jueves, 23 de mayo de 2019

Giallo, género y electroshocks

La otra.-radio del domingo pasado, para escuchar acá y acá



El programa del domingo pasado estuvo atravesado por las tensiones, los sobresaltos y las mutaciones. Para anunciarlo en el blog tuvimos que pintarlo de amarillo. No sin un escozor. De la primera parte, acerca de los sobresaltos políticos por los que atraviesa la Argentina, ya hablamos e incluso subimos el audio. Acá.

Segunda parte: Lou con el pelo amarillo, para escuchar clickeando acá.

Lou Reed iba dejando transcurrir su carrera artística como si fuera un muñeco manejado por una extraña influencia. Como que no estaba ahí, a mediados de los 70, mientras grababa sus discos. Cuanto menos estaba, mejor le iba. No podía perdonar la terapia de electroshock a la que sus padres lo sometieron para que no fuera tan puto: "Te ponen esa cosa en la garganta para que no te muerdas la lengua y te ponen electrodos en la cabeza. Eso es lo que recomendaban en Rockland County para desalentar tus sentimientos homosexuales. El efecto es que perdés la memoria y te convertís en una planta. No podés leer un libro porque llegás a la página 17 y tenés que volver al principio".

¿No sabés que van a matar a tus hijos?
¿que van a ir matándolos, que los van a matar
van a ir matándolos, los van a matar
a menos que se escapen lejos?
Pero cuando te inyectan Thorazine con cristales
te ahogás como un hijo de puta.
¿No sabés que van a matar a tus hijos?
¿que van a ir matándolos, que los van a matar
van a ir matándolos, los van a matar
a menos que se escapen lejos?



Lou no les prestaba atención a los detalles del proceso de grabación de sus discos pero les salían terriblemente chulos. Tenía una reputación de músico de culto que defender pero dejaba todo a la deriva. A veces la crítica lo destruía, pero igual le iba bien.


Tercera y cuarta partes: libros y películas amarillas, mutaciones y desvíos, para escuchar clickeando acá

El giallo es un ¿género? ¿subgénero? ¿estilo cinematográfico?. Vaya uno a saberlo. Los expertos difieren. Todo puede contarse como si hubiera empezado con los libros de bolsillo de editorial Mondadori, pulp fiction, o con una corriente de películas entre la revisitación de aquellas tramas biliares o sangrientas en los años 60 y 70, aptas para consumo irónico o serio según cómo se mirara, entre el neoclásicismo o la modernidad. Esos años italianos eran así.

También puede contarse la historia desde el siglo xxi argentino, cuando aquellas películas se volvieron objetos de culto o de estudios académicos. Son mutaciones de la cultura postmoderna. Diecinueve autores escriben sus puntos de vista en uno de los pocos libros en castellano sobre el género, subgénero o estilo. El libro publicado por el Colectivo Rutemberg se llama Giallo. Crimen, sexualidad y estilo en el cine de género italiano. En el título aparecen las palabras sexualidad y género, pero no están usadas con la perspectiva de los estudios de género, sino más bien del cine de estudios. En el programa conversamos con uno de sus autores y compiladores, Alvaro Bretal.


Uno de los capítulos del libro, titulado "Tribulaciones", habla de las tribulaciones para publicar un libro sobre el giallo en la Argentina amarilla, con brutales devaluaciones y autores de empleos precarios. ¿Existen huellas de este presente de aprietes en la consideración de un género, mientras vuelve a rescatarse el cine de géneros? La pregunta en parte se responde en la charla que tuvimos con Bretal y en parte leyendo el libro. O viendo aquellas películas, si da.

Evolution, Lucile Hadžihalilović (2015)

Finalmente, en una coda no fortuita, mudamos nuestra atención hacia los modos de aparición del cuerpo de las mujeres bajo una mirada masculina en el cine de monstruos. Aquí ya hablamos de género no como quien habla de cine de género, sino de miradas de género. Las Mujeres Audiovisuales (MUA) hicieron unas jornadas y planean otras donde empezar a mirar la mirada de género en ciertos géneros del cine.

Si Jean-Luc Godard tuviera que explicarle a un extraterrestre qué es el cine, le diría -se lo dice a Alexander Kluge, que se lo pregunta- que necesitamos ese aparato para ver a la humanidad, así como necesitamos un telescopio para ver a lo lejos, o un microscopio, para ver de cerca, o lentes, para ver mejor. Mejor sería añadir a lo dicho por Godard que una mayoría de los cineastas que empuñaron el aparato hasta ahora fueron hombres, de modo que predominó la mirada de ellos. Algo que puede acabar.


El programa lo hicimos Carla Maglio, Paz Bustamante, Carmen Cuervo, Paula Sotelo, Maximiliano Diomedi y Oscar Cuervo. Y lo escuchan clickeando ahí arriba donde ya les indicamos.

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