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sábado, 30 de octubre de 2021

Del natural - Árboles y Pájaros (Gustavo Fontán)

Doc Buenos Aires - Estreno mundial este domingo en la Sala Lugones



por Oscar Cuervo

Dice Gustavo Fontán que Del Natural y Árboles y pájaros son parte de un programa trazado al comienzo de la pandemia: una serie de pequeñas películas que tomaron como punto de partida el territorio que tenía frente a sí. La enunciación del programa es modesta en relación con su resultado. 

En Del natural el portento inagotable de la physis se fragiliza en el encuentro con la mirada de Fontán, que se constituye en algo distinto de un mero observador. Él pulsa la máquina de registro. En una película sin rostros, voces, palabras ni cuerpos humanos, lo que se deja ver y oír es el verde tímido de una ramita balanceada por la brisa, la lluvia suave que horada la resistencia de la piedra, el choque del viento que satura el micrófono captor, el ojo de la luna a la vez insomne e indecisa, los sesgos del infinito cielo amenazados por la niebla, el canto escueto del pájaro antepasado de la música, el silencio sobrecogedor de la montaña que trae ecos de voces ausentes. 

El devenir de la naturaleza se asienta en el fuera de campo de la historia humana. En la época del mundo reducido a imágenes por la prepotencia tecnológica, la labor del artesano consiste en hacer aparecer la grieta que quiso esconderse en el borde en el que se rozan el mundo y la máquina.



Tratándose de dos películas hermanas, el vínculo que reúne y discierne a Del Natural con Árboles y pájaros es sin embargo misterioso. Las dos se rinden absortas al incesante brotar de la vida. La ausencia de palabras y de rastros humanos señalan en ambas al dispositivo del registro callado: como aquello ante lo cual el misterio de la tierra y el cielo se abren. El hombre es el que presencia e indaga con su cámara. Me atrevo a proponer que en Árboles y pájaros la absorción de la mirada por parte de la naturaleza es irresistible y total: en ella impera la danza majestuosa entre las hojas de los árboles mecidas por la brisa, el andar leve de las aves y el abismo insondable del cielo; mientras que en Del Natural se hace visible la fricción de la physis con la tecnología de registro. Árboles y pájaros se entrega sigilosa a la danza delicada de las criaturas mientras Del natural manifiesta la materialidad del soporte digital y su propia aspereza.

A la vez, estas dos "pequeñas películas", como Fontán las llama, forman parte de una serie iniciada el año anterior con Luz de agua y Jardín de piedra (que pueden verse clickeando acá). La pandemia impuso el parate desde el que las cuatro películas se detienen a mirar el mundo y la tierra. La catástrofe humana es el fondo mudo sobre el cual el proyecto de cuatro tiene lugar. Esa catástrofe, que teñía el díptico inicial de un tono ominoso y fúnebre, parece dar lugar ahora al imponente resurgir de la physis. En ningún caso se trata de películas a-históricas. La pregunta por el habitar humano en la tierra es el acorde permanente que suena de fondo en el cine de Fontán. Pocos cineastas se ciñen con tanta fidelidad a pulir su intuición inicial. Ese impulso se desliza a través de los años en películas hermosas como El árbol, La orilla que se abisma, el cuarteto que estamos comentando acá o El piso del viento (2021), el largo que también se proyecta en el marco del Doc, este domingo en la Lugones.

Se trata siempre del habitar humano y del mundo que se abre a la mirada y la escucha. Secretamente el flujo del tiempo es lo que persiste, ante lo cual la mirada humana es un destello a punto de cesar.

[La información completa sobre la Selección Argentina en el DocBsAs, se encuentra acá.

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