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sábado, 16 de marzo de 2013

Someterse a la institucionalidad es postergar la justicia

Una conversación con Lucas Arrimada en La otra.-radio
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La discusión sobre la democratización del Poder Judicial supone un problema más de fondo: la tensión entre los dos significados de la palabra "institución". Acción y efecto de instituir.

Veamos algún ejemplo: Beatriz Sarlo, en su tarea de ilustrar al gorilismo ultramontano del lector tradicional de La Nación, decía la semana pasada, a propósito de la muerte y de la vida de Hugo Chávez, que el líder bolivariano era "algo más" que un autoritario. Decía Sarlo:

"...la hegemonía cultural y política del chavismo cambió, probablemente para siempre, la relación de los sectores populares con los gobiernos en Venezuela. En un nivel simbólico, Chávez aseguró su representación: se identificaron con el líder como no se habían identificado con los dirigentes anteriores, aunque éstos fueran más respetuosos de las instituciones. Podrá decirse, con razón, que uno de los dramas latinoamericanos es la escisión entre la institucionalidad política y la experiencia de que esa institucionalidad no es el instrumento que responde más rápido a necesidades reales. Ésta es una cuestión abierta; sobre ella, la Argentina escribe también un capítulo, con su propio estilo. De allí al desprecio por las instituciones hay solo un paso".

La institucionalidad política y el respeto a las instituciones son identificadas sin más con la democracia, en la versión republicana tardía de Sarlo. Las instituciones: ¿qué son? ¿La "Justicia"? ¿La división de poderes? ¿El sistema representativo? Las fuerzas de seguridad, la iglesia, la Constitución, la propiedad privada.... a todos estos entes se los puede llamar instituciones. Por lo tanto, si alguien cuestiona o problematiza el sentido o el funcionamiento de estos institutos, entonces es autoritario y por ende antidemocrático.

Vale detenerse en el valor incuestionado que subyace en la tesis de Sarlo. ¿Los dirigentes anteriores eran más respetuosos de las instituciones? ¿Qué implica respetar a una insitución desde el punto de vista práctico, más allá de que un político declame que las respeta? ¿Las relaciones sociales se administran o se transforman?

La "institucionalidad": la palabra misma se ubica a dos grados de distancia del verbo instituir. Se fetichiza así a las instituciones, como si existieran en un plano superior al de los actores sociales y al devenir de la historia. Las institucionalidad por encima de los hombres y de los pueblos.

Pero las instituciones son el resultado de actos instituyentes, tiene en esos actos su fundamento. El actual sistema democrático burgués, que se sostiene sobre la idea de representación, es el resultado de un acto instituyente: la revolución burguesa antimonárquica. Obviamente los revolucionarios franceses no respetaron a la institución monárquica para fundar la democracia representativa. Lo mismo podría decirse de cualquiera de las otras instituciones. La "Justicia", por caso. El Poder Judicial, mejor dicho.

Esto es lo que desde mi punto de vista debe tenerse en cuenta al responder a la consagración acrítica de la institucionalidad republicana: los que la defienden por sobre todo solo quieren fijar el statu quo: conservar lo que hay tal como está. Los que pensamos que vivimos en una sociedad injusta, no debemos agotar nuestras aspiraciones en respetar la instituicionalidad, sino en instituir relaciones más justas.

Este es el link para bajar el audio del programa completo: http://www.mediafire.com/?ma9euve34xzmc3k

Las canciones: Carla Morrison, "Tu manera de querer"; Micah P. Hinson, "Not forever now"; David Peel, "I like marijuana"; Cosmo Jarvis, "Think bigger"; Secret chiefs, "Renunciation"; Fantomas, "The Godfather"; Lucas Martí, "A un músico".

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