Roger Koza en la radio, para escuchar clickeando acá
Cuando uno lee a Roger Koza reconoce inmediatamente la agudeza de su mirada como instrumento que permite proseguir el placer de la experiencia cinematográfica por medio de la escritura. Cuando uno lo escucha, como tuvimos el privilegio de hacerlo anoche en La otra.-radio, él directamente desde Cannes, entonces uno siente la pasión desbordante por el cine que es el sostén material de su producción crítica. Los festivales son mejores cuando uno se cruza con gente como Roger. Y el Festival de Cannes encuentra acá a su gran narrador. Cannes es muchas cosas, algunas apasionantes y otras detestables. Es un estado del cine contemporáneo, una agenda de películas que "hay que ver", una política donde el cine de autor linda peligrosamente con el mercado más despiadado, donde el riesgo artístico y la banalidad trastocan sus espacios. Roger es ahí una mirada y mejor todavía: una mirada cercana. La pasión que le puso ayer a su narración radial del festival hace indudablemente mejor a Cannes, hasta con los graves problemas de Cannes.
El can de Godard
Cuando uno lee a Roger Koza reconoce inmediatamente la agudeza de su mirada como instrumento que permite proseguir el placer de la experiencia cinematográfica por medio de la escritura. Cuando uno lo escucha, como tuvimos el privilegio de hacerlo anoche en La otra.-radio, él directamente desde Cannes, entonces uno siente la pasión desbordante por el cine que es el sostén material de su producción crítica. Los festivales son mejores cuando uno se cruza con gente como Roger. Y el Festival de Cannes encuentra acá a su gran narrador. Cannes es muchas cosas, algunas apasionantes y otras detestables. Es un estado del cine contemporáneo, una agenda de películas que "hay que ver", una política donde el cine de autor linda peligrosamente con el mercado más despiadado, donde el riesgo artístico y la banalidad trastocan sus espacios. Roger es ahí una mirada y mejor todavía: una mirada cercana. La pasión que le puso ayer a su narración radial del festival hace indudablemente mejor a Cannes, hasta con los graves problemas de Cannes.
Pero la pasión está sustentada en películas. Y anoche en nuestra conversación con Roger algunas películas ocuparon nuestra atención con preeminencia. Películas que no vimos, pero palabras a través de las que las vislumbramos:
- Winter Sleep, de Nuri Bilge Ceylan, ganadora de la Palma de Oro. Una película digna que, nos trasmite Koza, salva a Cannes del bochorno de otras imperdonables omisiones en los premios y en los criterios de programación. No la mejor película del festival, ni siquiera la mejor de su director. Pero una película interesante.
- Jauja, de Lisandro Alonso. Teníamos mucha ansiedad por saber algo de la nueva película del autor de Los muertos y Liverpool. Las calificaciones de la crítica lo pusieron en lo alto del festival, el jurado de Una Cierta Mirada, presidido por Pablo Trapero, la ignoró mezquinamente (una mancha más en la foja de Trapero). Lisandro Alonso dejó una huella muy fuerte en el cine contemporáneo argentino, una referencia ineludible, para admiradores y detractores. Roger y yo nos contamos entre quienes lo admiran. Por conversaciones que yo tuve con Alonso hace 5 años sabía que él mismo consideraba agotado un ciclo, habiendo extraído las consecuencias posibles de las premisas desde las cuales había partido en La libertad. La gran noticia parece ser que Lisandro logró algo que incluso grandes directores no siempre consiguen, reinventarse, mantenerse fiel al impulso inicial pero expandiendo su mundo, desprendiéndose de la zona de los resultados garantizados en busca de una posición autoral renovada. Ser autor. No significa repetir un método hasta la fatiga. Significa hacer crecer. Jauja parece que lo pone de nuevo en un lugar del que no podremos apartar la mirada. Nos sugiere Roger: Jauja será una de las grandes películas del año y algo más todavía. En el audio del programa de anoche Koza nos adelanta bastante de qué se trata.
- Adiós al lenguaje. Jean Luc Godard es uno de los directores fundamentales de toda la historia del cine. Irrumpió en la mitad exacta del siglo, cuando el cine tenía ya su período clásico definido y él fue un protagonista clave de la modernidad. Hoy es un artista con conciencia de su finitud y de la historicidad del cine y de la época. Godard mira al siglo XXI con los ojos y la mente de un hombre que ha pensado y filmado como quizá nadie más el siglo XX. En un momento en que la cinematografía corre el riesgo de disolverse en el vértigo de la instantaneidad, Godard, con su primer largo en 3D, nos dice que el siglo XXI no se comprende si no se piensa en lo que ha sido el XX. Es el viejo más sabio que tenemos y aquel del que no podemos prescindir.
P'tit Quinquin
Con Roger también hablamos de una cierta fatiga que exhibe el método de los Dardenne 2014 (Dos días, una noche) y de la sorpresa inesperada de Bruno Dumont, con P'tit Quinquin, una comedia alejada de la misantropía y la crueldad que se podría esperar de él (otro que parece estar reinventándose). Más que nada, en su fervorosa crónica (lo pueden constatar escuchando su voz en la radio, acá, anoche), imperó el entusiasmo por el buen cine. Y fue un enorme placer haber hecho este programa con él.
Roger también nos mencionó que al menos hubo otras dos grandes películas en Cannes: Reveillon, del rumano Cristi Puiu, episodio del film colectivo Les ponts de Sarajevo; y Maidan, del ucraniano Sergei Loznitsa, de las que no tuvimos tiempo de hablar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario