jueves, 10 de abril de 2008

BAFICI: la tierra arrasada

Por Oscar A. Cuervo

"El desierto crece" decía FN hace ya bastante. Y, cierto, el desierto está creciendo: a veces adopta el aspecto de un mundo en concreto, quiero decir: de hormigón. Así es como crece el proceso de desertificación de lo real en la China. Hoy todo el mundo está pendiente de China, la antorcha olímpica está llegando. El asunto de los juegos olímpicos es tema de alta política, los chinos están convencidos de que el siglo XXI será suyo y se preparan en la forma en la que ellos hacen todo: en grande. Represas gigantescas, explanadas de hormigón más grande que países enteros y, siguiendo a Mao: hay que destruir un mundo para construir otro nuevo. Los maoístas de hoy tomaron esa frase en un sentido concreto y están tirando abajo las viejas casas para construir rascacielos.


Por eso, se dice en The Concrete Revolution (el documental de Xiaolu Guo), viajar de un lado a otro de China es viajar en el tiempo: del futuro al pasado o viceversa, con la salvedad de que al volver al punto de partida lo que estaba ya no está. Cómo esta inmensa mutación escenográfica repercute en las personas, si la desertificación se está interiorizando de un modo peligroso o al menos inmanejable, de eso se está ocupando mucho el cine: desde las películas de Jia Zhan-ke (Platform, Still life, Dong, The world, este año vamos a ver Useless), así como otros films programados para este BAFICI: Up the Yangtze (ficción de Chang Yung) y esta The concrete revolution. Lo que llama la atención en todas estas películas es una mega-melancolía, esa luz apagada que las baña.

Pero los signos de la desertificación pueden ser otros: los que capta John Gianvito en su profunda y triste Profit Motive and the Whispering Wind, motivos de provecho y viento susurrante. Un territorio, el americano, sembrado de tumbas, de placas que rememoran masacres que nadie recuerda: mineros masacrados, sindicalistas, disidentes, poblaciones aborígenes exterminadas. Las placas dicen "aquí ha sucedido", dice los nombres, las fechas, las balas y hasta las manos que las dispararon. Pero parece que nadie repara en ellas más que la cámara de Gianvito. Esa sangre ha regado las verdes praderas en las que el viento susurra voces que ya nadie escucha. América, tierra de motivos de provecho y viento susurrante. Traten de no perderse estas dos notables evidencias de que el desierto crece: The Concrete Revolution y Profit Motive and the Whispering Wind.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Transcribo la sinopsis y el comentario sobre The concrete revolution que forman parte del catálogo del tercer MARFICI. Este video formó parte de la competencia de documentales de este festival. Tal vez sirva de algo.

1) La Cina e vecina, decía Marco Belocchio en 1967, cuando el país de Mao parecía renovar el impulso revolucionario de occidente; hoy, de Mao solo quedan algunas canciones, pero China vuelve a avecinarse. Aquí, un ensayo sobre vértigo y urbanismo.


2) La situación de los obreros, la veloz transformación del espacio urbano, el concepto de hogar, el tiempo, la censura, el maoísmo, el milagro económico y las olimpíadas de 2008, entre otros asuntos, constituyen el entramado temático de la película de Xiaolu Guo. Con recursos cercanos al video arte y un registro fragmentario que aprovecha la elasticidad del ensayo (de ahí su subtítulo: Notas sobre la Nueva China aproximándose al Año el Mono), The concrete revolution pone en escena el nuevo paso adelante del gran país del este.

3) “La ciudad cambia constantemente; los turistas deberían leer los más recientes mapas para evitar el riesgo de perderse”. Con estas palabras le da su bienvenida al curioso el web site oficial de Beijing. Xiaolu Guo ofrece esta información al comienzo de su película, poco después de contar la historia de un hombre que salió para comprar el diario y al regresar se dio cuenta de que su casa había desaparecido. El concreto corre más rápido que las noticias; la historia se vuelve vertiginosa una vez más. Dos aceleraciones: del último emperador a la revolución cultural, y de esta a la revolución industrial. El lenguaje no es ajeno a esta carrera, como lo muestra la continua incorporación de palabras de origen inglés al vocabulario cotidiano chino. En este caldero de velocidades, el congelado sobre el cuerpo de un bañista - que viola las reglas de la censura al encuadrar más de tres pulgadas por debajo de los pezones masculinos – tal vez sea el momento más brillante de la película.

Saludos a todos

Oscar Cuervo dijo...

Muy bien José: el MaRfici siempre se luce y se han anticipado al bafici con esta película muy buena: eso habla de la aguda mirada de los programadores marplatenses.
Y agrego: para seguirse metiendo en la asombrosa mutación china, no dejar de ver Up the Yangtse, sobre la misma represa de las Tres Gargantas que nos mostrara Jia Zhang-ke. En otro post amplío, pero no la dejen escapar.