todos estamos igual

sábado, 31 de mayo de 2014

Falta de mate



por Lidia Ferrari 

¿Cómo es posible que en estos poco más de diez años de crecimiento económico en la Argentina, de recuperación de una democracia desgajada, en estos tiempos que tanta gente que antes no salía de vacaciones ahora viaja a Europa, bastante gente que conozco que se ha comprado casa gracias al crédito, gracias a obtener mejor salario, cómo es posible que haya tanta inquietud en Argentina? La pregunta se extiende a esas personas que por primera vez tienen un auto, o aquellos que lo cambiaron a un 0km, aquellas personas que ahora pueden pasear y divertirse, los docentes que ganan mejor que antes o la cantidad de gente que ha accedido a una jubilación. Me pregunto cómo puede haber tanto malestar cuando la gente llena los restaurantes, los teatros, los cines. ¿Cómo puede ser que se enojen tanto cuando basta ver la cantidad de espectáculos de artistas internacionales que visitan Argentina, porque tienen un público que ya no tienen en Europa? Los números dicen que bajó la tasa de desocupación. El 2001 quedó atrás en muy poco tiempo. Si bien no todo se ha solucionado (¿eso existe?), la gente en general está mejor. Los ricos también parece que han ganado con este acceso de tanta gente al consumo. Del 2001, lugar del abismo y de la angustia parece que se ha pasado a un escenario de progreso, mejoramiento de la calidad de vida, acceso a la educación y la salud mejoradas, es decir, esos índices que para los organismos internacionales son irrefutables pruebas de mejores condiciones de vida.



La pregunta me taladra el cerebro varias veces por día. Parece que muchos también se hacen esas preguntas. Una de las respuestas compartida ha sido la de la insistencia mediática por hacer sentir a la gente mal, que la hace olvidar de su propia situación real. Sin duda, los medios de comunicación en todo el mundo están haciendo perder la tranquilidad a la gente. Me consta que eso sucede, al menos en otros países. Parece, eso dicen, que cuando los gobiernos de ciertos países no les gustan a ciertos grupos concentrados de la riqueza, parece, que se lanzan a preocupar y agitar a los pueblos. Eso dicen, y me parece una respuesta plausible.

Pero, en estos días, piano, piano, cuando me he convencido de este cambio que piano, piano, se hizo claro en mi vida, debido a los efectos del clima y a mi falta de mate, he llegado a la conclusión de que los argentinos no podemos estar tranquilos por dos razones, que ahora descubro estructurales.  [Fragmento del texto "Piano, piano". Continuar leyendo en el blog Un Largo]

4 comentarios:

Carlos G. dijo...

Hace unos dias vi una publicidad que dan en la tele de Brasil.
Muestra a distintas personas que viviendo en un presente digno, con futuro, se cruzan con ellos mismos en un pasado reciente.
En ese pasado ellos son marginales, seres sin esperanzas.
Así un hombre joven sale de un restaurant con un grupo de amigos y se encuentra con él mismo, desarrapado, en la calle; sus miradas se cruzan, llueve y su yo anterior está empapado.
Un adolescente se dirige con su madre al colegío y mientras esperan el que el semáforo les dé paso ve a un chico limpiando los vidrios de los autos detenidos esperando, a cambio, una moneda; pero ese chico es él, hace no mucho tiempo.
Me pareció una buena y estremecedora referencia a la necesidad de la memoria, de la necesidad de no naturalizar el progreso personal y del país.
Podrían dar esa publicidad por estos pagos, a ver si algunos de nosotros, con o sin mate, podemos despertarnos un poco más.

OMIX dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
OMIX dijo...

Fijate vos que coincidimos en algo.


Esos q antes estaban en la lona y ahora compraron en Pto madero, que salen de vacaciones por Europa, etc son funcionarios.

Pero no los he escuchado renegar de los logros.

Anónimo dijo...

Uy, pero si apareció la "realpolitik" encarnada, haciendo gala al aire libre de la ideología más pavota.

Veo que pudor no le falta, bien por usted.

Mis saludos, y deseos de éxitos en su apoyo a su ejemplar candidato: humilde, siempre en la vereda de los intereses populares, ese que seguramente obligará a todos sus funcionarios a donar todas sus riquezas y propiedades a sociedades de beneficencia, para luego mudarse ellos con toda su familia a la 1-11-14, nada más que para predicar con el ejemplo, como seguramente hará él mismo, un gran patriota...

...ah, no, espere... estoy confundido, creo que por un momento me dejé enredar en su sutil dialéctica. Oh, pero cuánta sutileza, cuánta... Dejémoslo ahí.