Lucas Martí está haciendo las canciones más lindas de la época
Ha extinguido en su nombre al papel
le han cantado mariachis y hasta él
se ha topado muy alto en su atención
y ahí son pocas las veces que lo vio.
Dinamita su orgullo en cada vez
todo intento un absurdo, quién lo ve
si pusiera esa fuerza en trabajar
todo el mundo podría descansar
solo en nombre de él.
Es que cuesta ver tanto lo que no es
nos hicieron insólitos sin razón
está así de explotar mi cerebro
que en un rato lo mire un doctor
y me diga qué es.
Hacer real un sueño
no es usurparlo y desterrarlo de magias
en torno a un cielo ajeno
quienes lo surcan ya respetan
las horas
de estudio romántico
romántico
romántico.
La potencia entre el sueño y el querer
se dispara a niveles de no creer
transformado ya en eso que buscó
lo que queda es zafar de lo que armó.
Pareciera que nada es un error
desechamos en pos de un nuevo amor
sin manuales que instalen qué está bien
lo que armamos nos sale sin querer
como a mí y a vos.
Es que cuesta ver tanto lo que no es
nos hicieron insólitos sin razón
está así de explotar mi cerebro
que en un rato lo mire un doctor
y me diga qué es.
Hacer real un sueño
no es usurparlo y desterrarlo de magias
en torno a un cielo ajeno
quienes lo surcan ya respetan
las horas
de estudio romántico
romántico
romántico.
Ha extinguido en su nombre al papel
le han cantado mariachis y hasta él
se ha topado muy alto en su atención
y ahí son pocas las veces que lo vio.
Dinamita su orgullo en cada vez
todo intento un absurdo, quién lo ve
si pusiera esa fuerza en trabajar
todo el mundo podría descansar
solo en nombre de él.
Es que cuesta ver tanto lo que no es
nos hicieron insólitos sin razón
está así de explotar mi cerebro
que en un rato lo mire un doctor
y me diga qué es.
Hacer real un sueño
no es usurparlo y desterrarlo de magias
en torno a un cielo ajeno
quienes lo surcan ya respetan
las horas
de estudio romántico
romántico
romántico.
La potencia entre el sueño y el querer
se dispara a niveles de no creer
transformado ya en eso que buscó
lo que queda es zafar de lo que armó.
Pareciera que nada es un error
desechamos en pos de un nuevo amor
sin manuales que instalen qué está bien
lo que armamos nos sale sin querer
como a mí y a vos.
Es que cuesta ver tanto lo que no es
nos hicieron insólitos sin razón
está así de explotar mi cerebro
que en un rato lo mire un doctor
y me diga qué es.
Hacer real un sueño
no es usurparlo y desterrarlo de magias
en torno a un cielo ajeno
quienes lo surcan ya respetan
las horas
de estudio romántico
romántico
romántico.
Lucas Martí está haciendo las canciones más lindas de la época. Posta. Son canciones irregulares que exhalan una extraña belleza a medida que el oído se atreve a dejarse llevar. Es el desconcierto de lo que nunca desemboca en el lugar esperado. Y ahora se juntó con el pianista Darío Jalfin y grabó uno de los mejores discos de su carrera, El hijo principal. Jalfin le aporta a los temas un equilibrio, una proporción, su piano canta y saca un poco a Lucas de la zona tímbrica de los sintetizadores que lo acompañaron en discos anteriores. Es como que Jalfin aclara, simplifica y le da un toque romántico que compensa la tendencia de Martí a lo intrincado. Entonces quedan canciones, así, a secas, que traspasan cualquier encuadre genérico.
Nosotros que buscamos tanto las lindas canciones nos alegramos al saber que hay quienes las está nhaciendo ahora y acá cerca. Como Lucas tiene un perfil muy bajo, todavía no logró la atención que merece pero, créanme, llegará el momento en que estemos diciendo "uh, aquel tiempo en que Lucas Martí hizo esas canciones inolvidables...".
Nosotros que buscamos tanto las lindas canciones nos alegramos al saber que hay quienes las está nhaciendo ahora y acá cerca. Como Lucas tiene un perfil muy bajo, todavía no logró la atención que merece pero, créanme, llegará el momento en que estemos diciendo "uh, aquel tiempo en que Lucas Martí hizo esas canciones inolvidables...".
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