sábado, 28 de marzo de 2009
Diálogo más allá de los diálogos en el BAFICI: Z32 y Waltz with Bashir
por Daniel Cholakian
En esta edición, lo organizadores del festival incluyeron una sección donde establecen diálogos entre diversos films. Allí se trazan puentes cinéfilos, explícitos o no. El diálogo que propongo aquí no corresponde al conjunto de los que se incluyen en esa sección. La propuesta es pensar dialécticamente Z32 de Avi Mograbi y Waltz with Bashir de Ari Folman, que tienen elementos que dialogan y discuten, profundamente.
Ambas se proponen como documental, el primero (aparentemente) de reportaje y el segundo como un documental de animación. En ambas películas, el director se implica directamente en el relato y la toma de posición, respecto de la cuestión de la culpa y la responsabilidad. Y en ambas se cuestiona la acción del ejército israelí en relación con los conflictos respectivos, con Palestina en la de Mograbi, y la matanza de Sabra y Chatila en la de Folman.
Hasta acá las coincidencias que son interesantes, intensas y fáciles de rastrear. Sin embargo el diálogo más intenso entre ambas es de orden moral y cinematográfico. Y en ese diálogo no necesariamente hay coincidencias.
Como si abiertamente preferiera huir del registro, Folman realiza un documental en el que es protagonista, pero siendo un dibujo animado. Esta elección se contrapone con la decisión de Mograbi, quien se filma, se expone, se cuestiona a sí mismo como objeto de representación, pero además cuestiona especialmente la forma de mostrar al asesino, poniendo esto también en el terreno de lo moral. El plano y la propia decisión de filmar la confesión de un asesino, que pretende por tal acción ser reconciliado, es sometido a un escrutinio profundo.
Folman en cambio asume una posición mucho más (auto)complaciente. Lejos de juzgar, revisa la memoria para encontrar los atajos hacia la indulgencia. Lo que, sin promover el beneplácito hacia la acción del estado de Israel, está muy lejos del nivel de cuestionamiento potente que propone Mograbi.
La culpa como introyección, la culpa como responsabilidad, la culpa como carga compartida socialmente, y el lugar de los culpables en la historia están dando vueltas en estos dos filmes israelíes, que asumen oponerse a la violencia militar de modos diversos. Vale la pena intentar cruzar el puente que las une.
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