todos estamos igual

domingo, 14 de septiembre de 2008

The critic



Por Oscar A. Cuervo

«De bien ganado prestigio internacional, con su tercer largometraje Martel “da otro paso hacia la complejidad y la perfección", afirma Quintín.»

Así se anuncia en la tapa de Ñ de ayer el comentario que firma Quintín sobre la directora de La mujer sin cabeza. Otro paso hacia la complejidad y la perfección: parece tratarse de un comentario súmamente elogioso. ¿Habrá cambiado de opinión the critic? Recuerdo que en ocasión de su estreno the critic mandó un mensaje sarcástico a otroscines.com en el que se jactaba de ser el único “crítico nacional” que rompía el consenso de los admiradores incondicionales de Martel. Jocoso o apesadumbrado -o meramente vanidoso, vaya uno a saber- el marido de Flavia decía que después de haber leído que Página 12 comparaba a Lucrecia con Resnais y Bergman, él estaba pensando en pedir asilo político en otro país. Entonces, unas semanas después, ¿Lucrecia ha ido “avanzando unos pasos en el camino de la complejidad y la perfección”?

En el copete que lleva la nota Q en el interior del suplemento, empieza a explayarse la idea: “Animarse a la intemperie y renunciar a la exactitud del cine como mecanismo es el desafío que enfrenta hoy su carrera”. Bien, aquí estamos ante un nuevo ejemplo de autodenominado estratega del Nuevo Cine Argentino (comparable al caso de Noriega cuando le aconseja a realizadores como Lisandro Alonso que no sean tan tristes e intenten suerte con el género de la comedia). Se sabe, Quintín y Noriega se han ganado esa autoridad estratégica para señalar los grandes lineamientos del movimiento: después de todo, Lucrecia y Lisandro han dado sus primeros pasos en el cine siguiendo las instrucciones que estos gigantes del pensamiento les dictaron.

De modo que, junto con esta cariñosa palmada en la espalda que Q le da a la autora de La ciénaga, hay una paternal indicación: querida muchacha, has dado otro paso en el camino hacia la perfección, ahora lo que te conviene es enfrentar un nuevo desafío.

Pero, sorpresa, leyendo la nota de Q en Ñ se advierte que no se trata en absoluto de una cariñosa palmada de padre sino más bien de una mordedura de víbora. La idea de que Q ha pronunciado un elogio a Martel es otra travesura de los editores de Clarín. Lo que en realidad the critic reitera es una auto-exaltación: él es el único que ve que la reina está desnuda y otra vez, desde la lucidez implacable que lo caracteriza, tiene que romper el consenso de tanto incauto que cree que la salteña es inapelable: “A mi juicio, sin embargo, su estatura como cineasta es menor de lo que sus incondicionales proclaman”.

Quintín ha emitido un juicio y no se priva del gusto de usar la palabra “menor” en su dictamen.

En realidad, no dice nada que no se haya leido muchas veces en comentarios de critics incluso menos implacablemente lúcidos que él: que Lucrecia tiene muy buen oido para los diálogos, que la puesta en escena y la banda de sonido están muy trabajadas, que retrata a una clase que vive en un ámbito claustrofóbico y practica el racismo, que en sus películas las mujeres son sometidas y los hombres poco confiables, que denuncia una “larga sucesión de injusticias que se remonta al feudalismo de Patrón Costas y pasa por la dictadura de Videla”. Para los que se dedican a leer las revistas de cine que se publican en la Argentina el texto de Quintín es un refrito de ideas harto transitadas, un rejunte poco riguroso de frases de ocasión acuñadas hace unos años y repetidas rutinariamente. La vuelta de tuerca reside en la mala leche con que remata la frase del feudalismo de Patrón Costas y la dictadura de Videla. De modo que Q parece decir, bueno, yo digo lo mismo que todos desde hace rato, pero ojo, que yo a esta salteña me la tomo a la chacota.

Es sabido que the critic pertenece al think tank comandado por la asimismo implacablemente lúcida Beatriz Sarlo, que guarda una distancia irónica respecto de quienes insisten en su obsesión malsana por las injusticias del pasado y recomienda una actitud más creativa y abierta hacia el futuro. Recordar el pasado es feo, triste, mediocre, y quizá delate algún tipo de prebendas recibidas por parte del nefasto kirchnerismo.

De esto ya hablamos mucho aquí. Pero lo que yo quisiera ahora es hacerme otra pregunta: ¿qué es un crítico? Digo: ¿en virtud de qué alguien puede señalarle a un artista, para el caso una cineasta, cuál es el próximo paso que debe dar y el desafío que debe enfrentar en su carrera? Lo pregunto con todo interés, porque yo desde hace unos años me dedico a escribir sobre cine, de todo lo que hago es aquello a lo que le dedico más tiempo y energía. Y me pregunto qué es lo que hago, de dónde proceden las indicaciones para escribir las palabras que escribo, en qué suelo me afirmo para decir esto y aquello.

Confieso que la palabra “crítico” no me identifica para nada. Cuando escucho que dicen “ustedes, los críticos”, me doy vuelta a ver si hay alguien más en la habitación a quien se le está hablando.

¿Qué es lo que yo sé de cine para decírselo a Martel, Alonso, Tsai, Prividera? Es evidente que yo no sé hacer las películas que ellos hacen y mucho menos puedo aconsejarles cómo mejorarlas; si así fuera, en lugar de escribir, estaría filmando. Esto no quiere decir que lo mío sea la nula nada. Yo escribo sobre Bresson, Fassbinder, Welles, Godard, y siento que dialogo con sus películas, pero no se me ocurre cómo podría aconsejarles. Si tengo alguna destreza es la de formularme preguntas: veo mucho cine y siempre me estoy preguntando qué es lo que veo, qué es lo que oigo. Casi en cada película y con una insistencia ya monótona vuelvo a preguntarme qué es esa cosa llamada cine, así como otras veces me pregunto qué es una canción, sin haber demostrado ninguna habilidad especial para hacer canciones o películas.

Mi trabajo consiste más bien en pensar, cuando veo y oigo, qué es lo que oigo y veo. Y después me pongo a practicar una escritura que ensanche la experiencia de ver y oir, de modo que las palabras que pienso me ayuden a abrir los ojos y los oídos, así como antes lo visto y oído me dictaron esas palabras. Sigo con especial atención a cineastas que me enseñan a ver y oir, que me muestren una perspectiva a la que de otro modo yo no habría llegado: viendo a Bresson, Fassbinder, Sokurov, Favio, aprendo a mirar el mundo. Y el mundo me da ocasión de confrontar estas miradas con las imágenes que proliferan por todas partes. Mirando la mirada de Tarkovsky veo las imágenes televisivas, las primeras planas de los diarios, el riachuelo que queda a tres cuadras de mi casa. De vez en cuando voy a ver una de Spielberg o algún Batman, y las veo y las oigo con una mirada Bresson, con una mirada Rosellini, y, mientras las veo, las monto con la ayuda de Godard.

Y también leo lo que se escribe sobre cine: leo a Noriega escribiendo sobre Alonso, a Porta Fouz escribiendo sobre Mel Gibson, a Quintín escribiendo sobre Martel. Y me pongo a pensar en lo que ellos ven cuando escriben, por ejemplo:

“en La mujer sin cabeza hay un plano (para quienes vieron la película, el del perro muerto) en el que Martel engaña al espectador. Es como si después de acomodar todas las partes de su cuidada creación, la última pieza no se ajustara al espacio disponible”.

Esto es lo que ayer escribía Quintín en Ñ, y luego agregaba:

“Pero ese plano forzado es menos un error puntual que la marca de una ausencia: el cine de Martel carece de incertidumbres”.

Veamos: Martel engaña al espectador, dice Quintín. El plano del perro, dice the critic, es forzado, dice más, es un error y, lo que aún es peor, es la marca de que Martel carece de incertidumbres. Y entonces me pregunto: ¿desde dónde ve Quintín para escribir que este plano es un engaño? ¿en qué suelo se apoya su distinción entre planos engañosos y otros auténticos o verdaderos? ¿Qué virtud practica para reprochar a otro la falta de incertidumbre? Lo pregunto porque me interesa el ser de la imagen, me interpela la cuestión de la verdad, pero el problema es que no encuentro dónde está parado Quintín para vislumbrar el engaño, el forzamiento, el error. Por tratarse de un crítico implacable, convengamos que su texto es perezoso, que no despliega en su escritura la evidencia de la autoridad, o al menos del trabajo con la mirada y la escritura que lo autorice a señalar el presunto error, el forzamiento.

¿Qué es un error, Quintín? A ver, explicámelo, te lo pido. Si ahorrás un poco del espacio que destinás en tu nota a decir por enésima vez que Lucrecia tiene buen oído para los diálogos y hace una crítica a la hipocresía de la clase alta salteña, quizá te queden aún algunos caracteres para explicarnos cómo hacés para reconocer los errores de los cineastas. Tal vez si fueras un poco más específico en tu escritura, la misma Lucrecia no volvería a cometer los errores que señalás.

Quizá puedas predicar con el ejemplo, tal vez le enseñes a Martel a abandonar las certidumbres. Pero no veo cómo podrías recomendarle aquello de lo que vos carecés por completo cuando le señalás sus errores. Aunque ella sea apenas la directora de La ciénaga, La niña santa y La mujer sin cabeza, y vos seas, todo el tiempo y cada vez más, un crítico implacable.

Dale, no seas así, decime algo.

47 comentarios:

Anónimo dijo...

A ver: dice Q. que la estatura de Martel como cineasta, no es tan grande o es menor, que lo que sus incondicionales le adjudican. Según él carece de incertidumbres y es demasiado segura.
Pues Q. está "proyectando", o sea utiliza ese mecanismo inconsciente segú el cual se le adjudica a otroel defecto de que ÉL padece. En verdad el que es así es EL: 1) No es tan grande como crítico 2) Se cree que todo lo sabe - al menos respecto al cine- y es bastante autoritario. Su saber no tiene fisuras.
Con respecto a Martel se contradice, no arroja luz sobre su personalidad cinematográfica. Es todo él un EGO enorme y francamente no me interesa.
Si me interesa Martel que es la que CREA. No este señor atacado de soberbia. Martha

Anónimo dijo...

´Me quedé pensando:
La proyección es un mecanismo de defensa contra la angustia. Será pasible de angustiarse el señor Q.?
cONCEDAMOSLE ESTE "BNEFICIO"
m.

Anónimo dijo...

Loco, basta de palabras sobre Q. Las únicas palabras que le sientan bien son las de reverendo hijo de puta.

Anónimo dijo...

Pardón, soy de las que piensan que para insultar hace falta un cacho de sutileza...
Martha

Jotafrisco dijo...

It stinks!

Oscar Cuervo dijo...

Anónimo:
pero yo propongo pensar las relaciones entre crítica y arte en un caso particular como este. Martel es una de nuestras artistas más originales y talentosas, lo mismo que Alonso (también se pueden analizar los consejos de Noriega al director de Liverpool). Quintín tiene chapa de crítico "implacable" y ayer desde las páginas del suplemento cultural del principal multimedios argentino (es decir, el mainstream) emitió su veredicto sobre Martel. Para mí, lo interesante es preguntarse qué es lo que autoriza a la crítica a ocupar el lugar que ocupa y el ejemplo de ayer lo deja bastante al descubierto.

Oscar Cuervo dijo...

Jotafrisco:
ayer estuve luchando infructuosamente para subir la imagen de The Critic, pero el editor blogger andaba fatal. Ahora lo logré.

Anónimo dijo...

http://es.youtube.com/watch?v=IbSUm2Om4uA&feature=related

awka dijo...

Oscar, primero feliz por el nuevo número de La Otra (aunque todavía no lo tengo) y segundo: coincido con vos 100%!!!! sobre todo respecto del significado de la palabra "Crítico"... el domingo pasado escuchando el programa de radio (por primera vez) de La Otra, uno de tus compañeros criticaba las "versiones" de Aznar y su capacidad como compositor, como si quien estuviera hablando fuera nada menos que Spinetta... lo mismo hizo respecto de Pandolfo (conste que no me gusta Palo). Pregunto: desde qué lugar alquien puede escribir o decir al aire que tal músico "aburre" con tal versión (lo dijo respecto de CREDULIDAD!!!! ANDÁ A TOCARLA Y VAS A VER QUÉÉÉÉ FACIL QUE ES!)... O que tal cineasta es aquello o lo otro... me deprime la sobrevia, la pedantería y el vanguardismo... primero aprende a tocar La Balsa... no?.
Gracias Oscar, un gran abrazo!!

Anónimo dijo...

Gonzalo, muy aburrido tu comentario.
Además si critica a Quintin por que critica, critica al cuadrado. Desde donde se pa-ra-pa-ra criticar al critico que critica ¿Me seguís? Una culebrita que se muerde la cola.
Y retuerce un diario con bronca.
O una revista.

awka dijo...

no soy crítico de críticos... "me seguis?"... no te preocupes "anónimo" jamás me gustaría divertirte... que inteligente que sos... wuau...

Jotafrisco dijo...

Sobre "¿Qué es lo que yo sé de cine para decírselo a Martel, Alonso, Tsai, Prividera?", y el resto del párrafo:

1) ¿Por qué si Quintín se zarpa tiene que garpar la crítica toda?

2) Si no filmé nada aún, ¿no puedo hablar mal de Bañeros III?

Anónimo dijo...

tiene razón gonchi : ¡primero aprendé a tocarla!

Oscar Cuervo dijo...

Jotafrisco:

una pregunta no es lo mismo que una negación, de modo que cuando yo escribo "¿Qué es lo que yo sé de cine para decírselo a Martel, Alonso, Tsai, Prividera?", no significa que yo no puedo hablar de cine, sino que tengo interrogarme a mí mismo tanto como a la película de la que hablo.

Interrogarme a mí mismo no significa dejar de escribir sobre cine, sino tener conciencia de la provisoriedad de las categorías que uso. Porque cuando vos usás la palabra "incorrecto", "falso" o "malo" para referirte a un plano de una película, deberías haber pensado qué pueden querer decir estas palabras en términos artísticos.

Si como crítico examinás tus ideas con precaución, tenés que desconfiar de la idea de que haya planos incorrectos, o al menos tenés que fundamentar la idea de corrección. ¿Dónde está el manual para detectar planos incorrectos? Quintín jamás se pregunta por ello, una cuestión que con un grado muy bajo de conciencia crítica debería saltar inmediatamente. Pero Q. está seguro de que:
1) en el film hay un plano incorrecto
2) que un plano "incorrecto" invalida toda una película.
Lo curioso es que impugna el cine de Martel porque carece de incertidumbre, pero él como crítico se mueve en el plano de la certidumbre absoluta.

De todo esto no se desprende que uno para hablar de cine tenga que haber filmado antes algo, sino que la crítica sólo puede dialogar con las películas (y no "corregirlas"), que tiene que usar a las películas para cuestionar sus propios criterios, y no al revés, que como una maestra tiene que poner al final de cada película si es correcta o incorrecta.

La zarpada de Q no la tienen que garpar todos los críticos, sino sólo aquellos que se autoatribuyen un saber que sus propios textos no evidencian.

Oscar Cuervo dijo...

Gonzalo:

gracias por los cariños.

El tema del arte y la crítica es muy enrevesado, como lo muestra tanto la discusión sobre los discos de Palo y Anzar como la crítica a la película de Martel.

Hay una diferencia, porque sobre las canciones el otro domingo se hablaba en términos de "gusto" y "disgusto", que es algo totalmente personal y no dice casi nada sobre la canción; mientras tanto, Quintín habla del plano "incorrecto", es decir: no dice que Martel no le gusta o que le molesta (que es lo que pareciera que le pasa), sino que ella cometió un "error", como si en cine hubiera una manera a priori de hacer las cosas bien a la que los cineastas tuvieran que adecuarse.

Lo curioso es que Q se autoatribuye ese saber, por lo cual los cineastas tendrían que aprender del manual de corrección de Quintín para no equivocarse.

Está claro que Q hace su trabajo, que es cobrar unos manguitos para decir tres o cuatro inconsistencias sobre una pelìcula que lo excede, mientras Lucrecia Martel hace películas.

saludos!

Anónimo dijo...

A vos te pagan mas cuervo?

Anónimo dijo...

Ah cierto que sos monotributista ad-honorem.

Oscar Cuervo dijo...

Buen día Juan Carlos Pelotudo, siempre tus aportes son muy inteligentes, no sé qué haríamos sin tu galopante pelotudez.

awka dijo...

Gracias Oscar, entiendo lo que decís, pero me imagino al pobre de Pedro esuchando a los amigos decir "me resultó tediosa Credulidad"... sólo eso (sin subestimar el ánimo de Pedro, claro).
Respecto de los críticos de cine es verdad que es aún más exasperante. Y el negocio nos supera.
Un abrazo.
"Gonchi", para el pelotudo (que sin censurar la libertad de opinion podría filtrarse).

Anónimo dijo...

Jajaja cuervo sos muy repetitivo. Pero en plan repetitivo, podriamos agregar que Quintin cobrará "unos manguitos" pero vos cobraste como loco en la puerta del Desnivel.
Un abrazo.
Y acordate que el que se enoja pierde.
Bah, si lo sabrás vos...

Anónimo dijo...

gonchi vos no sos ningun pelotudo. por lo menos no sos un pelotudo común , sos uno importantísimo.

Anónimo dijo...

ay ay no habia leido esta nota
entonces: si decir que a martel le falta incertidumbre es incongruente porq eso implica una certidumbre de quien lo escribe...quiere decir q no se podría jamás escribir que ni a martel ni a nadie le falta incertidumbre porq siempre eso sognificaria una certidumbre de parte de quien reclama incertidumbre
o sea, una pelotudez grande como una casa. además de una pereza argumentativa y una falta de imaginación total.
por no hablar de la obsesión un pelín enferma por quien parece que admiramos mucho en otros tiempos y de golpe y porrazo detestamos q deja ver el texto
hace la tuya cuervo, desobsesionate y volvé a pensar q algunas veces estuvo bien

Oscar Cuervo dijo...

Mariano:
no, no entendiste mi nota, volvé a leerla dos o tres veces más que en una de esas algo vas a entender.

awka dijo...

si la onda es puetarse ya agredirse, bueno chau entonces... seré un pelotudo impotante pero connombre y apellido y no cagón. Y seguramente contestarás alguna ingeniosa genialidad... metetela en el orto idiota (perdón Oscar).

awka dijo...

che perdon... me puse a la altura de un pelotudo menos importante que yo... no volverá a repetirse...

Anónimo dijo...

...

Anónimo dijo...

,,,

L. F. dijo...

Mi nombre es Livio podes llamarme al 43016644
podes pasar por montes de oca 1650 12 A
y te voy a romper el orto gonchi

L. F. dijo...

ah y aclaro que yo mandé solo dos mensajes como anonimo el que dije que tenes que aprender a tocarla , y el que te señalé tu importancia. los otros son de otro.

Oscar Cuervo dijo...

Mostro:

es sorprendente tu agresión a Gonzalo que no guarda relación con ningún motivo previo: si vos fuiste el anónimo que dijo "aprendé a tocarla" y después que era "un pelotudo importante", ningun dicho previo de Gonzalo justifica tamaña agresión.

Gonzalo firmó sus mensajes y además tiene un link que remite a su blog, no había agredido a nadie y expresó su punto de vista con respeto. ¿A qué viene entonces el insulto? ¿Y por qué insultarlo con un anónimo?

¿Hay alguna idea que defender o es sólo para descargar tensiones?

L. F. dijo...

tsss, eso de que gonzalo habló como gonzalo y yo como anonimo ya no cuenta,el ya sabe como encontrarme.
hablé como anonimo porque se me cantó.
y ahora me di a conocer porque tambien se me cantó.
la idea es esa.

Oscar Cuervo dijo...

Lo que cuenta es que armás quilombo al pedo. Nada de lo dicho acá justifica semejante patoteada.

L. F. dijo...

solo me putearon y respondi con otra puteada , acto seguido me dijeron cagón e idiota , y eso sí justifica , a mi modo de ver las cosas, una "patoteada". que SERÍA patoteada si yo estuviera con otros, pero como estoy solo, la cosa es mano a mano con gonzalo, no es una patoteada. en todo caso habras querido decir, "no se justifica la violencia" eso lo podria llegar a acepar. pero, si , puede haber sido una reaccion desmesurada, solo me ofusqué porque el argumento de "no podés hablar de musica porque no sabés tocar musica" me rompió los cojones y así reaccioné.

Anónimo dijo...

Gonzalo:

El que habló de Credulidad el programa del domingo fui yo. "Aburre" no está dentro de mi vocabulario para calificar una obra, porque es una palabra que no dice nada sobre la obra. Nunca hablo de las canciones en esos términos, trato de ser cuidadoso. O sea que escuchaste mal, y no está bien reproducir las cosas más o menos. Si vas a reproduir,reproducí como fue dicho.

Tampoco critqué la versión de Credulidad que hizo Aznar. Reconozco que está bien tocada y bien cantada, pero creo que en su interpretaión pierde peso respecto de la original. Pedro meparece un musicazo, lo que no impide que diga que para mi se destaca más como interprete que como compositor (a pesar de Credulidad), cosa que no va en desmedro de su capacidad como músico.

El que habló de Palo no fui yo. Mezclaste dos voces.

Ah! Sé tocar y cantar Credulidad y La Balsa, pero no tiene importancia.

Saludos.

Maxi.

Anónimo dijo...

Gonchi, como te apuraron.

awka dijo...

Tenés razón Maxi, era la primera vez que escuchaba el programa y no reconozco las voces. Y al leer de nuevo lo que puse tengo que darle la razón al pelotudo menos importante que yo... fueron infantiles mis observaciones. Así que Perdón. Gracias Maxi por tu respeto.

Oscar Cuervo dijo...

Mostro:
Gonzalo puede haber confundido dos voces en la radio, puede haber citado mal la frase que escuchó e incluso puede decir algo equivocado: vos también podés decir algo equivocado, yo también.
Lo que no tiene sentido es que por eso le mandes un anónimo insultándolo. No es un asunto entre vos y él, si vos querías podías ir a su blog, también vos tenés tu blog, pero decidiste poner acá una amenaza violenta.

L. F. dijo...

vamos cuervo! por fAvor! tampoco para tanto! no te voy a dar el gusto! no voy a pedir perdón! por favor! me acaba de volver a putear y encima querés que le pida perdón! que se meta la guitarrita esa de la foto sabés en donde ... además la gente pide violencia, y si la gente de este blog lo pide , yo no me puedo negar!! la gente en mi blog no pide violencia, es mas , no piden nada, es mas , no hay gente en mi blog, salvo silvina que es como una prima hermana para mi, y el chapa, que es como un primo que no veo nunca.-
¿q tendria que haber hecho? ¿putearlo en su blog? ¿en el mio? ¿felicitarlo?¿darle la razón? a ver, decime que tendria que haber hecho!!!
sos el unico que tiene libertad en el blog para putear, al otro anonimo lo puteas a mansalva! dejame una puteada por semana aunque sea!

esto es MUY grave
bueno, hasta luego.

awka dijo...

Mostro, te pido disculpas si ofendí.

Anónimo dijo...

Chupala cuervo

awka dijo...

no volví a putearte, hace rato que no respondo las agresiones. Me parece una exageración todo esto.

Anónimo dijo...

Ya pasó, ya pasó.

Anónimo dijo...

entendí perfecto cuervo
no hay una idea, hay una obsesión contra otro.
y no te deja pensar con claridad
si te gusta creer q es una reflexion sobre el lugar desde donde te parás para escribir sobre cine, sos libre de creerlo, y yo soy libre de pensar otra cosa.
comparto objeciones de toda índole hacia quintín pero eso no convierte a tu texto en algo mejor para mí
saludos

Oscar Cuervo dijo...

Mariano:
el día que conozca tus textos voy a saber cuáles son tus ideas.

Diagnósticos psicológicos no te pedí.

Y dado que todo esto te resulta tan poca cosa dejá de perder tiempo leyéndome.
Que tengas mucha suerte.

Oscar Cuervo dijo...

Mostro:
yo no espero que pidas perdón, eso a mí no me dice nada. Se puede perdir perdón con hipocresía.

Lo que te pido es que si querés debatir algo, lo debatas y si querés agarrarte a trompadas con alguien lo arregles por otro medio, no por este blog.

Silvina dijo...

Chicos, no les parece una gran pelotudez esto? No se dan cuenta que "mostro" está sin mucha ocupación?? ajaaj

Saludos

Anónimo dijo...

ah, entonces que se vaya a joder a tu blog