martes, 10 de marzo de 2009

La cocina del príncipe



Por Nicolás Prividera

Odio la crítica “subjetiva”, pero no puedo sino empezar esta breve reseña aclarando que no soy afecto al cine musical ni a las películas sobre músicos (como si la obvia relación entre ambas artes se anulara, más que potenciarse). Por otra parte, colmo de males, soy medio sordo (o sordo total de un oído, que no es lo mismo, pero que hace mas distante mi relación con la música). Así que sólo fui a ver La cocina porque conocía a los responsables: como quien acompaña a un amigo (sólo para descubrir que ese era el secreto tema del film: el acompañamiento).

Y probablemente ese sea el estado ideal para enfrentarse a cualquier obra: estar abierto a la sorpresa, aún más inesperada cuando uno cree conocer de qué va la cosa. Y lo que yo sabía, vagamente, era que La cocina era un film sobre un ignoto cantante folk uruguayo que había dejado una leve leyenda. Pero “el príncipe” era (es) mucho más, y el mayor mérito de la película no es sólo devolvérnoslo vivo (con toda la potencia resucitadora del cine), sino entregarse al personaje con una honestidad infrecuente.

Mérito doble, ya que el material original estaba constituido apenas por unas cuantas horas de video (grabadas en la intimidad de un príncipe enfermo que desgrana anécdotas y músicas con vistas a un futuro documental sobre su vida), que ante nuestros ojos se van convirtiendo en un film con alma propia. Un film que es mucho mas que una ilustración biográfica y/o musical: es una película sobre un creador y su voluntad de legado. Pero no es sólo un film-tributo a un artista, sino un film sobre el arte como tributo.

Villalobos podría haber tratado de enmascarar la condición provisoria de su material (y la condición frágil del artista), pero por suerte comprendió que la energía imperecedera del personaje (su honestidad vital) era el corazón de un film que debía sobreponerse a su muerte. Lo que era apenas un “borrador” se convierte así en una obra definitoria que no quiere ser definitiva. Y la muerte se revela apenas como un accidente, la última entrada de un diario que devela en su misma incandescencia su propio fin: no el fin como finalidad (ni siquiera como finalidad del arte), sino como condición de perdurabilidad y transmisión. Ese legado es el “retoño” que el protagonista le regala a su retratista (y así se llamaba originalmente el film).

La cocina nos muestra ese persistente ejercicio de la memoria, sin estridencias ni embellecimientos, pero tampoco regodeándose en su decadencia (como ciertas películas sobre artistas al borde de la muerte, como la modélica Lighting over water de Win Wenders). Villalobos no se resigna a la pura mirada distanciada: “El príncipe” no es El perseguidor de Cortazar, ese “ángel enfermo” que el crítico observa desde el otro lado de “las puertas del cielo”. Su visión (incluso en lucha con la de su camarógrafo, que parece más bien desinteresado por el personaje) logra transmitir la intensidad vital del “príncipe” sin abandonarlo nunca, acompañándolo como se acompaña a un ser querido. Y mostrándolo en su mejor forma: entregado a su obra, como el mismo retratista que así le rinde homenaje.

13 comentarios:

Anónimo dijo...

Doble felicitación: a Nicolás Prividera por su brillante comentario y a Willy Villalobos, cuya película logra el efecto de eliminar la mediación de la cámara para meternos en una intimidad respetuosa. El Príncipe nos habla a cada uno y nosotros lo acompañamos "como se acompaña a un ser querido".

¿Qué es una vida vivida con autenticidad? Esta película sostiene la pregunta y ésta nos conmueve a todos porque no habla de la muerte, habla de la vida vivida con intensidad, hasta el último minuto.

Oscar Cuervo dijo...

Entre tanta gente con ganas de matar (de que otros maten por ellos), el paso del Príncipe por el mundo es una bendición. No conocía al Príncipe hasta que vi esta película hermosa y benefactora. Lo que la película registra es un milagro: un hombre que podría esgrimir excusas para ser un miserable nos ofrenda canciones luminosas y pensamiento hondo.

Me llama muchísimo la atención que la hija del Príncipe pretenda dificultar la difusión de una imagen tan poderosa de su padre, de la que debería estar orgullosa. Parece bastante mezquino que ella pretenda que otros no puedan ver a su padre en estado de gracia. Quizá sólo busque preservarse a sí misma, simulando que cuida la memoria de su padre.

Es un acto minúsculo el de ella, pero pasará pronto al olvido, cuando La cocina siga regalando salud al mundo.

Anónimo dijo...

el amor que nos genera A todos es el motivo para seguir peleando la difucion de la peli. nos interpela tanto que es poderosa, es insoportable, mucho poder, con nada!, un rancho en medio de la arena, de la nada, una camara comun y el tipo nos abre un mundo, una forma de vida que pone en jaque la nuestra. el principe es un maestro al que yo necesito escuchar todos los dias. la cocina es una de las cosas hermosas que nos dejo.
hay que defenderla con todo!!!!
nico

Estrella dijo...

MMuy buena la nota. Me gustó, especialmente.

Anónimo dijo...

Va a estar en el BAFICI???
Rebueno.
Felicitaciones. Espero que se consigan entradas.
Martha

Oscar Cuervo dijo...

No, Martha. No está en el Bafici.

Anónimo dijo...

Che, gente, qué dirá el amigo quintín de la pena de muerte? yo lo veo en la proxima marcha, tomado de la mano con Moria casan, susana gimenez, tinelli, mirtha y toda la mersada

aguante prividera rock and roll

salud

Javier

Anónimo dijo...

Muy interesantes los textos que tocan en los seminarios. Por lo visto, sobre todo los de Merleau Ponty y Benjamin.

pd: no tenía donde decirlo, asique lo digo en este post.

Saludos.

Oscar Cuervo dijo...

Fede:
el seminario sobre Nietzsche y sus Consideraciones intempestivas lo dicta exclusivamente Laura Klein, una amiga de la casa.
saludos

Anónimo dijo...

buenas !!! llegué al príncipe por mis repetidos viajes a Uruguay a ver a parte de mi familia en Montevideo y por que amo "ese cielo y ese mar" como pinta Gustavo . después de haber escuchado algunas cosas de él se cruzo muy gratamente en el camino de mis amigos y mio willy villalobos , hoy también un amigo . un personaje muy peculiar , de esos que da gusto escuchar , sentarse a charlar desde temas muy profundos hasta la cosa mas absurda y pasajera y ni hablar de su mano para la cocina jaja . él nos completo la imagen gigantesca que tenemos del príncipe contándonos anécdotas , haciéndonos escuchar más de su música , abriéndonos la puerta a ver la película ( en tres partes ya que la batería de la notebook estaba medio pinchada , pero la transformo en la miniserie con mas rating del Polonio ) .
en fin ... hoy puedo desirme fanático de este increíble artista uruguayo y latino-americano , al que injustamente se le dio la espalda en vida y actualmente también con respecto al reconocimiento y difusión de sus obras con gran culpa de los medios , esos que también ignoraron a grandes como Mateo y los que no conozco pero estoy seguro que están haciendo sonar sus canciones .
me despido felicitándolos y agradecerles por el programa especial de la semana pasada como postre de la película , esta vez sin cortes (que le dieron su magia en el Polonio) , en una buena sala de cine como se merece este trabajo .
hasta pronto ...
Agustín Más

F@ dijo...

Hola acabo de escuchar una entrevista en el programa "La mar en coche" de Fm La Tribu y me intereso conocer un poco mas de este documental.Existe algun avance en algun sitio de internet? o donde podria verlo?.
Saludos gente!.
Espero algun comentario q me oriente.
Gracias.

keki dijo...

Oscar , se consigue la película? ¿se puede ver en algún lado?

Oscar Cuervo dijo...

Ezequiel: mandame tu mail al correo del blog: tallerlaotra@gmail.com.
saludos