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sábado, 11 de octubre de 2008

Las huellas II



Por Oscar A. Cuervo

¿Qué es un documento? El registro de una actividad humana fijado en un soporte, el testimonio material de un hecho o de un acto realizado por personas o instituciones. Un documento es la huella de un acto, pero a la vez él mismo es un acto. Habitualmente la subjetividad científica nos lleva a reparar en el acto documentado y a olvidar el acto de la documentación: vemos al observado y se nos esconde el observador. Este es uno de los principales problemas filosóficos del conocimiento moderno, un problema que la epistemología positivista quiere eludir sin mucho éxito.

A partir de fines del siglo XIX las invenciones tecnológicas empezaron a brindarnos más y más modos de producir documentos: fotografías, grabaciones fonográficas, el cinematógrafo, la cinta magnética, el video, las cámaras digitales, los teléfonos celulares... Quizá una de las posibilidades más fértiles que le brinde al pensamiento esta inflación desorbitada de documentos a la que asistimos sea la de empezar a ver los registros documentales de otra forma, haciendo foco no sobre el objeto que el documento nos señala, sino su cara oculta: aprenderemos quiénes son estos hombres entregados al furor de capturar la realidad en un registro.

Planteado así, puede parecer un problema altamente especulativo. Lo que a mí me conmovió profundamente es haber visto una película que muestra este dispositivo en acción. Y que se trate de un film no filosófico ni científico, sino poético y político. Ese film se llama The Halfmoon files, Los archivos de la media luna. Cuenta la historia de una investigación de campo.

- Campos:

En 1914, al comienzo de la primera Guerra Mundial, el Imperio otomano se convirtió en aliado de Alemania. El Islam llegó a ser una importante arma estratégica contra Francia, Inglaterra y Rusia. "Jihad" – la guerra santa – se convirtió en una parte de la estrategia de guerra alemana. En noviembre de 1914, fue declarada la Jihad en Constantinopla.


Los soldados musulmanes de los ejércitos británicos, franceses y rusos fueron instigados a cambiar de bando, a levantarse contra sus gobernantes coloniales y unirse a la guerra del Imperio Otomano y su aliado alemán contra los enemigos del Islam. Como parte de la estrategia de la Jihad, los prisioneros musulmanes capturados fueron recluidos con soldados colonos hindúes y africanos del norte en campos especiales. El 13 de Julio de 1915, fue inaugurada la primera mezquita en suelo alemán con el explícito propósito de que los prisioneros pudieran hacer sus prácticas religiosas. La mezquita estaba ubicada en el edificio del llamado Halfmoon Kamp, el campo de la Media Luna. Un campo especial para prisioneros de guerra musulmanes y soldados colonos.

Dice Felix von Luschan, Director del Musem de Antropología de Berlín en 1917:
“Una verdadera y enorme multitud de las más diferentes razas está representada en nuestro campo de prisioneros. Gente de todo el mundo y de casi todos los colores nunca vista en un pueblo. Una visita a uno de estos campos es tan provechosa para un profesional como un viaje alrededor del mundo.”

El Profesor Wilhelm Doegen fue el director del archivo de sonido más importante de Alemania. La “Real Comisión Fonográfica Prusiana” fue fundada en 1915 y constaba de más de 30 científicos de los campos de la antropología, la lingüística y la musicología. El objetivo de la comisión era grabar sistemáticamente las diferentes lenguas y la música de todos los recluidos en los campos de prisioneros de guerra alemanes. Bajo la dirección técnica de Wilhelm Doegen, se hicieron 1650 grabaciones de lenguas que componen el stock básico del Archivo de Sonido de Berlín.

El Kaiser Guillermo II:
“Fue su excepcional idea la que inspiró estas grabaciones en los campos de prisioneros de guerra. Nosotros triunfaremos y tendremos en los discos a todos estos hombres por la eternidad.”

Voces:


“Había una vez un hombre.
El hombre fue a parar a la guerra europea.
Los alemanes capturaron a este hombre.
Él quiere volver a la India.
Si Dios tiene piedad, hará pronto la paz.
Este hombre se irá de aquí.”

La voz de este hombre sale de un disco de pasta y es escuchada en el año 2006 en una sala de la Universidad Humboldt de Berlín. Pero proviene de 90 años atrás. Fue grabada el 11 de diciembre de 1916 en la ciudad de Wünsdorf.

El campo de la Media Luna se fue convirtiendo rápidamente en un polo de atracción de los investigadores científicos: etnólogos, antropólogos, lingüistas y musicólogos alemanes tuvieron la gran oportunidad de satisfacer sus ansias de observar el comportamiento de estos exponentes de otras culturas. Los prisioneros se convirtieron en “objetos” de diferentes proyectos de investigación. Los ávidos científicos alemanes emprendieron un registro sistemático de las lenguas que hablaban y la música que hacían los prisioneros. Fueron fotografiados vistiendo sus trajes típicos, filmados reproduciendo ceremonias religiosas y danzas, su voces grabadas para crear el más exhaustivo archivo de idiomas, un aporte invalorable al avance de los estudios lingüísticos y culturales de la ciencia alemana. Estos registros también son un ejemplo excepcional de la alianza entre científicos y militares en la empresa política de saber y poder. En los documentos vemos u oimos a estas personas muertas hace ya muchos años; también vislumbramos a sus captores detrás de las cámaras y aparatos fonográficos.

Que la ciencia es poder, que detrás de la curiosidad por el conocimento de los fenómenos (y especialmente por el conocimiento de las conductas humanas) se esconde un proyecto de dominio, que el florecimiento de los estudios culturales fue paralelo al avance colonial e imperial de los países occidentales, todo eso se sospecha desde hace rato. Ver ese poder en acción, descubrir la serie de registros clasificados en archivos sistemáticos, comprender que detrás de cada etiqueta que identifica esas latas de película y esos discos había prisioneros de un campo de concentración, que ese saber ha sido acopiado y aún hoy se encuentra disponible en las universidades europeas, ir a dar con uno de esos discos, escuchar la voz de un hombre que nos habla desde el reino de la muerte: ese es el alucinante efecto que produce esta película extraordinaria.


En la actualidad, la ciudad entera de Wünsdorf es un archivo. Un archivo de la historia militar alemana. Desde 1910 hasta 1994, la zona de Wünsdorf fue usada en forma continua por las fuerzas armadas. Posteriormente, Wünsdorf fue desmilitarizada y se supuso que se desarrollaría como una ciudad reverdecida. Wünsdorf se convierte en la primera así llamada ciudad de los libros.

(continuará)

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