El proyecto político macrista viene con una falla de origen: el gobierno de Cristina no le facilitó las precondiciones sociopolíticas que hicieran tolerable un ajuste económico drástico acorde con sus intereses estratégicos. Cristina dejó el poder sin padecer las crisis de gobernabilidad que sufrieron todos los gobiernos civiles postdictatoriales. Lo que las clases dominantes que hoy manejan todos los resortes del poder político y económico necesitaban era que el kirchnerismo terminara en una debacle que incluyera corridas cambiarias, hiperinflación, saqueos y un desmadre represivo con decenas de muertos. Un final apocalíptico de los 12 años kirchneristas hubiese logrado un efecto social disciplinador que convenciera al pueblo de la inexorabilidad del ajuste que la derecha desea. Pero Cristina se fue con un país en orden y una Plaza llena. Así es como interactúan los símbolos y los intereses materiales. Por eso el primer año del macrismo en el poder estuvo signado por un intento de desplazar las expectativas de mejora hacia plazos cada vez más inciertos, a la vez de la necesidad de narrar una crisis retrospectiva: "en cuestión de días (semanas, meses, semestres) las cosas van a empezar a ponerse interesantes" y también "el bienestar social en que se vivía no era real, sino una ficción que nosotros hemos venido a sincerar".
Baja de salarios, endeudamiento masivo, transferencia de ingresos hacia los sectores más ricos, apertura comercial, desempleo: ese es el breve repertorio político que da razón de ser al proyecto gobernante.
Cuando todavía no había asumido como Ministro de Hacienda Alfonso Prat Hay canchereaba en el programa de Carlos Pagni en TN: "vamos a liberar el cepo sin provocar una estampida inflacionaria, porque los precios ya están dolarizados y una vez que les paguemos a los holdouts, en un nuevo clima de negocios en marzo llegan las inversiones que reactivarán la economía". La devaluación se produjo, el gobierno se allanó a las pretenciones buitres
En estos meses de gobierno el macrismo ya causó daños que serán muy difíciles de reparar, pero no todavía todo lo que hubieran querido. ¿Qué cosas les salieron bien? ¿Cuáles no? ¿En qué cosas se quedaron a mitad de camino? ¿Cuánto daño económico es todavía políticamente viable? ¿Qué oportunidades ya les serán difíciles de recrear, una vez pasado el primer año de gobierno? ¿Qué factores económicos harían todavía sustentable una profundización del ajuste? ¿La llegada de inversiones productivas es una posibilidad real o una fábula para ganar tiempo? ¿El actual contexto internacional favorece los planes oficialistas? ¿Qué requisitos sociopolíticos debería lograr este proyecto para que las inversiones llegaran? ¿Cómo conciliar la profundización del ajuste con una paz social duradera?
Déficit fiscal, atraso cambiario, conflictividad gremial, costo laboral, recesión: las anomalías del sistema. ¿Será el macrismo capaz de remover estos obstáculos?