Del agua salían magnolias
dormían las nubes en vos al verlas,
y el viento besando tus ojos
perfume de rancho y madera
decime de dónde se viene la noche.
Pisando y mojando la tierra
bailando hasta que amanezca
decime de dónde se viene la noche
así me preparo a ver lo mejor.
Cuando en 2006 fui a FM La Tribu a proponer un programa en la medianoche del domingo al lunes, pensé en un intervalo de tiempo fuera del tiempo, un momento intimista en el que podíamos elegir nuestro clima, nuestros tempos, nuestros temas, nuestra música. Hubo un detalle que no preví: las noches de escrutinios. Nos tocaron varias, ninguna tan difícil como la de anoche. De pronto afloraron algunas enormes fisuras en nuestra percepción de la realidad. En tiempo real, con un vértigo informativo que no es nuestra especialidad. A la hora 0:00 y sin parar nos empezó a caer un vendaval de datos sorprendentes y desagradables. El peor, para mí, la derrota de Aníbal Fernández en favor de Marea Eugenia Vidal. Los mensajes que recibíamos de los amigos que nos escuchan eran de estupor y agobio, la sensación de un cambio dramático en la historia en el país y en sus vidas personales, sin exagerar.
Objetivamente se dieron algunos resultados inéditos: el triunfo en la provincia de Buenos Aires de un partido de derecha no peronista y neoliberal; la primera vez en la historia del país que dos candidatos van a competir en segunda vuelta en paridad de condiciones, con final abierto; la posibilidad de que la derecha pura y explícita llegue al gobierno en comicios legítimos.
Me parece que esa percepción dramática no es una experiencia generalizada. Obviamente, el tercio intensamente antikirchnerista lo está viviendo con una gran satisfacción. Pero en la calle no se percibe ni esa alegría de ellos ni este estupor nuestro. ¿Entonces? Me parece que hay un amplio sector de la población para el cual no se juega ahora nada dramático. No ven estas elecciones como un quiebre, sino como la posibilidad de que cambie el signo de un gobierno sin que nada decisivo cambie en las vidas. Entre nuestra preocupación y esa tranquila indiferencia parece haber un abismo inconmensurable. Si es como creo, los cambios que ocasionaría una restauración neoliberal van a empezar a notarse más adelante.
Hay que pensar que una franja muy grande de la población no tiene registro de la crisis de 2001 y menos aún de la dictadura. Pero no por falta de memoria: los más jóvenes pasaron gran parte de su vida bajo un gobierno kirchnerista/peronista. Para ellos, Martínez de Hoz o Cavallo no significan más que apellidos que de vez en cuando mencionan los desgastados comunicadores kirchneristas. Puede que para este sector joven y no politizado, Cambiemos sea una invitación a lo novedoso. Quizás este pueblo, que ya no es exactamente el mismo de 2003, tenga que hacer su experiencia neoliberal. El kirchnerismo no detectó a estos interlocutores que ayer se hicieron notar abruptamente. ¿Podrán Scioli y el Frente para la Victoria proponerles algo atrayente en las cuatro semanas que faltan para la segunda vuelta?
La seguimos mañana.
3 comentarios:
Vox Populi, Vox Dei.
http://mabaires.blogspot.com.ar/
Me envía este mensaje Lidia Ferrari:
Sincerando las razones del voto:
Amigos,
Rescaté de un comentario en fcb (no de un amigo mio) esta contundente razón que ha movido a cierta parte importante del pueblo argentino a votar como lo hizo. Me causa horror.
"Me hacés acordar a esa parte de la pelicula La Misión, cuando el "guerrero" sube una ladera con una red inmensa llena de armaduras, espadas, y todo su pasado y le era casi imposible avanzar hasta que se desprende de toda esa mierda y puede subir y su vida cambia para siempre. Acá lo mismo. Ucede las pelotas; es un cambio de paradigma esto que pasó, es histórico lo que pasó en la pcia. de Bs. As.; rescatemos eso y que sea el puntapié para un futuro mejor. Basta de los 70´s, de los derechos humanos y de reivindicar todo el tiempo la democracia, eso ya fue".
O sea, volver a una parte de los '70. La de la dictadura. Casi peor que volver a los '90
Comparto con ustedes mi tristeza y mi estupor.
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