Este anélido anémico que expira
con el culo adosado a una sopapa
y su boca, república de papas,
agrietada de furcios y mentiras;
este escracho telúrico del hampa,
que arrasó con el pueblo y el laburo
dejando el ispa rengo y sin futuro;
este loro salvaje de las pampas,
mientras nombra jetones por decreto
y hace mutis tapando sus afanos
perpetrados sin pausa a cuatro manos,
dice “cuiden la vara” el muy concheto.
No te inquietes, la vara ya está lista:
perforará tu ojete contratista.
Guillermo Saavedra
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