lunes, 25 de octubre de 2021

Hasta que La hija de la lágrima y Say No More no entren al canon garciano no habrá sosiego ni justicia.

Esta historia no ha terminado. Ya todos lo saben porque el sábado fue cadena nacional: Charly cumplió 70 y una ráfaga de amor atravesó la Argentina como pocas veces pasa. Esto es un signo de algo: ¿se trata del más importante argentino vivo? Si el mundo no está solo hecho de bienes tangibles, si el cuerpo de un músico no tiene los límites que mensura la biología sino los traspasa hasta dotar de sentido la sensibilidad de varias generaciones que no se ponen de acuerdo en casi nada más, es probable que a este país que tiene aproximadamente dos siglos más o menos, Charly lo haya habitado, afectado, y puesto música y letra a digamos un 33% de su historia. Las canciones se emitieron desde su parlante pero están en el aire y en nuestros sueños y pesadillas.

Charly apareció a tocar en el Centro Cultural Kirchner en medio de la emisión de Patologías Culturales en FM La Tribu, lo cual es una bendición y una maldición a la vez para su conductor Maxi Diomedi, que tenía un programa armado en base a precisamente Charly. Maxi la piloteó como buen hombre de radio, relatando la salida al escenario del Maestro y dejándolo sonar y dejando al público aplaudir sin que el programa se despeinara. Eso es la radio después de todo y esa es su nobleza clásica a la que ningún podcast podría aspirar. Y si estamos hablando de Charly lo que corresponde es que aparezca en medio del programa en el que lo estaban invocando y venga a alterar su imagen, que es mejor que todas sus imágenes. Después de la salida inesperada de Charly, el programa sigue.

Yo tuve la suerte de que mi bloque estuviera pautado justo para las 19:30, cuando ya Charly había terminado de tocar. Si Charly se hubiera atrasado un poco, mi participación en el programa quedaba para la semana siguiente. Pero ahí con la brisa de Charly aún rozándonos fue mucho mejor. Un poco de emoción, de más emoción, nos vino bien: teníamos que tratar de decir algo sobre García en un fin de semana en el que nadie se privó de decir lo suyo.


Y ahí fuimos: la obra de Charly es fácilmente periodizable: en 1972 sale Vida, su primer disco (el año que viene estaremos celebrando -otra vez- su medio siglo). Desde entonces hasta 1982 integra tres bandas eternas: Sui Generis, La Máquina de Hacer Pájaros y Serú Girán. Si ahí terminara, Charly habría pasado a la historia de la música. Pero desde el 82 hasta el 92 aprox. hace su carrera solista que se inicia con una seguidilla de perfección extraterrestre: Yendo de la cama al living, Clics Modernos y Piano Bar, tres al hilo. Hazaña sobrehumana solo equiparable a, digamos, Rubber Soul, Revolver y Sgt. Pepper. Obviamente si por alguna contingencia Charly solo hubiera grabado estos tres discos, la gloria la tenía ganada. Entonces ahí empieza otro tipo de dificultad: ¿cómo sobrevivir cuando uno tocó el cielorraso? ¿Golpeando la cabeza contra el techo? Charly es el sobreviviente. Pensemos en los Beatles. Llegan a la perfección en siete, ocho años. Y después tienen que luchar el resto de su vida con haber sido un beatle. A Charly le pasa distinto: su obra solista no es un intento de superar a sus bandas juveniles: en el primer surco del primer disco ya las superó. Después de esa santísima trinidad pongamoslé que estira el efecto hasta el 92. Ahí empieza el tercer período, el choque de la cabeza contra el techo, el rompedero de cráneos, la mutación, lo que se suele nombrar como el período Say No More (aunque el disco propiamente dicho lo saca en 1996). Esta tercera etapa se sabe que empieza cuando Charly parece perder el comando de su vida, de sus discos y sus shows. Si la iniciamos en 1992, no se sabe bien dónde termina. Quizás cuando Palito se hace cargo de su sobrevivencia en 2008. Esa es la decisión que toma Roque Di Pietro para escribir el segundo tomo del libro difícilmente superable, Esta noche toca Charly. De ahí en adelante viene la cuarta etapa de un Charly sosegado e instituido. Si alguna vez escribió una canción llamada "Instituciones", la ceremonia colectiva de este sábado muestra que hoy él mismo es una institución. La sociedad argentina, después de años de hostigarlo, lo acepta como su Músico de la Nación.


Si vamos siguiendo la secuencia de estos cuatro períodos, aparece una evidencia clara: la tercera etapa, Say No More, aún no ha sido asimilada. Ahí no hay consenso: en las escuelas cantan "Inconsciente colectivo" o "Canción de Alicia en el País". Nadie decidió todavía qué hacer con "Andan", "Kurosawa", "No sugar", "Say no more" -la canción-, "Necesito un gol". Ni siquiera en las celebraciones del sábado hubo lugar para ellas, ni en el Kirchner ni Fito en el Colón. Pero estas canciones están entre las mejores de su obra. Por eso le pedí a Maxi que mi tramo en el programa lo cortineara con "Fax U", que para mí es superior a "Los dinosaurios", "Inconsciente colectivo" o "Canción de Alicia en el País". Es el Charly que todavía falta pensar: el segundo tomo de Esta noche toca Charly es apasionante porque encara ese problema. Si Di Pietro advirtió en el primer tomo que la obra de Charly no son solo los discos sino también las actuaciones en vivo, su tarea ya se hacía titánica. Pero en la etapa Say No More se pone peor: Charly toca todo el tiempo en todos lados: en su casa, en su limo, en sótanos, en recitales de otros que él invade, en los suyos, que no se sabe a qué hora empiezan ni a qué hora terminan, si es que llega. Entonces, ¿como acotar el objeto de estudio? Hay una sola posibilidad y Charly da la pista: Constant Concept. Si en su primer disco Charly entrega una joya como "Quizá porqué", su forma perfecta es algo que se puede asir. Lo mismo pasa con cualquiera de sus canciones tremendas de los primeros dos períodos: podemos analizar sus giros armónicos, su polirritmia, sus vuelcos líricos y admirarnos con el acabado impecable de su forma. El tercer período desborda las formas, es inasible, de una intensidad que da miedo: los que vimos a Charly entre 1992 y 2008 asistimos al rock de terror. ¿Con qué lo puedo comparar? En el programa se me ocurren varias analogías, pero una de ellas es: haber estado en Turín cuando Nietzsche se abraza al caballo, verlo caer, levantarse y seguir tocando.

Pero mejor escuchen lo que conversamos con Maxi el sábado a la tarde:
 

Después descubrí una hermosa conversación radial entre el artista plástico Daniel Santoro, mi amigo el Pájaro Salinas y César Litvin, en un programa que sale por AM 750 los domingos ¡a las 7 de la mañana!, El Gato Escaldado. Santoro fue al homenaje que Fito le hizo a Charly en el Colón. Es un momento precioso y me sirve para redondear este post.


De todos modos, esta historia no ha terminado.

7 comentarios:

ANA dijo...

Muy buena nota !!!!!

@vuelo dijo...

Que buen articulo. Sin duda no estamos a la altura de la epoca say no more. No estamos preparados para edta conversacion

ANA dijo...

Che! Gracias Oscar siempre ahí dejando señalizaciones...reconozco que no escuche La hija de la lágrima a fondo y tampoco Say no more...a La hija de la lágrima me cuesta entrarle ...no sé...quizás le exijo demasiado a mi mediocridad y...si la mediocridad y la idiotez no puede generar otra cosa que injusticia...Gracias Oscar de verdad ... porque bueno soy lenta, pero, insistente y (por vos y por Charly y por tantos años juntos con ambos)...voy a seguir probando de a poco escucharlos. Abrazo grande.

Ricardo Finochietto dijo...

La Hija... y SNM es música del año 3000

Oscar dijo...

Excelente nota, muy de acuerdo, lo vi a Charly unas 90 veces desde hace 40 años, y la etapa Say no more me apasionó, solo te hago una pequeña corrección, en el cck no recuerdo bien en que bloque alguien hizo una versión de Cuchillos. Abrazo

Marcelo Domínguez dijo...

Santoro es columnista del programa, y todos los domingos, de nueve a diez, brinda los mejores momentos que tiene esa radio.
Saludos.
Marcelo Domínguez
P. S. Mientras escribo esto escucho La hija de la lágrima, que no sé por qué la tenía tan olvidada.
M.D.

DanyRock dijo...

Alguna vez postié que la Hija de la lágrima era el the wall hispano y alguien respondió que la diferencia es que este abarcaba la realidad. Creo que debían instituir la cátedra Charlygarciana en todas las escuelas de Argentina. Es un gran ser humano en todas sus dimensiones.