Florencia Ruiz en La otra.-radio, para escuchar clickeando acá
El domingo vino a la radio Florencia Ruiz. Otra vez: ella estuvo varias veces en el programa, en la revista La otra, en Patologías Culturales. Nos gusta esa oportunidad de tener como amiga a alguien que además es una artista admirada (porque a veces admiramos a artistas que nunca vamos a conocer,). Varias veces tuvimos que poner en la lista de nuestros discos favoritos de cada año el que ella sacó esa vez. Su modo de hacer canciones es puro, delicado, íntimo. Hay una tersura en el color de su voz y en sus músicas que fluye con naturalidad, embelesa. Y este año hizo Parte, un disco con el Mono Fontana, un héroe secreto de la música argentina desde hace mucho tiempo, artífice de un sonido singular e indefinible, capaz de transformar en música ambientes, rumores y ruidos que antes de que él los tocara no se podrían concebir como tales. Un arte de lo fortuito, de lo disruptivo, un sobresalto sutil, un imprevisto que al final se reconoce como necesario. La conjunción de los talentos de Florencia y el Mono, distintos y complementarios, da lugar a un disco genial. Un tercio de las canciones que grabaron son nuevas y el resto formaban parte del repertorio de Florencia pero la intervención del Mono las conduce a otro plano, las reformula. El método de tirarse a grabarlas en vivo, en una sola toma, sin saber ellos qué puede pasar hasta que pase, le da a Parte una fragilidad encantadora. Esta es solo una parte de una conversación más extensa, incrustada con canciones, que clickeando acá se puede escuchar completa.
- Finalmente este año grabaron un disco juntos. ¿Se lo debían, no?
- Sí, viste esas cosas que se dan, sencillo, no hay mucha vuelta. Yo estaba grabando un disco con Villavicencio que quedó todavía inconcluso. Y surgió: ¡uy, el disco con el Mono! Y le dije al Mono: "che, ¿querés?". Incluso cuando se lo dije fue un día en el que yo me había quedado muda. En un show que tuvimos en diciembre me quedé muda, pero no había una razón. Después entendí que tenía que ver un poco con la situación política y eso. Y teníamos un show en el Conti, al que fui directamente muda. Me dieron un corticoides, no me acuerdo cómo se llama, y no me hizo nada. El otorrino me dijo: "es rarísimo, porque no pasa nunca". Íbamos en el auto, yo iba callada atrás, el Mono adelante, y ahí medio mágicamente fui recuperando la voz, fue como una especie de milagro...
- ¿Vos te animaste a subir al escenario sin saber qué podía pasar?
- No, yo sabía que alguna cosa podía hacer, pero la idea era hacer un show más instrumental, que no sabíamos qué iba a ser. Y, bueno, él es un gran músico y salió a hacer sus cosas, viste, eso es genial. Yo no estaba enterada pero ese día iba Estela de Carlotto a inaugurar un nuevo sector en el Conti, que funciona en la Ex-ESMA. Y cayó de sorpresa Cristina. Entonces mientras probábamos sonido abrieron una ventana justo atrás mío y el viento traía las voces de ellas. Y nosotros estábamos probando sonido y escuchábamos. Y yo es como que empecé a recuperar la voz, no sé cómo explicarte. Él me decía: "uy, te mata la presi"... para molestar. Y cuando volvíamos en el auto le dije: "che, si tenés ganas...". Y él me dijo: "mirá, no sé... mejor no, tendría que grabar mis cosas...". "Bueno, ta bien...". Y después al tiempo me escribió: "vamos, cuando tengas ganas...". Nos vimos ese día y después nos vimos directamente en la grabación.
- Ustedes venían tocando juntos de hace rato.
- Hacía cinco años para esa época que estábamos tocando, el dúo tenía un camino recorrido. De a poco, acá, allá, siempre armamos las fechas muy sobre el pucho y haciendo lo posible, lo que es posible para nosotros. Y sin querer pasaron cinco años de estar tocando todos los meses prácticamente. Era un montón de música, lo que también nos costó a la hora de decidir, hay muchas canciones que fueron quedando afuera del repertorio. Creo que sí, que nos debíamos hacer el disco. No sé qué va a pasar, quizás, qué sé yo, un día se diluye o vienen ganas de hacer otra cosa, o música con otros, no lo sé, pero está bueno que haya quedado el registro de que encontramos este sonido. Nosotros trabajamos mucho con la espontaneidad, con el momento. Tocar las canciones por primera vez en la grabación le daba un jugo bien importante... Yo no podía creer cuando escuché... Siempre me sorprendo porque el Mono siempre toca algo distinto: lo que tocó ayer no tenía nada que ver con lo que tocó hace dos semanas en La Plata, ni con lo que tocó en Córdoba. Te obliga siempre a estar trabajando la escucha, a estar conectados. Muchas veces pasa que los músicos estamos concentrados en hacer bien lo nuestro: yo tengo que estar bien, que cantar bien, que estar afinada, como ir tachando, ¿viste? Pero nos olvidamos que lo que hay que hacer es escucharnos con los demás, para que de esa unión se produzca una música única.
- Porque además el arte del Mono es muy aleatorio, ¿no? Vos tenés desarrollada una cierta estructura de la canción, la secuencia de acordes, la voz...
-Sí, sí. Para que pase algo uno siempre tiene que tener claros los roles. Culturalmente nosotros creemos que el que canta es el que manda. O seguimos la voz y no seguimos otras cosas, la palabra es muy fuerte, pero él trabaja mucho con la palabra. Donde digo tal cosa pasa esto, no pasa aquello ni lo otro. Pero en realidad yo me siento como un soldado, como que yo voy a estar ahí sosteniendo para que él brille.
- ¿Ese momento en el escenario te genera adrenalina? ¿lo disfrutás? ¿hay angustia?
- Todo, todo, sí. Porque él es un músico muy increíble. Pero realmente: a veces no puedo creer lo que tocó, no, no. Y muchas cosas te las perdés. Yo me fui enterando, sobre todo porque pudimos hacer un registro audiovisual. Nosotros fuimos al estudio, tocamos, grabamos, pero no sabíamos cómo, vos te quedás con la sensación. Y aveces, al revés: vos decís: "no estuvo tan bueno". Y cuando escuchás un registro: "ah, sí, estuvo bueno".
- Pero el método fue similar al del disco anterior, de grabarlo todo de un tirón, con público en silencio.
- Sí. Me parecía que estaba bueno continuar con esa idea. Y creo que el dúo tiene esa esencia: es ahora, es así. De hecho hay un montón de cosas que yo agradezco: "ay, qué suerte que esto se le ocurrió en el disco, ¿no?". Porque muchas veces nuestros shows son bastante radicales y el disco fue, como diría el Chavo, por el costado amable.
- Si tenemos que hablar del Mono, podríamos llamarlo "el Gran Desconocido Popular", para usar la expresión de Lucas Martí, porque no es masivamente muy conocido; sin embargo, es un músico de culto, porque los grandes músicos tienen una especie de veneración por él, empezando por Spinetta, que lo nominó como "la usina más grande que se puede conocer". ¿Viste esas frases de Spinetta? Y lo tenía ahí como su mano derecha. Yo no escuché los discos del Mono como solista. Y cuando escuchaba a Spinetta, a lo largo de años, pensaba: "mirá cómo se le ocurrió esto a Spinetta, qué raro". Y ahora cuando lo escucho con vos, me di cuenta de que eran cosas del Mono, que Spinetta se abría a sus ideas y lucían también con él. El Mono Fontana siempre con un bajísimo perfil, es bastante difícil describir la música que él hace a alguien que no lo escuchó.
- Sí, muy difícil. Bueno, la música no se puede explicar, ¿viste? Dejá que la música hable por vos. Él se dedica más a eso, se sienta y hace.
Fotos: Willy Villalobos
El domingo vino a la radio Florencia Ruiz. Otra vez: ella estuvo varias veces en el programa, en la revista La otra, en Patologías Culturales. Nos gusta esa oportunidad de tener como amiga a alguien que además es una artista admirada (porque a veces admiramos a artistas que nunca vamos a conocer,). Varias veces tuvimos que poner en la lista de nuestros discos favoritos de cada año el que ella sacó esa vez. Su modo de hacer canciones es puro, delicado, íntimo. Hay una tersura en el color de su voz y en sus músicas que fluye con naturalidad, embelesa. Y este año hizo Parte, un disco con el Mono Fontana, un héroe secreto de la música argentina desde hace mucho tiempo, artífice de un sonido singular e indefinible, capaz de transformar en música ambientes, rumores y ruidos que antes de que él los tocara no se podrían concebir como tales. Un arte de lo fortuito, de lo disruptivo, un sobresalto sutil, un imprevisto que al final se reconoce como necesario. La conjunción de los talentos de Florencia y el Mono, distintos y complementarios, da lugar a un disco genial. Un tercio de las canciones que grabaron son nuevas y el resto formaban parte del repertorio de Florencia pero la intervención del Mono las conduce a otro plano, las reformula. El método de tirarse a grabarlas en vivo, en una sola toma, sin saber ellos qué puede pasar hasta que pase, le da a Parte una fragilidad encantadora. Esta es solo una parte de una conversación más extensa, incrustada con canciones, que clickeando acá se puede escuchar completa.
- Finalmente este año grabaron un disco juntos. ¿Se lo debían, no?
- Sí, viste esas cosas que se dan, sencillo, no hay mucha vuelta. Yo estaba grabando un disco con Villavicencio que quedó todavía inconcluso. Y surgió: ¡uy, el disco con el Mono! Y le dije al Mono: "che, ¿querés?". Incluso cuando se lo dije fue un día en el que yo me había quedado muda. En un show que tuvimos en diciembre me quedé muda, pero no había una razón. Después entendí que tenía que ver un poco con la situación política y eso. Y teníamos un show en el Conti, al que fui directamente muda. Me dieron un corticoides, no me acuerdo cómo se llama, y no me hizo nada. El otorrino me dijo: "es rarísimo, porque no pasa nunca". Íbamos en el auto, yo iba callada atrás, el Mono adelante, y ahí medio mágicamente fui recuperando la voz, fue como una especie de milagro...
- ¿Vos te animaste a subir al escenario sin saber qué podía pasar?
- No, yo sabía que alguna cosa podía hacer, pero la idea era hacer un show más instrumental, que no sabíamos qué iba a ser. Y, bueno, él es un gran músico y salió a hacer sus cosas, viste, eso es genial. Yo no estaba enterada pero ese día iba Estela de Carlotto a inaugurar un nuevo sector en el Conti, que funciona en la Ex-ESMA. Y cayó de sorpresa Cristina. Entonces mientras probábamos sonido abrieron una ventana justo atrás mío y el viento traía las voces de ellas. Y nosotros estábamos probando sonido y escuchábamos. Y yo es como que empecé a recuperar la voz, no sé cómo explicarte. Él me decía: "uy, te mata la presi"... para molestar. Y cuando volvíamos en el auto le dije: "che, si tenés ganas...". Y él me dijo: "mirá, no sé... mejor no, tendría que grabar mis cosas...". "Bueno, ta bien...". Y después al tiempo me escribió: "vamos, cuando tengas ganas...". Nos vimos ese día y después nos vimos directamente en la grabación.
- Ustedes venían tocando juntos de hace rato.
- Hacía cinco años para esa época que estábamos tocando, el dúo tenía un camino recorrido. De a poco, acá, allá, siempre armamos las fechas muy sobre el pucho y haciendo lo posible, lo que es posible para nosotros. Y sin querer pasaron cinco años de estar tocando todos los meses prácticamente. Era un montón de música, lo que también nos costó a la hora de decidir, hay muchas canciones que fueron quedando afuera del repertorio. Creo que sí, que nos debíamos hacer el disco. No sé qué va a pasar, quizás, qué sé yo, un día se diluye o vienen ganas de hacer otra cosa, o música con otros, no lo sé, pero está bueno que haya quedado el registro de que encontramos este sonido. Nosotros trabajamos mucho con la espontaneidad, con el momento. Tocar las canciones por primera vez en la grabación le daba un jugo bien importante... Yo no podía creer cuando escuché... Siempre me sorprendo porque el Mono siempre toca algo distinto: lo que tocó ayer no tenía nada que ver con lo que tocó hace dos semanas en La Plata, ni con lo que tocó en Córdoba. Te obliga siempre a estar trabajando la escucha, a estar conectados. Muchas veces pasa que los músicos estamos concentrados en hacer bien lo nuestro: yo tengo que estar bien, que cantar bien, que estar afinada, como ir tachando, ¿viste? Pero nos olvidamos que lo que hay que hacer es escucharnos con los demás, para que de esa unión se produzca una música única.
- Porque además el arte del Mono es muy aleatorio, ¿no? Vos tenés desarrollada una cierta estructura de la canción, la secuencia de acordes, la voz...
-Sí, sí. Para que pase algo uno siempre tiene que tener claros los roles. Culturalmente nosotros creemos que el que canta es el que manda. O seguimos la voz y no seguimos otras cosas, la palabra es muy fuerte, pero él trabaja mucho con la palabra. Donde digo tal cosa pasa esto, no pasa aquello ni lo otro. Pero en realidad yo me siento como un soldado, como que yo voy a estar ahí sosteniendo para que él brille.
- ¿Ese momento en el escenario te genera adrenalina? ¿lo disfrutás? ¿hay angustia?
- Todo, todo, sí. Porque él es un músico muy increíble. Pero realmente: a veces no puedo creer lo que tocó, no, no. Y muchas cosas te las perdés. Yo me fui enterando, sobre todo porque pudimos hacer un registro audiovisual. Nosotros fuimos al estudio, tocamos, grabamos, pero no sabíamos cómo, vos te quedás con la sensación. Y aveces, al revés: vos decís: "no estuvo tan bueno". Y cuando escuchás un registro: "ah, sí, estuvo bueno".
- Pero el método fue similar al del disco anterior, de grabarlo todo de un tirón, con público en silencio.
- Sí. Me parecía que estaba bueno continuar con esa idea. Y creo que el dúo tiene esa esencia: es ahora, es así. De hecho hay un montón de cosas que yo agradezco: "ay, qué suerte que esto se le ocurrió en el disco, ¿no?". Porque muchas veces nuestros shows son bastante radicales y el disco fue, como diría el Chavo, por el costado amable.
- Si tenemos que hablar del Mono, podríamos llamarlo "el Gran Desconocido Popular", para usar la expresión de Lucas Martí, porque no es masivamente muy conocido; sin embargo, es un músico de culto, porque los grandes músicos tienen una especie de veneración por él, empezando por Spinetta, que lo nominó como "la usina más grande que se puede conocer". ¿Viste esas frases de Spinetta? Y lo tenía ahí como su mano derecha. Yo no escuché los discos del Mono como solista. Y cuando escuchaba a Spinetta, a lo largo de años, pensaba: "mirá cómo se le ocurrió esto a Spinetta, qué raro". Y ahora cuando lo escucho con vos, me di cuenta de que eran cosas del Mono, que Spinetta se abría a sus ideas y lucían también con él. El Mono Fontana siempre con un bajísimo perfil, es bastante difícil describir la música que él hace a alguien que no lo escuchó.
- Sí, muy difícil. Bueno, la música no se puede explicar, ¿viste? Dejá que la música hable por vos. Él se dedica más a eso, se sienta y hace.
- El próximo es el 17 de noviembre, un show compartido con el Tatadios Cuarteto, con quienes estuvimos tocando para este homenaje para los 65 años de Charly García, y como no queríamos que quedara solamente en eso, se armó esta fecha en el Kyrie Club, en el barrio de San Telmo. Con el Mono vamos a hacer nuestra música, después vamos a hacer los primeros cuatro temas de Yendo de la cama al living de Charly con el Tatadios y yo voy a ser la cantante invitada de eso, y después vamos a hacer algunas músicas juntos seguramente.
- Esa fecha tiene el plus de escucharte cantar los temas de Charly...
- Mirá, sí, creo que sí, porque el trabajo que hizo Martín Sued de arreglos de esos temas es muy bueno. No es que son las canciones que conocés, no. Sí, son esas canciones pero Martín se puso a trabajar sobre ellas.
- Entre esas cuatro está "Vos también estabas verde", que no es precisamente un hit, que los muy fans de Charly siempre recuerdan y esperan escuchar.
- Y es un tema muy increíble. Creo que toda la obra de Charly es gigante, y realmente Charly fue un hombre que en cada época ha podido registrar, ha tenido el verdadero ojo que puede mirar lo que los otros no. Repasando y estudiando sus músicas, sobre todo la genial "No bombardeen Buenos Aires", tuve la suerte de cantarlo en ese antro de macristas y gritarles bien fuerte a la cara: "por favor, no bombardeen Buenos Aires"... y ya no damos más. Y vos leés esas letras, o la otra, "Superhéroes", que es muy increíble cómo tenía esa pluma tan de ir a lo concreto, de contarte todo, porque te contaba todo. Por eso es un desafío como cantante abordar esas letras, cosa que yo, primero no tengo esa capacidad ni por casualidad, y después tenés que tener muchas agallas, ser muy valiente. Creo que él fue muy valiente y eso hay que celebrarlo cada día.
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