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viernes, 28 de febrero de 2014

Medio ambiente, costos y consumo

ANTOJO bonus


por Julieta Eme

En otro post (acá) me ocupé de la ética ambiental. Y a raíz del Antojo en el que se habló del desastre ambiental y el capitalismo, me gustaría agregar algunas cosas.



En este video (que forma parte de The Story of Stuff Project) se ve claramente que el problema de la contaminación ambiental involucra dos cuestiones: la externalización de los costos y el consumo. Actualmente, no pagamos por las cosas que consumimos. Para mantener a la gente consumiendo y hacer crecer las economías, lo que se hace es mantener los precios bajos, lo cual se logra externalizando los costos. Nosotros no pagamos los costos reales de producir un reproductor de MP3 o un par de zapatillas, por ejemplo. Una parte del costo la paga el medio ambiente, con la degradación y la contaminación ambientales, y otra parte la pagan las personas que trabajan en condiciones de explotación, sin seguros médicos y en condiciones insalubres. Si los costos de producir las cosas que consumimos se internalizaran (mediante políticas de Estado que obligaran a las empresas a internalizar sus costos), el precio de las cosas aumentaría. Y el consumo disminuiría. A esta altura de la historia del planeta, creo que lo que deberíamos hacer no es seguir creciendo, sino empezar a decrecer. Como dice Annie Leonard en el video, para que todas las personas del planeta alcanzaran el nivel de vida del ciudadano norteamericano promedio se necesitarían de 3 a 5 planetas. Es imposible operar un sistema de crecimiento constante en un planeta con recursos finitos. Tarde o temprano, se encuentra el límite.

La otra cuestión es el consumo. Y esto se relaciona con lo que podemos hacer en nuestra vida diaria para atenuar el daño ambiental. Tenemos que dejar de consumir tantas cosas. Yo no tengo aire acondicionado. Uso el transporte público. Jamás me compraría un auto. Tengo un celular del 2007 y una computadora también del 2007. Hay que frenar el consumo. Casi todo lo que compramos va a parar a la basura a los pocos meses, incluidos celulares, computadoras, televisores, monitores. Como dice el filósofo australiano Peter Singer, deberíamos tratar de dejar una pila de basura lo más pequeña posible al final de nuestras vidas. Nuestro objetivo debería ser consumir lo menos posible, no sólo para que haya menos basura, sino principalmente porque para hacer las cosas que consumimos se utilizan muchos recursos y se produce mucha contaminación. Disminuir el consumo disminuirá nuestra necesidad de explotar el planeta y sus recursos.

Por otra parte, la cuestión del consumo se relaciona con el tema de la felicidad. Nuestra idea de felicidad no puede estar basada en el consumo de bienes materiales. Hay un párrafo muy lindo de Peter Singer en el que aboga por la frugalidad:

“El énfasis en la frugalidad y en una vida sencilla no implica que la ética del medio ambiente desapruebe el placer, sino que los placeres que valora no provengan de un consumo exagerado, deben provenir de estrechas relaciones personales y sexuales, de estar cerca de los niños y de los amigos, de la conversación, del deporte y del esparcimiento que estén en armonía con nuestro medio ambiente en lugar de dañarlo; de una alimentación que no esté basada en la explotación de las criaturas sensibles y no tenga como coste la tierra; de la actividad creativa y el trabajo de todo tipo; y (con el debido cuidado para no arruinar lo que tiene valor) de saber apreciar las zonas vírgenes del mundo en que vivimos.” (Ética práctica, 2a. edición, Cambridge University Press, 1995, capítulo 10, pág. 359).

Para mantener a la gente consumiendo, hay dos estrategias: la obsolescencia programada y la obsolescencia percibida. Las cosas se hacen para durar poco (pero no tan poco como para que la gente pierda la confianza y deje de comprarlas). Pero las cosas duran cada vez menos. Y las modas hacen que compremos cosas nuevas aun cuando las cosas que tenemos todavía sirvan perfectamente. Las cambiamos solamente porque nos parecen viejas. Hay que tratar de resistirse a ver las cosas viejas. Hay que tratar de resistirse a la obsolescencia percibida, que es lo que en general mantiene a la gente consumiendo todo el tiempo productos nuevos.

A nivel individual, también podemos empezar a consumir menos carne. La industria ganadera es una de las principales responsables (sino la principal) de la producción de gas metano, uno de los gases de efecto invernadero. Y además, para producir un kilo de carne se utiliza mucha pero mucha más agua que para producir un kilo de papas, por ejemplo.

Los problemas de contaminación ambiental son reales y graves. Hemos crecido exageradamente y desproporcionadamente. La frugalidad y la cooperación son los valores que deberían guiarnos ahora y en el futuro.

Post scriptum: Un documental que vi recientemente y que trata sobre estos mismos temas es Home, realizado por Yann Arthus-Bertrand, fotógrafo de la revista National Geographic, especialista en fotografías aéreas. El documental es una suerte de historia del planeta, desde el surgimiento de la vida hasta la explotación actual de los recursos. Contiene información valiosa y tomas aéreas realmente impresionantes. Pueden verlo acá.

2 comentarios:

Luis Enrique Arias dijo...

Celebro que con el paso de los años estos debates se estén dando, tal vez el problema para una discusión seria de estos asuntos es que fácilmente se prestan a jugar al "abogado del diablo" ...

Respuestas fáciles como "todos dañamos de algún modo el medio ambiente" (lo cuál es cierto) llevan por procedimientos falaces a "da lo mismo cualquier daño" o a "lo que hacés para aportar tu granito de arena no sirve para nada" ...

Me empecé a interesar en estos temas hace mucho y el investigar un poco hizo que hiciese cambios en varias áreas de mi vida, principalmente alimentación y hábitos de consumo.

En no pocas discusiones me crucé con gente que intentó ridiculizar la ecología o jugar con las cartas anteriormente mencionadas, pero, con los años, para bien y para mal (porque la ecología es hoy por hoy utilizada de modo siniestro por intereses igualmente siniestros)fui viendo como el debate se instalaba en los medios y la sociedad.

Es cierto (al menos eso percibo) que aún hoy para muchos es una "moda" o una postura políticamente correcta que queda bien y se luce como quien luce un nuevo par de zapatillas, pero prefiero incluso eso al silencio.

La primer esfera de cambio es individual y sin ella no hay otras posibles, pero luego hay que articular esa voluntades individuales en acciones políticas colectivas, en conciencia como sociedad, como mundo, como especie ...

Espero demos esos pasos antes de que la balanza ya no pueda volver a hallar un equilibrio dinámico.

julieta eme dijo...

muchas gracias luis, por leer y comentar! y coincido con vos en lo que decís.