todos estamos igual

miércoles, 19 de marzo de 2008

Así miente el hijo de Solita


Buenos Aires, 19 de marzo de 2008



Estimada vecina:

Me veo en la obligación de apelar a este medio de comunicación para poner en claro la situación del Programa Cultural en Barrios, dado que las decisiones que se han tomado en las últimas semanas fueron objeto de fuertes reacciones e información completamente inexacta.

Ante todo me parece importante transmitir que esta Dirección General, el Ministerio de Cultura y el Gobierno porteño están comprometidos en mantener y vivificar la oferta de cultura en Buenos Aires. Entendemos la cultura como un bien público que debe llegar a todos, y reconocemos como rol ineludible del Estado garantizar que cada vecino tenga efectivo acceso a la oferta artístico-cultural de la Ciudad.

En el marco de las políticas culturales del Ministerio de Cultura, el Programa Cultural en Barrios representa una herramienta fundamental para la Promoción Cultural, ya que ofrece a los vecinos la posibilidad de integrarse libre y gratuitamente a actividades culturales y artísticas con diversos lenguajes, disciplinas y niveles, de manera descentralizada en 36 puntos de la Ciudad.

Al iniciarse esta gestión –unos meses atrás-, el Programa Cultural en Barrios presentaba graves irregularidades: falta de información precisa sobre la oferta y dictado de talleres, carencia de un registro fiable acerca de qué talleres se llegaban a dictar efectivamente, una total falta de control respecto del efectivo cumplimiento en el dictado de los talleres y el desempeño y calificación de los docentes. Asimismo, las estadísticas internas presentaban información muy poco fiable sobre la cantidad de inscriptos y la cantidad de asistentes reales en cada taller.

A este panorama caótico, se sumaba la carencia de una planificación y coordinación centralizada de la oferta de talleres, que quedaba así librada al arbitrio de los Coordinadores de cada Centro Cultural Barrial. Esta falta de previsión redundaba en superposiciones, incoherencia en los contenidos y desajustes entre la oferta y la demanda real de los vecinos. Ya que, además de detentar una suerte de monopolio sobre la oferta de talleres, los Coordinadores tenían el manejo político de las propuestas para designaciones y reemplazos de vacantes en la planta funcional docente. Esto transformaba a cada Centro Cultural en una isla, quitando toda posibilidad de diagramar una política cultural planificada, coherente y de calidad; es decir, una política cultural que privilegie las necesidades y expectativas de los vecinos, por encima de las ideas desarticuladas de cada Centro.

Otro dato que refleja la irregularidad en la que se hallaba este programa, es que se detectaron casos de docentes con más horas-cátedra asignadas por planilla de las que materialmente podrían dictar, teniendo en cuenta los horarios en que los Centros Culturales están abiertos. Además, se encontraron casos de Centros Culturales con más talleres de los que materialmente podrían albergar, acorde al número de aulas con las que cuentan. También se encontraron casos de cobros informales para asistir a talleres que deben ser gratuitos, lo que implica la violación de una premisa constitutiva y expresa de esta Dirección General (la gratuidad de su oferta cultural).

Muchas de estas prácticas nefastas están reflejadas en el informe Nº 835 de la Auditoría General de la Ciudad –accesible a cualquier ciudadano en la página Web de ese organismo - , correspondiente al análisis del Programa Cultural en Barrios realizado desde 2005, publicado en noviembre de 2007, y que concluye de manera contundente recomendando un sumario administrativo del Programa.

Frente a este panorama desalentador, la nueva gestión se propuso reestructurar y transparentar todas las acciones referidas a la dinámica operativa del Programa Cultural en Barrios. En función de eso, se decidió reemplazar al Coordinador General, iniciar un diagnóstico exhaustivo del Programa, reunir información precisa sobre el dictado de talleres en cada Centro Cultural, y diseñar e implementar un sistema informático que permita sistematizar la gestión de docentes, talleres, inscriptos, asistencias, cupos y listas de espera. Pero algo todavía más importante, se busca recuperar el rol rector de la Coordinación General del Programa en la planificación de la oferta de talleres de cada Centro Cultural en el marco de una estrategia global, la corrección de superposiciones e insuficiencias y el efectivo control de la oferta, para que llegue efectivamente a los vecinos.

Como siempre pasa cuando se tocan intereses, estructuras y manejos políticos, se difundieron muchas mentiras. Se lanzaron cifras a la ligera sobre la cantidad de talleres suspendidos, y hasta se anticipó el cierre de los Centros Culturales. Pero nada de esto ocurrió.

Lo cierto es que todos los Centros Culturales del Programa están recibiendo inscripciones, y todos los ciudadanos de Buenos Aires se pueden inscribir a los talleres. Si debido a la reestructuración de la oferta se detecta una demanda insatisfecha, trabajaremos en dar de alta nuevos talleres para satisfacerla. Esto es posible porque este gobierno decidió, por Decreto 166/08, ampliar la oferta de horas cátedra respecto del año pasado, pasando de 3.901 horas mensuales en 2007, a 4.081 horas en 2008, para el dictado de talleres culturales.

La inscripción a talleres se desarrolló con gran participación vecinal entre el día 10 y el 17 de marzo, día en que comienza el dictado de talleres. Cabe aclarar que esta oferta es diferente de la del año 2007 y apunta no solo a ajustarse a la demanda real de los vecinos, sino fundamentalmente a transparentar las acciones de un Programa que encontramos viciado por manejos políticos, y completamente carente de las más elementales condiciones de control de gestión y control ciudadano.

Estamos empeñados en transformar el Programa, corregir cada situación irregular que detectemos, para poder brindar a los ciudadanos porteños una oferta cultural para todos y de calidad. Esperamos que nuestra gestión se juzgue por acciones concretas y los resultados de las mismas.

Baltazar Jaramillo
Director General de Promoción Cultural
Subsecretaría de Gestión Cultural
Ministerio de Cultura
Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires

3 comentarios:

Estrella dijo...

Cuervo, ¿por qué decís que miente?

(el fondo negro del blog me está matando... vuelvo en un rato).

Anónimo dijo...

¿jaramillo es el hijo de lombardi también?

Anónimo dijo...

Debe ser cierto lo que dice!! Si todas las areas del estado estan corrompidas!