, sino demarcar el terreno entre oficialismo y oposición, ni siquiera para las elecciones del 2017. Ella le dice al pueblo que elija. Su ritmo no es el apuro que impone el minuto a minuto ni los trending topics. Los que están urgidos ahora son los del régimen: macri y los acomodaticios del aparato pejotista / massista. Ella no acepta bailar a ese ritmo, ella se queda con las banderas. Les deja a los otros la urgencia. Son las facturas del gas que están llegando las que traen las noticias que no aparecen en las tapas de Clarín y La Nación ni en las pantallas del Trece y América.

Es el pueblo el que tiene que decidir de qué lado se pone. La veo con confianza en lo que hizo y en lo que significa. No trabaja para Poliarquía ni para IBOPE. Ese es el tango que tienen que bailar los que quieren dejar atrás al kirchnerismo y macrizar al peronismo. 

Confianza en la historia y en el pueblo.

3 comentarios:

Guillermo Orsi dijo...

Comparto cien por ciento, excelente análisis.

juan carlos paulina dijo...

magnifico tu comentario me lo llevo al face. abrazo !!!!!

Daniel dijo...

Totalmente. Después de todo se trata de la fractura política que divide a este país desde siempre. O la asumimos y tomamos la iniciativa en nuestras manos para construir mayoría o nos morfan los de siempre.