Epistemología y calle: La otra.-radio para escuchar clickeando acá
La noche está para matarse
no hay muchas luces por Corientes
me cruzo amigos, pocos dientes
entro a un bar
"muchacho, estamos cerrando"
entro igual
"chst, chst. joven!"
entro igual.
La noche está para matarse
solo hay farmacias por Corrientes
cada vez más hay menos gente
mi necesidad
marca el compás.
Adónde encuentro un amor a esta hora
ahora que la calle no está más de moda
adónde está la escena de la chica sola
mi necesidad marca el compás.
La noche está para matarse
la cartelera es triste por Corrientes
con tal de pasear sigo caminando
doblo acá doblo allá
voy a entrar, alguien me hace una señal.
Adónde encuentro un amor a esta hora
ahora que la calle no está más de moda
adónde está la escena de la chica sola
mi necesidad marca el compás.
Foto: Willy Villalobos
La noche está para matarse
no hay muchas luces por Corientes
me cruzo amigos, pocos dientes
entro a un bar
"muchacho, estamos cerrando"
entro igual
"chst, chst. joven!"
entro igual.
La noche está para matarse
solo hay farmacias por Corrientes
cada vez más hay menos gente
mi necesidad
marca el compás.
Adónde encuentro un amor a esta hora
ahora que la calle no está más de moda
adónde está la escena de la chica sola
mi necesidad marca el compás.
La noche está para matarse
la cartelera es triste por Corrientes
con tal de pasear sigo caminando
doblo acá doblo allá
voy a entrar, alguien me hace una señal.
Adónde encuentro un amor a esta hora
ahora que la calle no está más de moda
adónde está la escena de la chica sola
mi necesidad marca el compás.
Epistemología y calle. Fueron los temas del programa del domingo pasado de La otra.-radio.
Calle es una linda palabra antigua del idioma español, epistemología es un engendro verbal del siglo xix, por eso solo la decimos los que nos dedicamos a la epistemología. Y a los que no, les suena como el orto. Pero epistemología refiere a un problema decisivo: el frágil tejido de la intersubjetividad, siempre a punto de romperse, que necesita ser emparchado acá y allá: de eso se encargan nuestros seres queridos, la televisión, la escuela, las universidades y asociaciones, las redes sociales que hoy por fin lograron materializarse en los dispositivos tecnológicos que nos cercan. Y, por supuesto, el aparato sanitario, la industria farmacéutica, los médicos.
Nuestra vida se desenvuelve arropada, cobijada, autorizada, inhibida, amedrentada por una trama de saberes que entre todos vamos contribuyendo a tejer un poco dándonos cuenta, un poco sin querer, un poco queriendo no darnos cuenta. Si uno se sale de ese cobijo o chaleco de fuerza, si se mueve para aflojarse el chaleco y soltarse, si retrocede dos pasos y lo mira, entonces es posible que vea con extrañeza lo que lleva habitualmente pegado a su vida. Eso tendría que ser epistemología, si no me equivoco. Pero como la palabra es tan fea, todos se la dejan en manos de los que reproducen discursos académicos sobre esta trama, discursos por lo común destinados a disimularla, a armar una teoría cuya mejor atributo sea la coherencia y la cerrazón hermética de algo que en la vida ordinaria chinga por varios lados.
Ahora que la calle no está más de moda y que uno en las noches del otoño frío tiene que encerrarse en su habitación con un sweater y la estufa apagada, hay quienes quedan durmiendo en la calle. Hay que hacer epistemología con esto: para estar bien del coco, hay que estar mal del coco. La salud mental no existe más que como red social, una malla de contención, un vallado a no traspasar bajo pena de caer bajo el protocolo de insanidad pública. Que vengan pronto los profesionales de salud mental o los epistemólogos a hacerse cargo de este entuerto. Si Milagro Sala está presa, entonces hay una menos. No debemos creer a una multitud conmovida por una marcha que todos los canales trasmiten en cadena si una mujer está encadenada en una provincia del norte machista y católico y apenas unos pocos se escandalizan por eso.
Con esa idea de que si Milagro no está libre entonces hay una menos es que empezamos y terminamos el programa de la madrugada del domingo pasado. Era una manera de unir en el mismo lazo dos marchas sucesivas distintamente visibilizadas que la semana pasada ganaron la calle. Y todas las marchas que no se hacen y nadie sabe por qué no se hacen.
No saber por qué y seguir sin hacerlo: de esto se trata la epistemología.
El programa lo hicimos Maxi Diomedi, Martín Farina, Willy Villalobos, Franco Lentini y un servidor.
La música: Luis Ortega, Daniel Melingo, Ailín Salas, Nery Nelson, Luciana Jury, Liliana Herrero, James Blake, Frank Ocean y Prince. Salió al aire entre la hora 0 y las 2:00 de la madrugada del lunes desde el extremo sur de la ciudad de Buenos Aires. Se escucha todo acá.
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