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martes, 19 de junio de 2018

Los dolores que quedan son las libertades que faltan

100 años de la Reforma Universitaria / la Plaza de los Pañuelos Verdes: continuidad de las luchas. La otra.-radio para escuchar clickeando acá (primera parte) y acá (segunda)




En estos días se cumple el centenario de un acontecimiento crucial para la educación pública argentina, la Reforma Universitaria que nació en la Universidad de Córdoba, tuvo trascendencia internacional y prolonga sus efectos hasta hoy. Esta rebelión estudiantil inició una tradición en la que la juventud pasó a ser sujeto político de un proyecto transformador que moldeó algunas características propias de nuestra singularidad. La universidad pública, gratuita y autónoma que impulsaron los estudiantes reformistas de 1918 es uno de los factores que explican la movilidad social que signa la historia nacional: el ascenso de clases populares y medias con persistente vocación emancipatoria.

Con todas las contradicciones, avances y retrocesos que tienen los movimientos populares, puede reconocerse en la Reforma del 18 una corriente profunda que reaparece una y otra vez. Por ejemplo, en la imponente movilización del colectivo feminista que la semana pasada inclinó a su favor la media sanción del proyecto de legalización del aborto en la Cámara de Diputados. Esta movilización juvenil y feminista ya ganó en la calle y ahora solo falta que la dirigencia política asuma este mandato, lo que va a ocurrir más temprano que tarde. Si existe un lazo entre estos dos hitos separados por un siglo, no parece casual que precisamente en medio de las dos fechas, hace casi 50 años, ocurriera, en la misma ciudad de la Reforma, el Cordobazo. Otra vez el pueblo que irrumpe para quebrar el statu quo. La movilización imprevisible que le arranca conquistas a las fuerzas conservadoras y modifica las relaciones de fuerza. También el 17 de octubre fue así. Cuando todos estos movimientos convergen, su fuerza se potencia. Hace un siglo la juventud reformista, en el 45 los trabajadores, en el 69 otra vez trabajadores y estudiantes, ahora el movimiento feminista: si cada paso sabe recuperar las banderas de los anteriores, la liberación popular se consolida y enriquece.

El Manifiesto Liminar de la Reforma Universitaria del 21 de junio de 1918, cuya escritura se atribuye a Deodoro Roca, trasmite hoy todavía una fuerza vibrante en la que se reconoce la onda expansiva de las luchas actuales:

"Hombres de una República libre, acabamos de romper la última cadena que, en pleno siglo XX, nos ataba a la antigua dominación monárquica y monástica. Hemos resuelto llamar a todas las cosas por el nombre que tienen. Córdoba se redime. Desde hoy contamos para el país una vergüenza menos y una libertad más. Los dolores que quedan son las libertades que faltan. Creemos no equivocarnos, las resonancias del corazón nos lo advierten: estamos pisando sobre una revolución, estamos viviendo una hora americana."

"La juventud ya no pide. Exige que se le reconozca el derecho a exteriorizar ese pensamiento propio en los cuerpos universitarios por medio de sus representantes. Está cansada de soportar a los tiranos. Si ha sido capaz de realizar una revolución en las conciencias, no puede desconocérsele la capacidad de intervenir en el gobierno de su propia casa".

Los dolores que quedan son las libertades que faltan: puede ser la expresión renovada de una lucha infinita. No es casual que hoy el régimen neoliberal intente borrar estas conquistas. Así se explica el repudio que hace pocas semanas hizo la gobernadora Vidal de la proliferación de universidades públicas en las últimas dos décadas. Con la misma intención que Vidal, Clarín publica, en conmemoración del centenario, una columna de opinión titulada "¿La Reforma de 1918 es un ciclo agotado?". Para la actual casta gobernante, las aulas universitarias llenas significan una abominación incompatible con sus propósitos neocoloniales. El centenario de la Reforma no es una simple efeméride, sino la oportunidad para seguir diciéndonos que los dolores que quedan son las libertades que faltan.

Por eso, el domingo en La otra.-radio dedicamos nuestra emisión a unir las puntas de un mismo lazo, con la participación algunos protagonistas de las luchas juveniles actuales. Estuvieron presentes en la radio Lucía Hamilton, Martín Pont Vergés y Santiago Mitnik, estudiantes de la UBA y militantes del Semillero de Nuevo Encuentro, que nos ayudan a pensar en la continuidad de las luchas. También tuvimos testimonios de varios estudiantes y graduados de las universidades públicas del conurbano que desmienten el nefasto dictamen de Vidal de que ningún pobre llega a la universidad.

La música que escuchamos: Caetano Veloso, Nick Cave, Amy Winehouse, el Frente Cumbiero junto a Mad Professor, Pappo y Andrés Calamaro.

Para escuchar la primera parte, clickear acá. Segunda parte, acá.

2 comentarios:

Samuel Samsa dijo...

Estimado Cuervo; esa idea de "violencia instituyente", no resulta peligrosa al no depender necesariamente de una estructura institucional o estatal, y sí de "poderes fácticos" que varían las ideas según sus intereses (hoy el aborto, mañana el ajuste, por ejemplo)? De hecho, a lo largo del siglo veinte, esos derechos universitarios "ganados" fueron avasallados por otras "violencias instituyentes" y luego reestablecidos por Estados democráticos. ¿Quién decide lo justo del contenido de esas violencias? Las mayorías también apoyaron calamidades como la última dictadura militar. El enlace de la discusión reformista con el debate acerca de la despenalización del aborto podría plantearse entonces, en estos términos: ¿cuál es el límite de la autonomía, que estructura institucional sería la ordenadora en debates sobre nuevas "libertades"?

Oscar Cuervo dijo...

Samsa: no tengo respuesta para tantas preguntas. No todos los hechos referidos fueron violentos ni mayoritarios. No es eso lo que los une, sino su irrupción emancipatoria. La Reforma Universitaria tuvo un factor violento, asumido por los propios protagonistas, si bien leve en comparación con otros episodios históricos. No hago ningún alegato en favor de la violencia y no es ese el eje de este post. Por ejemplo la marcha de los pañuelos verdes o el 17 de octubre no fueron violentos en absoluto. Es su carácter emancipatorio el que reivindico. La movilización popular como un componente de la singularidad argentina. No deberías generalizar apresuradamente a partir de un rasgo que puede haberse dado en algunos de estos hitos pero no en todos.
Y en cuanto al peligro: la historia es peligrosa, sí.