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jueves, 30 de enero de 2014

La mentira del dólar blue: ¿cómo es que sube si nadie compra?


Los voceros de la derecha sigue catastrofeando porque necesitan empujar al país a un estallido pero no les está saliendo. En los últimos meses el dolar blue y su "imparable ascenso" fue el principal argumento para fogonear expectativas de desmadre. Hasta ayer al menos, los diarios y portales del golpismo ponían la cotización del dolar blue en todo lo alto. Pero resulta que desde hace días se trata de una cotización dibujada: porque nadie compra y nadie vende dolares a ese precio. A las cuevas les conviene trasmitir esa data porque desde las meidas económicas tomadas por el gobierno la semana pasada, el negocio se les pinchó. Y la derecha necesita comunicar ese precio de fantasía como si fuera un indicador de algo y apostar a una suerte de profecía autocumplida (difundir un precio alto que no existe para hacerlo subir). Leemos en Ambito Financiero:

Por Pablo Jiménez.-

Cuevas resisten con inflador en mano, pero ¿hasta cuándo?


"¿Cuánto está el dólar (blue)?", preguntan de un lado del teléfono. "$12,85, sube 25 centavos, pero no hay ventas", responden en las cuevas. La charla se repite casi calcada marcando otros números, en las consultas a más una decena de cambistas clandestinos que este medio hace diariamente para trazar un promedio de la cotización del billete en el mercado informal. 

La pregunta es por qué sigue escalando si casi nadie compra. La respuesta no es compleja. En los últimos meses la brecha que llegó a estar al 100% entre el oficial y el paralelo dio ganancias grandes a los cueveros y arbolitos. En estos primeros días de flexibilización, no les queda otra que elevar el precio y tratar de que el margen de ganancias no se derrumbe tanto. Es que el volumen negociado en el mercado marginal cayó un 50% respecto a la semana pasada y es apenas una décima parte del alcanzado en el momento de esplendor para los operadores del blue, allá por las vacaciones de invierno de 2013. 

La estrategia de las cuevas chicas es clara. Buscan "resistir al negocio" porque saben que, a diferencia de algunas financieras que comenzaron a prever alternativas, ellas no tienen mucho margen para "reconvertirse". Es por eso que desde el viernes pasado, cuando las ventas se vinieron abajo en picada, optaron por sacar el "inflador" para subir el precio y agrandar las puntas compradoras y vendedoras. Quien iba el viernes o lunes a vender dólares en las cuevas recibía $ 10,15 mientras que si necesitaba comprar se lo vendían a $ 12,15, una diferencia de $ 2. Esos márgenes, que en algún momento de la jornada llegaron a ser de hasta $ 3, no se habían visto jamás en la zona caliente de la city. 

Otro movimiento fue mandar a los arbolitos a merodear la puerta de los bancos a "pescar" a los clientes que no puedan comprar el dólar "ahorro", sea porque no pueden justificar ingresos, porque demandan más de lo habilitado o porque su banco aún no ajustó el sistema correctamente. "Vamos a ver si los bancos nos dan una mano y hacen más lento el sistema. Ahora sólo pasan por acá los que no pueden comprar en el banco y necesitan con urgencia. Los que no tienen necesidad, esperan a comprar en el mercado formal", reconocen en una cueva de alto tránsito de la calle Corrientes. 

"La suba del precio es porque hay que hacer diferencia y porque de última ya tendremos tiempo a bajar si es que la gente no aparece", reconoce otro comerciante... 
(seguir leyendo acá).

3 comentarios:

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Unknown dijo...

La mayoría de los argentinos sabemos que existe una especie de mafia organizada qué quiere mantener los precios altos pero representantes de las cuevas dicen que asi calculan el dollar blue pero es un engaño, la realidad que es que los principales culpables son los miembros del partido de gobierno en el poder te permiten que estos negocios surjan sin ningún control , y les dicen cómo mantenerse a flote con su negocio a los dueños de las cuevas

Oscar Cuervo dijo...

Toda oración que empieza diciendo "La mayoría de los argentinos sabemos que..." solo puede terminar mal. Es un punto de partida dogmático y autoritario.