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viernes, 31 de octubre de 2008

El reino de las imágenes nítidas

Bocetos de Vestuario: Humberto Costa.

Por Martha Silva

Los hechos narrados en esta obra de Lucía Laragione (ver nota sobre esta autora en La otra n°19) están basados en la vida real del cineasta alemán Fritz Lang, de ascendencia judía, quien vivió su juventud en plena época nazi y desarrolló en Alemania la primera parte de su obra cinematográfica, junto a su esposa y coguionista Thea Von Harbou, simpatizante declarada del régimen.

El famoso cineasta se ve obligado a huir en tren hacia Francia, en forma clandestina y bajo nombre supuesto-. En la obra de Laragione dicho viaje transcurre en tiempo real. Horas antes de que Lang decida su viaje, Joseph Goebbels le ofrece un alto cargo en los estudios Universum Film, a efectos de ganarlo para la causa nazi, no sin antes comunicarle que han decidido incinerar su película El testamento del Dr. Mabuse por considerarla “un espejo en el que se miran los criminales”. Lo que ocurre de ahí en más en el escenario se parece a una de sus obras cinematográficas, una suerte de thriller político.

Ese clima de huida y suspenso atraviesa toda la obra, ayudado por una escenografía de tonos ocres y lujo decadente. Hay un costado onírico en el que aparecen figuras de su entorno íntimo, como Thea, pero también personajes como PK, uno de los asesinos seriales con que Lang se conectara para elaborar el personaje de M, el vampiro de Dusseldorf, film que se proyecta parcialmente en el espacio escénico del teatro Payró.

La figura de este asesino parece aludir a la ideología del nazismo y sugiere que M... es una ironía acerca de la debilidad que esconde toda ideología totalitaria. Insinúa que las autoridades de la época no estaban habilitadas para hacer frente a un hecho criminal. El propio pueblo organizado- en colaboración con ladrones y mendigos- deberá encargarse de atrapar al infanticida y se revelará como más eficaz para ello que las autoridades. Un humor negro incomprensible para los nazis.

Antes de que se mate al criminal- personificado en el film por el extraordinario Peter Lorre- aparecerá la policía y lo salvará de la pena de muerte que la multitud dictaminó. El asesino intentará diluir su responsabilidad, transfiriéndola a la sociedad en pleno: “todos somos culpables”, dirá en su descargo.

Con el propio Lang y sus criaturas cinematográficas, Laragione sigue desarrollando su poética de la postdictadura, pero esta vez toma distancia al hablar de otro genocidio. El misterio y la teatralidad de Lang contribuyen a consolidar un mito que se sigue estudiando a través de sus películas. La obra de Laragione, con sus juegos especulares, no cesa de provocar admiración a medida que se comprende. Uno se pregunta a qué reino alude su título. Sin duda al Tercer Reich, donde todo debía ser nítido, claro e incuestionable.

Detrás de un texto que tiene ciertas complicaciones, parece producirse un interesante duelo entre Lang y Laragione, en el que la ficción teatral y la cinematográfica se miran a los ojos a través del tiempo.

El reino de las imágenes nítidas, Teatro Payró. San Martín 766. Sábados, 21:00 hs. $ 25

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hay varias obras de teatro en este momento que hablan de temas que tienen que ver con el nazismo. Como dijeron una vez en esta revista: Hitler siempre está de moda. O a través de este tema se cuestionan otros que son colaterales. Ezequiel

Anónimo dijo...

por mi parte ví : LAS MUJERES DE LOS NAZIS", interesante trilogía.
Y también es una vieja obsesión del cine alemán, en los festivales . No creo que se trate de una moda.
Me acuerdo de esa tapa que caló hondo: casulamente la tenemos a la derecha.
Gracias. Martha

Anónimo dijo...

De Lucía Laragione conozco sus "Poemas Angelicales". Y por lo que contás, Martha, parece ser una obra muy interesante "El reino..."

Saludos

Anónimo dijo...

Hola: Si Liliana, tiene Poemas angelicales y La rosa inexistente que son poemas ( 79 y 80) y escribió literatura infantil ... que es medio macabra. En la revista conté que es hija de Raúl Larra, el poeta.
un beso. Gracias. Martha