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miércoles, 1 de abril de 2015

Peronismo y kirchnerismo: la ilusión de los puros



Abel Fernández, editor de un excelente blog que siempre leo, tuvo la deferencia primero de leer y luego de comentar en su propio blog mi post del lunes pasado "Cristina y/o Scioli: el problema peronista del poder y los kirchneristas que se resignan al 15%". Dice Abel:

Scioli y los kirchneristas

En esta muy breve semana ya leí dos posteos interesantes sobre estrategias del oficialismo. Interesantes por lo que se dice y también por desde dónde se dice. Ahora quiero comentar éste de Oscar Cuervo. Y discutirlo, porque me parece que en su análisis falta incorporar un elemento clave, que queda afuera de la mayoría de los que he visto. Pero, sobre todo, creo que vale la pena tomarlo en cuenta porque al recomendar una estrategia determinada, no se pone a dibujar lo que a él le gustaría que fuera la realidad. Tampoco lo mira como un problema de técnica política, como le pasa a muchos veteranos de esa actividad (a mí, a veces). Es un militante que se toma en serio las opciones.


A continuación, Abel reproduce varios párrafos de mi nota, y al final agrega:

O. C. no tiene “ADN antiperonista” pero ni en su blog ni en este análisis usa el lenguaje del peronismo tradicional. Habla desde una identidad kirchnerista, en términos políticos y culturales (con todo lo impreciso que es esto último). No es el primero que desde ahí defiende a Scioli de ataques de termocéfalos, o diletantes – el primero de ese palo fue Verbitsky – pero sí lo hace con una contundencia que yo no había encontrado hasta ahora. (Ricardo Tasquer, sciolista de antes, habla desde el peronismo tucumano. Otra realidad).

Yo comparto la mayoría de estas afirmaciones de Oscar … si reemplazamos en su argumento a Scioli por “el peronismo realmente existente”. Entonces puedo decir que el kirchnerismo, la experiencia actual del peronismo, y los aparatos territoriales y, sí, sindicales (los que le quedan) del peronismo se necesitan. Ninguno de los dos hoy puede ganar sin el otro.

Esto podría ser una distinción teórica: ese “peronismo realmente existente” – los gobernas, los intendentes, los dirigentes sindicales del palo – en su gran mayoría apoyan la candidatura de Daniel Scioli.

Pero pasa que los aparatos no ganan las elecciones (ni aunque le sumemos La Cámpora, que no será fuerte en el territorio pero sí en la militancia). Sin los aparatos no se gana, como dije arriba. Ni siquiera se compite. Pero los que dan, o no, el triunfo, son los votantes. Scioli, o Randazzo, o una muyimprobable tercera figura, será el elegido… si lo eligen los de a pie.

Por eso es que es una muy buena idea que las Primarias Abiertas, las PASO, decidan al candidato del peronismo. Una de esas transformaciones, surgidas por motivos de la coyuntura, que son un legado fundamental de la experiencia K para la madurez de la política argentina. Y que hubiera sido muy difícil, reconozcamos, que cualquier otra expresión del peronismo la hubiera impulsado… desde el gobierno. No están en nuestro ADN.

Pero ahora ya están en marcha, por tercera vez, y ya no pueden ser evitadas. Y no se desea evitarlas, desde el gobierno. Las decisiones que tomó la Presidente, y las que no tomó, dejan claro este hecho, además de las recientes declaraciones de su hijo Máximo Kirchner. Supongo que CFK recuerda, si el batallón de entusiastas no, que el último candidato ungido por el dedo fue Insaurralde. Y, con foto con Francisco y todo, no ganó.

Hasta acá Abel. Solo quiero agregar: Estoy de acuerdo con lo que Abel dice. Cuando señalo la mutua interdependencia entre Cristina y el peronismo, no me refiero solamente ni principalmente al aparato territorial (necesario) sino a la base social que interpela al peronismo (y Cristina viene sin dudas de esa tradición, aunque le agrega su propia modulación). Una base social que no interpela a la nueva Alianza que este año se nos enfrenta: la del PRO-UCR. Si esta Alianza gana, el mandato que surja de ese voto no demandará corregir los déficits de estos años kirchneristas, sino lisa y llanamente desarticularlos. Con el respaldo y la demanada de ese voto, la Alianza Anti-Peronista-Anti-Kirchnerista sería muy nociva. 

Si gana el FPV con cualquiera de sus candidatos -y estoy de acuerdo en que tiene que ir el más votado en las PASO-, el mandato de este voto va a ser muy distinto: el de consolidar y superar lo construido en estos 12 años. Y esto trasciende largamente el estilo personal que diferencia a Scioli de Cristina. En realidad yo creo que el estilo de Scioli difiere mucho del de Macri y de Massa, pero no quiero hacer pasar el eje de la discusión por una cuestión de estilos. Más decisivo que el estilo personal va a ser el mandato del voto que Scioli o cualquier otro candidato del FPV reciba, totalmente diferente del que recibirá Macri. Esa es la clave de lo que está en juego: un candidato del FPV va a recibir votos para que siga adelante con lo que el kirchnerismo hizo.

Yo también, como Abel, creo que la mejor manera para decidir a quién le va a tocar semejante responsabilidad y quién se va a hacer cargo de ese mandato son las PASO y no el dedo de Cristina, aunque el triunfador no sea todo lo puramente K que quisiéramos. Creo que la propia Cristina y también Máximo, por lo que dijo ayer, asumen que esa es la manera de definir la candidatura y que no van a forzar la interna hasta el punto de una ruptura del FPV, previa o posterior a las PASO (cosa que la derecha ansía). 

Pero algunos compañeros lamentablemente están preparando instrumentos para medir la pureza K, como si el kirchnersimo o el peronismo alguna vez hubieran sido puros…

1 comentario:

Carlos G. dijo...

Yo suscribo lo escrito en el post, pero, cuando leo opiniones como ésta: http://rambletamble.blogspot.com.ar/2015/04/scioli-para-la-derrota-es-el-mejor.html
y entendiendo que es no sólo una opinión sino que muestra datos difícilmente soslayables, admito que me siento bastante inseguro.