por Martha Silva
Corre el mes de enero de 1919 y en una Mar del Plata obviamente pre-peronista, en medio de lo que con posterioridad se denominará la Semana Trágica, se desarrolla esta pieza teatral de Mauricio Kartun a la que -sin miedo a equivocarnos- podemos designar como una de las mejores obras de teatro nacional estrenadas este año.
Por ese entonces, habían llegado a las costas del Río de la Plata corrientes inmigratorias europeas que traian consigo el pensamiento revolucionario marxista y anarquista. En Argentina en ese momento, bajo un gobierno radical, se desplegaba un incipiente proceso de industrialización que desembocaría en la formación de un proletariado urbano. En los talleres metalúrgicos Vasena se había declarado una huelga que reclamaba, entre otras mejoras, la reducción de la jornada laboral de 11 a 8 horas, lo que motivó una fuerte represión policial en los barrios de Once y Villa Crespo.
Mientras tanto, tres jóvenes de familia aristocrática en Mar del Plata “matan” el tiempo y las palomas en el Pigeon Club del Torreón. Ellos son Pancho, que ha abandonado el Liceo Naval debido a una presunta enfermedad; Emilito, el inútil y tilingo de la familia; y Tatana, la prima que viene de estudiar en Suiza, en un Colegio de Señoritas. Son nietos de Tata, el abuelo poderoso y despiadado que, aunque no aparezca, será la figura fuerte de la familia.
Tatana les dice a sus primos que el único varón por temperamento es ella y que, por eso, ambos quedan siempre al margen de los favores del abuelo. Pancho y Emilito deciden mejorar su imagen, presentando resistencia a la huelga, sin fijarse en gastos. El personaje que detona la acción va ser Pedro Testa, una especie de capataz y hombre de confianza que les provee siempre de lo necesario, tanto para los juegos crueles del ocio como de las armas para desbaratar la huelga local, o destrozar la biblioteca, el lugar de reunión de los rebeldes a los que habrán de exterminar. Además, Pedro cumple otros roles con el trío, los que se irán develando posteriormente. El está cercano a ellos porque vive en el ala de criados, aunque no es criado, circunstancia que se ve obligado a aclarar constantemente. Y provee de todo lo necesario a cambio de un lugar provisorio, quizás ascendente, en esa sociedad en la que aun no hay diseñado un espacio histórico para él.
Fuera por completo del costumbrismo, este es un texto elaborado que profundiza en sus personajes, sin descuidar los rubros escénicos. Pedro Testa -interpretado de modo excelente por Alberto Ajaka- es el representante del futuro comerciante de clase media, inescrupuloso, por ahora irrelevante, portador de una suerte de trato comercial que implica “la engañifa”, como la denomina él, según dirá en el parlamento de cierre. El “conseguidor” como se nombra a sí mismo, será sacrificado en un final inmisericorde. Quizás por haber osado intentar un ascenso social en un tiempo que no correspondía.
TEATRO DEL PUEBLO. Diagonal Roque Sáenz Peña 943. Entrada: $40
Corre el mes de enero de 1919 y en una Mar del Plata obviamente pre-peronista, en medio de lo que con posterioridad se denominará la Semana Trágica, se desarrolla esta pieza teatral de Mauricio Kartun a la que -sin miedo a equivocarnos- podemos designar como una de las mejores obras de teatro nacional estrenadas este año.
Por ese entonces, habían llegado a las costas del Río de la Plata corrientes inmigratorias europeas que traian consigo el pensamiento revolucionario marxista y anarquista. En Argentina en ese momento, bajo un gobierno radical, se desplegaba un incipiente proceso de industrialización que desembocaría en la formación de un proletariado urbano. En los talleres metalúrgicos Vasena se había declarado una huelga que reclamaba, entre otras mejoras, la reducción de la jornada laboral de 11 a 8 horas, lo que motivó una fuerte represión policial en los barrios de Once y Villa Crespo.
Mientras tanto, tres jóvenes de familia aristocrática en Mar del Plata “matan” el tiempo y las palomas en el Pigeon Club del Torreón. Ellos son Pancho, que ha abandonado el Liceo Naval debido a una presunta enfermedad; Emilito, el inútil y tilingo de la familia; y Tatana, la prima que viene de estudiar en Suiza, en un Colegio de Señoritas. Son nietos de Tata, el abuelo poderoso y despiadado que, aunque no aparezca, será la figura fuerte de la familia.
Tatana les dice a sus primos que el único varón por temperamento es ella y que, por eso, ambos quedan siempre al margen de los favores del abuelo. Pancho y Emilito deciden mejorar su imagen, presentando resistencia a la huelga, sin fijarse en gastos. El personaje que detona la acción va ser Pedro Testa, una especie de capataz y hombre de confianza que les provee siempre de lo necesario, tanto para los juegos crueles del ocio como de las armas para desbaratar la huelga local, o destrozar la biblioteca, el lugar de reunión de los rebeldes a los que habrán de exterminar. Además, Pedro cumple otros roles con el trío, los que se irán develando posteriormente. El está cercano a ellos porque vive en el ala de criados, aunque no es criado, circunstancia que se ve obligado a aclarar constantemente. Y provee de todo lo necesario a cambio de un lugar provisorio, quizás ascendente, en esa sociedad en la que aun no hay diseñado un espacio histórico para él.
Fuera por completo del costumbrismo, este es un texto elaborado que profundiza en sus personajes, sin descuidar los rubros escénicos. Pedro Testa -interpretado de modo excelente por Alberto Ajaka- es el representante del futuro comerciante de clase media, inescrupuloso, por ahora irrelevante, portador de una suerte de trato comercial que implica “la engañifa”, como la denomina él, según dirá en el parlamento de cierre. El “conseguidor” como se nombra a sí mismo, será sacrificado en un final inmisericorde. Quizás por haber osado intentar un ascenso social en un tiempo que no correspondía.
TEATRO DEL PUEBLO. Diagonal Roque Sáenz Peña 943. Entrada: $40
1 comentario:
Mauricio Kartun, acaba de recibir el Premio Teatro del Mundo, otorgado por el CCROJAS(uba) por la dramaturgia de esta obra .Martha
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