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martes, 7 de marzo de 2017

Con el tremendo acto docente empezó la peor semana del macrismo (y las próximas serán peores)

6, 7, 8 Paros y Movilizaciones Populares


Hoy emepezó la peor semana del macrismo desde que está en el poder. Sí, ya sé. Es lo mismo que venimos diciendo desde hace más de un mes. Pero es que está funcionando como un relojito. La última vez que macri ganó una pulseada política fue cuando logró la defección de los movimientos sociales (el Evítala en lugar eminente), en colaboración con el Trío Los Panchos que comanda la CGT actualmente, y sancionó en el Congreso ese auténtico cazabobos de la Ley de Emergencia Social, con la que logró ganar tiempo, hacer de cuenta que tiraba unos manguitos para que el "pobrerío" pasara la navidad con un cacho de pan en la mesa (según la patética terminología que en su momento usaron los panzallenas del Evítala para justificar su defección). 

Con esa pseudo-concesión, el gato logró aventar la posibilidad de saqueos y estallidos en el momento crítico del fin de año pasado. No es que Pérsico y los panzallenas no supieran que estaban negociando con un tahúr que incumple sistemáticamente sus compromisos y te mete por la ventana lo que simuló sacar por la puerta: Los Panchos y el Evítala son zorros viejos que supieron ganar sus prebendas en un tira y afloje a costa de las bases a las que continuamente defraudan. Y con la Ley de Emergencia Social lo volvieron a hacer. Porque el macrismo logró que se aprobara un instrumento inutilizable desde el momento en que las fiestas pasaron, el riesgo de saqueos se postergó y la ley nunca se puso en práctica, porque el gato no la reglamentó. Esta defraudación al compromiso que supuestamente le habían arrancado a Carolina Stanley y el gato no significa que Navarro, Pérsico y Los Panchos hayan renunciado a seguir negociando prebendas para engordar sus estructuras valiéndose de la movilización popular que sacan a pasear cuando la presión de abajo se hace incontenible, como pasa esta semana. Pero ni el Evítala ni Los Panchos le van a negar tiempo, si nos descuidamos, al gato para seguir haciendo que negocian mientras las condiciones objetivas de sus representados empeoran día a día. Desde el chistecito de la movilización al Congreso por la Emergencia Social y el paro sin fecha, incluido el infausto "compromiso" del gobierno y las empresas de no despedir trabajadores por un plazo de tres meses, el macrismo ha seguido avanzando en su plan de destrucción del tejido social, mientras los que negocian con ellos miran para otro lado.

Pero resulta que hay algo que se llama pueblo, hay trabajadores, subocupados y desempleados que quedan afuera del engorde de las estructuras que manejan los burócratas sindicales y sociales. Y como la cosa estuvo empeorando ostensiblemente, con un rebrote inflacionario que refutó las predicciones de 18% de inflación anual, más la pérdida del poder adquisitivo que los salarios sufrieron el año anterior, más los tarifazos en peajes, luz, agua y gas, más las manifiestas incompatibilidades entre las decisiones de política económica del estado que favorecen sistemáticamente a las empresas de los CEOs que habitan los despachos oficiales, empezando por las del propio grupo macri, todo eso junto hizo un guiso muy espeso para este fin de verano donde todavía hace mucho calor para tragarse un plato tan indigesto.

En resumen: la bronca aumenta, especialmente entre aquellos sectores de las clases medias y medias bajas que cayeron como chorlitos en las descaradas mentiras de campaña guionadas por Durán Barba. El correr de los meses en el gobierno, la falta de resultados y la fatiga producida por las mentiras sistemáticas y la corrosión psicopática que el gato y sus secuaces le hicieron a la población, desembocan ahora en la abrupta caída de la confianza que el macrismo supo concitar en los más crédulos.

Después de que la mentira de la Emergencia Social le hizo ganar unos meses, llegó el momento de las paritarias testigos, donde el gato y sus medios adictos empezaron a psicopatear con una reactivación en la que nadie cree y con una baja de la inflación desmentida por los hechos. La inflación sigue galopando pareja con la recesión y el desempleo. Los casos testigos de las negociaciones paritarias fueron la de los Bancarios y la de los Docentes. En los dos casos el gobierno intentó malversar la buena fe de sus interlocutores con mentiras y maniobras confusionistas. Pero dirigentes como Palazzo en el caso de los Bancarios y la unidad de los sindicatos de docentes nacionales y provinciales se pusieron firmes para desactivar las trampas del macrismo, cuando a 15 meses de gobierno nacional es posible empezar a conocerle sus mañas.

Los Bancarios obtuvieron una paritaria respaldada por dictámenes judiciales que no es improbable que todavía el gato trate de esquivar mediante su transgresión sistemática.

Y ayer se produjo una gigantesca movilización docente de gremios que no responden al patrón entreguista que aplica el Trío Los Panchos. La campaña contra los docentes en los medios privados en los que se apoya el gobierno fue feroz, amenazante, violenta y finalmente criminal. Se trató de demonizar a un solo dirigente (Baradel) para neutralizar al conjunto, cuando en realidad son todos los sindicatos docentes del país los que movilizaron y decretaron un paro coordinadamente. La campaña oficial tuvo aristas criminales cuando el propio gato lanzó desde su investidura en la Asamblea Legislativa una amenaza contra la seguridad de Baradel; la violencia estatal se agravó cuando un operador mediático de los servicios se atrevió a difundir por televisión las identidades y fotos de los hijos amenazados de Baradel. La maniobra intimidatoria es inequívocamente estatal, desde el momento en que en ese programa estaba presente el ministro de educación de la Nación, el mismo que está incumpliendo con su obligación legal de convocar a la Paritaria Nacional Docente. ERGO: esas amenazas no son obra de un loquito desquiciado sino que parten del propio gobierno.

Pero acá viene la mala noticia para el macrismo: la feroz campaña logró amalgamar a los sectores docentes que ayer realizaron el paro y movilización nacional más grande que se recuerde en los últimos años. Las psicopateadas de macri solo lograron que el paro y la movilización fueran más grandes que nunca. Los docentes ayer escribieron una página histórica de resistencia al ajuste y muestran que los aprietes y las campañas difamantes contra un dirigente o un sector entero de la vida social solo logran echar más leña al fuego en la Argentina de hoy. Los bancarios y docentes se erigen entonces en ejemplo para otros trabajadores que tienen que empezar a discutir sus propias paritarias: el gato más te basurea cuando más dispuesto al diálogo te mostrás y más se desgasta cuanto más firme te ponés a resisitirlo. Esa lección de los maestros ayer la aprendió el propio Acuña, integrante de Los Panchos, que asistió a la movilización y percibió la gravedad y la firmeza de los reclamos de paro general que ayer emitían las bases. Se dice que la multitudinaria marcha fue vista con atención por el resto de la burocracia sindical, para sopesar qué grado de maniobra les queda para seguir boludeando con paros sin fecha y espejitos de colores.

La movilización que se hace hoy hacia el ministerio de producción (porque el Trío Los Panchos todavía no se le anima a la Plaza de Mayo) contará con el envión del maestrazo de ayer. Cualquier maniobra de la cúpula va a ser muy evidente. Se descuenta que la movilización va a ser inmensa porque canaliza la bronca popular desbordante en los suburbios. No va a ser nada difícil convocar hoy al pueblo: QUE NO VA A IR A RESPALDAR A LOS BUROCRATAS PARA QUE MALVERSEN SU VOLUNTAD, SINO A EXPRESAR LA BRONCA CONTRA LAS POLÍTICAS DE GOBIERNO. Se sabe que algunos burócratas macartistas están preocupados por evitar que el impulso de la movilización de hoy sea capitalizado políticamente por sectores a los que los burócratas abominan, que por eso impusieron condiciones sobre quién puede y quién no puede acercarse al palco o levantar banderas de identificación política. Sobre ese tironeo mezquino estará operando el sistema de medios oficial: tratando de rescatar algunas perlas para sembrar la división en el pueblo movilizado. Será el único consuelo que pueda obtener el régimen ante la contundencia de la bronca que hoy se expresará en las calles. 

Los burócratas no deben hacerse mucha ilusión: pueden manejar el acceso a los palcos, pero no pueden dirigir políticamente la bronca que esta tarde se expresará en la calle. Y si los discursos pretenden desviar la atención del estado de cosas que ahí se expresa, solo van a lograr agrietar su propia legitimidad. Cuando el pueblo tenga que elegir en quién depositar su mandato político, difícil que tenga en cuenta los intereses empresariales de la burocracia que no junta ni un voto. O se ponen a la cabeza de los reclamos o los reclamos se llevarán puestos sus cabezas.

Y después, el miércoles viene el Paro Nacional de las Mujeres, de definido tono opositor. Y el 24 de marzo la marcha será la más grande de los últimos años cuando tenga que expresar sus resistencia contra un gobierno que viola los derechos humanos.

Una cosa es segura: esta semana será la peor para el macrismo hasta ahora. Y otra más: se vienen semanas peores. 

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