Dice Lucrecia Martel en una parte de esta entrevista (recomiendo que la vean entera)
"Yo creo que el cine, las herramientas que tiene para transmitir una percepción de tiempo y espacio, lo que permite es más un cuestionamiento acerca de la percepción que algo concreto respecto de la humanidad. Parece muy abstracto, pero en el cine termina siendo muy concreto el tema del espacio y el manejo del tiempo. En tanto la percepción esté cuestionada, y de alguna manera el cine permite cuestionar eso, ahí el mundo por momentos se revela. Yo creo que el cine es eso. Más que revelar algo acerca de lo humano, revela algo acerca de nuestra percepción. Y en ese sentido es muy político, porque en tanto podamos desaprender un modo de percibir es posible volver a ver cosas. Cosas, cuestiones sociales muy concretas. Siempre doy este ejemplo porque para mí fue muy revelador. Una vez estaba caminando con uno de mis sobrinos muy chiquito, tendría cuatro o cinco años, y había un chico en la calle y me dijo: "llevémoslo a la casa", un chico que estaba durmiendo en la calle. Yo le dije: "no, bueno, no, porque él tiene su familia, tiene que ir con su familia...". Y el me dice: "¿Qué familia? Está durmiendo acá, que duerma en la casa". Y yo le decía: "no, bueno, no, porque tenés que dormir en tu camita". Y empecé a dar unas razones que yo misma me avergonzaba de las razones que estaba dando para resistirme a unas razones que para un chico eran de una obviedad tremenda: en nuestra casa había espacio, un colchón en el piso, y ese chico podría haber dormido en la casa. Esa incapacidad para no inmediatamente percibir las soluciones al problema es un modo político de percibir, que, con gran esfuerzo, durante... ¿Cuántos años dura la educación de una persona de clase media? ¿Doce años entre la primaria y la secundaria? ¡Doce años para que, cuando veamos un chico en la calle, pensemos que no hay solución, que no tenemos nada para hacer! Y eso, en ese punto me parece que el cine puede funcionar. Cuando tengo que pensar en la puesta de cámara, me resulta una manera muy rápida de identificarme y de sentirme cómoda en el set si pienso que la cámara es un chico o una chica de 9 o 10 años. Porque creo yo que esa fue una época muy decisiva, creo que el momento de mi vida donde tuve más claras las cosas acerca de mí misma, cuando la curiosidad era mayor que mis ideas acerca del mundo, tenía más curiosidad que prejuicios. Y eso me parece que es un buen espíritu para una cámara, para estar en un set. Acercarse sin prejuzgar, o intentar al menos, ¿no?, sin subestimar nada de lo que vas a ver, al contrario, una enorme curiosidad por lo que sea que esté pasando".
Lucrecia Martel hablando del cine expone un discurso tan estimulante como la experiencia de ver sus películas. No creo exagerar. Esta extraordinaria cineasta (que filma demasiado poco para mi necesidad de verla) tiene un discurso tan articulado y preciso como el estilo cinematográfico único que ha sabido crear. Escuchándola me doy cuenta de que su cine no nace de una fantasía ni de un dispendio estético, sino de un pensamiento muy riguroso acerca de la experiencia de lo real.
Esta idea de que el cine es revelador de nuestra percepción es una definición perfecta de la dirección que toman sus películas.. Y más allá, creo que vale para pensar la propia ontología de la imagen cinematográfica. Hace un tiempo que, pensando en películas recientes de diversos directores (Perrone, Di Tella, D'Angiolillo, Berger), siempre me encuentro con la misma sospecha de que el cine es un instrumento para explorar nuestra percepción, para desarticular nuestro hábitos perceptivos y volverlos a articular. Y que esa es prácticamente su única potencia política.
Ahora que escucho a Lucrecia Martel decir esto, empiezo a pensar que quizás la filosofía intrínseca del cine no sea el realismo ni el idealismo, ni el materialismo ni el empirismo, ni el humanismo, sino la fenomenología.
2 comentarios:
muy buena la anécdota con el sobrino...
Excelente! Contundente! Cuánta claridad! Me hace pensar en los escépticos griegos y la epojé, en Wittgenstein y la última parte del Tractatus: El no poder afirmar nada acerca del mundo, que nuestra percepción puede engañarnos y que tomamos decisiones guiados por esa percepción como si no hubiera duda de que ese es el mundo, creo que es un problema existencial de primer orden. Qué suerte que haya artistas con ideas tan claras y con la capacidad para plasmarlas en su obra como Lucrecia Martel. Un placer escucharla.
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