miércoles, 25 de junio de 2008
El príncipe
Por Guillermo Villalobos
Conocí al Príncipe (Gustavo Pena Casanova) en Plan B, un boliche de Cabo Polonio. Esa noche, mientras el Príncipe cantaba Pensamiento de Caracol, Cuchi, el dueño de casa, se acercó y me dijo al oído: "Si este hubiera nacido en Nueva York sería B. B. King , ¿entendés?". Cuatro temas y entendí. Estoy hablando del verano de 2002. Pregunté a mis amigos si había algo grabado de él y me pasaron grabaciones caseras. Lo escuché y me sorprendí. Me parecía que todo el tiempo estaba hablando de cosas que me habían pasado.
Había escuchado que estaba muy enfermo, con una enfermedad que se llama Guillén Barré, que le estaba comiendo los músculos, que no podía hablar, que se había quebrado un brazo y no podía tocar. En fin, que estaba arruinado. Al llegar a Montevideo un amigo me dice si quiero ir a visitarlo y ahí fuimos. Llegamos a su casa y a los cinco minutos nos estaba mostrando la música que había compuesto en esos días. Resulta que estaba componiendo con la computadora y estaba muy contento. No paraba de mostrarnos temas. Le tuvimos que decir que esperara, que nos dejara digerirlos un poco. Hicimos unos ñoquis, hablamos hasta que se hizo tarde, mi amigo se fue y nosotros nos fuimos al bar a seguir conversando. En el camino me contaba lo lindo que era un patio que había conocido en el hospital donde había estado internado los últimos meses. Decía que a las cinco de la tarde se iba al patio, se fumaba uno y escuchaba el canto de los pájaros hasta que se callaban. Mientras, se tomaba un cafecito y se preguntaba por qué la gente que iba al hospital no curtía ese lugar tan bonito. En ningún momento se quejó de lo que le estaba pasando. Contaba su vida, no le parecía ni bien ni mal. Yo en su lugar estaría enfermo, él estaba componiendo canciones.
Y seguí escuchándolo. Volví a verlo. Habían pasado unos meses y al llegar a Montevideo me cuentan que estaba internado en el Maciel, un hospital público. Llego a la puerta de Terapia Intensiva, pregunto por Gustavo Pena y la enfermera me dice que puede ser “ese que está al fondo”. Entro y ahí estaba, dormía. Me quedé un rato a su lado y cuando despertó me dijo que lo disculpara, que no podía hablar. Le pregunté qué necesitaba y me dijo si no podía hacerle unos masajitos en los pies. Así pasamos la noche. Al otro día estaba mejor, lo pasaron a una sala común y me llevó a dar una vuelta por el hospital. En la recorrida me presentó a varias enfermeras como si fueran sus tías.
Ser amigo del Príncipe es una de las cosas más importantes que me han pasado. Él podía ver la vida sin opinar ni sacar conclusiones, sin pensar previamente. Me mostró que es posible soltarse y dejar que eso hable a través tuyo, sin intervenir. Y vivía como componía.
En el verano de 2004 un amigo recién llegado de Europa me dice que tiene un pique para realizar documentales y venderlos en España. Me pregunta si quiero participar y le digo que sí, que podemos empezar con el Príncipe. Me dice que yo elijo arrancar por lo más difícil. Arrancamos en abril y Gustavo muere el 13 de mayo.
Antes de irse nos regaló una parte de sus tesoros.
Ahora estoy en Buenos Aires a punto de terminar de editar la película. El amigo volvió a Europa, otros amigos se incorporaron a la nave principesca y ahí estamos.
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9 comentarios:
Que triste !
Cuanta enseñanza guardaba por lo que contás en sus manera de actuar. Hoy ésta enfermedad detectada a tiempo se puede controlar, tengo un primo que la padece. Es extraño... me dijeron una vez que el cielo necesita personas muy limpias algunas veces y por eso se las lleva. pero a mí solo me suena a justificación.
Seguro hay un porqué,
seguro un camino quedo con una puerta abierta entre sus palabras y su voz
Seguro esté esperando en algún lugar para dejarnos una enseñanza.
Solo hay que estar atento.
Me conmovió la nota
Un saludo para todos
Vanesa Aldunate
No conocía al Príncipe, y este texto es, efectivamente, conmovedor. Esperamos el documental en La Otra...
Saludos
http://amigotez.blogspot.com/
Fotos y material del Príncipe.
Muy bueno.
:D
Oscar, Willy: gracias por nota y video del Principe.
No había leído toda la nota por falta de tiempo. Pero hoy completé.
Estos tontos, superficiales que critican al flaco, a toda esa generación que nos dió verdaderos poetas, han entendido mal aquello de "matar al padre".
Matar al padre es la primera etapa, pero ellos se han quedado ahí, en la inmadurez. Les falta asumir lo que han recibido, criticar pero agradecer lo que el viejo nos dió.
Son pendejos que patalean pero ellos ¿ qué hicieron de superior?
martha
sigue en camino lo del documental? lo descubri hace poco, pero sin dudas fue un genio.
saludos
Un grande entre grandes en verdad.
Me interesaría saber más acerca de este documental que estan hacien, y si necesitan alguna ayuda desde Buenos Aires, estoy completamente dispues a ayudar por la causa.
Un abrazo, y gracias por todo esto!
Lindo recuerdo sobre un músico delicioso y poco conocido. Espero ver pronto el documental. Saludos
Emiliano
Que persona y músico increíble El Príncipe. Muy linda la nota y te felicito por el documental.
Un saludo,
Bato
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