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viernes, 11 de octubre de 2019

Guasón


El problema con las películas que obtienen consensos aplastantes es que inducen un clima de admiración obligatoria. Cualquier mirada crítica es recibida como una falta de respeto. Es lo que por estos días pasa con Guasón (Joker, Todd Phillips) en Buenos Aires. No sé cómo será en otras ciudades, pero si en Buenos Aires hoy decís que Guasón no es tan buena, te miran como a un hijo de puta. Es decir: partamos de la base de que es una obra maestra, que Joaquin Phoenix es no solo el mejor guasón  que hubo, sino el mejor actor que haya existido por siempre jamás. Ganó el Festival de Venecia con un jurado presidido por la respetada Lucrecia Martel, quien además destacó el gesto de valor que implica filmar una película así en el corazón mismo del mainstream. ¿Vas a ir contra Warner, contra Venecia, contra Lucrecia? ¿Tas loco? Entonces todo comentario debe partir de esa evidencia asentada, tratar de remontar la cuesta y argumentar por qué no es tan excelente como todos dicen, con el ruido de todas las medallitas que ya le colgaron.

Y bueno: yo soy el hijo de puta a quien Guasón no le parece una obra maestra. Es más, los gestos aniñados de Joaquin Phoenix, la risa por la que estuvo ensayando siete meses, la historia clínica del personaje que encarna, la patología convertida en síntoma de una disfunción social, todo eso me resulta de una obviedad empalagosa. Phoenix compone el tipo de actuación que hace salir al público comentando "¡qué bien que actúa Joaquin!", un payaso triste y loco, asesino con explicación, parido desde las entrañas del Actors Studio. Un prodigio observacional, un laburo esmerado, que vale cada dolar que Joaquin Phoenix cobró por mover los 2963 músculos de su cara y encorvar su cuerpo magro para darnos lástima. Lo que es decisivo: este Guasón es una víctima: de su madre loca, del magnate para el que la madre trabajó, del abuso sexual, del bullying, de la violencia callejera y del recorte de ayuda social por parte del estado, lo que en este momento puede ser leído como un alegato contra el neoliberalismo, contra Bush, contra los magnates o contra toda la sociedad, si me apuran y me termino de indignar. 

El problema es que semejante imposición del punto de vista es formalmente violento. La película subraya su gravedad con acordes graves. Una vez que nos convenció de que el sustento social es serio y que no estamos ante un simple entretenimiento, se permite un giro irónico que llega un poco retardado, con la coreografía en las escalinatas con música de Frank Sinatra. Un tipo de extorsión sentimental al que sabía apelar Stanley Kubrick, un antecedente mucho más relevante de la política de autor de Todd Phillips que Martin Scorsese, el cineasta al que todo el mundo refiere, empezando por el propio Phillips. 

¿Es Guasón, más que un reboot de Batman, una reversión, una reprise, una recreación del universo de Taxi Driver o El Rey de la Comedia? ¡Cómo no lo sería, si está Robert De Niro haciendo el papel que en El Rey de la Comedia hacía Jerry Lewis! Bueno, no. La torsión de perspectiva que lograban Scorsese/ De Niro en las dos películas mencionadas es todo lo alejado que pueda concebirse del tipo de conmiseración que promueven Phillips/ Phoenix. Guasón es la génesis verosimilista, de raigambre social, del Joker de DC Comics. Phillips se encarga de enseñarnos con tesón didáctico que Arthur Fleck, el pobre chico que fue maltratado toda su vida por todo el mundo, deviene en el Guasón a causa de las condiciones sociales. Víctima del bullying, del abuso sexual infantil, maltratado por la burocracia estatal, castigado por los pibes de la calle, último orejón del tarro. Cuando el tipo se harta de tanta violencia, pum, nos ofrenda un chorro de sangre catártica, pero así tan solo nos recuerda a todos lo malos que hemos estado siendo. Nos tiene que remorder la conciencia.

De aquellas películas de Scorsese/De Niro se podrán decir muchas cosas, pero nunca atribuirles este tipo de chantaje moral. No hay énfasis ni didactismos en el punto de vista que construyeron Scorsese y De Niro, freaks de identificación imposible. La inestabilidad formal -y por eso política- de Taxi Driver y El rey de la comedia es el resultado del devenir alucinación de las perspectivas de esos relatos. Un relato clásico prepara un lugar para que el espectador se acomode a ver el mundo, para comprender el peso de los valores en juego y elegir el Bien. Pero en Taxi Driver y El rey de la comedia esto es imposible, porque lo que se pone en vilo es la visión y la audición misma de la realidad, es decir, el ser del cine. Cada escena está sacudida por la vacilación del verosímil, que no para de temblar, como si el punto de vista estuviera contagiado por un impulso malsano, una tentación. Es decir: Scorsese y De Niro se metían en el núcleo mismo de la maquinaria cinematográfica y la infectaban, la ponían en estado paranoico. No construían la genealogía de sus psycho-killers mirándolos desde afuera, con psicodiagnósticos explicados: lo que verdaderamente enloquecían eran las películas. Por eso, ahí todo énfasis sería improcedente: cada tránsito de la narración está corroído por la inseguridad. Es todo lo contrario de lo que hace Phillps en Guasón, que solo se vale de aquellas películas como pretextos argumentales, sin nunca dejar de explicarnos lo que hay que sentir ante cada acción y reacción de los personajes. Cuando un sistema es malo, las víctimas se envilecen, ¿no lo sabías?

La idea de Phillips es magnífica en términos de declaración: la sociedad norteamericana está envilecida. ¡Habla de Trump! Lástima que al situar el relato en un momento histórico impreciso, quizás los años setenta, tal vez los cuarenta, o tan solo el presente mítico y circular del comic, que siempre está retornando, la denuncia diluye su especificidad. La indeterminación histórica es un rasgo que propicia el universo del comic, que transcurre en un tiempo primordial que no tiene un anclaje histórico concreto. Y en esto también es muy diferente a Scorsese en Taxi Driver y El Rey de la Comedia, películas históricamente arraigadas a su propio presente. Cuando al final de Guasón vemos que los padres del Bruce Wayne son asesinados a la salida del teatro, se lleva a cabo una irrealización de la historia: comienza la leyenda, volvemos a subirnos al loop temporal de Ciudad Gótica. Sabemos que después viene Batman a oponerse al Guasón, como sucede en cada precuela. No sé si Guasón da el perfil para el Oscar, porque la Academia premia personajes más edificantes, pero si la taquilla anda bien, vayámonos preparando para Guasón 2.

11 comentarios:

Blopa dijo...

Joker es, sin dudas, una gran estafa. Lo cierto es que desde cierta crítica ¿europea? la ensalzaron después de ganar el premio en Venecia. En USA, la cosa estuvo mucho más dividida y contraria: la acusaron de banal, de sobreactuada, de reaccionaria, de manifiesto incel/supremacista blanco, misógina, etc. Más de una de esas críticas describían con preocupación escenas en las salas de hombres jóvenes blancos aplaudiendo y vitoreando furiosamente el devenir del Joker como héroe anti-sistema. Más allá de que concuerdo con vos en términos generales - la sobreactuación de Phoenix, el ritmo insoportablemente moroso y ominoso de toda la película que llega a una conclusión completamente obvia y banal - diría que hay un problema en esa idea del Joker como resultado esperable de una sociedad que lo produce. Porque desde la perspectiva desde la que lo encara Phillips, no solo es esperable sino deseable. Y creo ver ecos de su ideología - las "huellas del enunciador" - en la idea de lo apolítico y el nihilismo. Es decir, a fin de cuentas a Phillips le importa poco establecer una posición política reconocible que no va más allá de un descontento radical y reaccionario que es lo opuesto a la política. Y podríamos extenderlo a lo que la película deja picando: la solución no vendrá del "sistema", sino de Batman, un vigilante, un outsider que no responde a la burocracia estatal corrupta e ineficaz.

Si uno se pone a pensar en la versión anterior, la de Nolan/Ledger, ahí hay un director sobrevalorado, un actor del Studio y una bajada de línea explícitamente de derecha - "hoy Batman es el malo pero algún día le vamos a agradecer todo lo que hizo" -. Sin embargo, la película funcionaba a pesar de su mensaje político: el Joker de Ledger es sin dudas insuperable, no se trata de explicarlo (el mismo Joker inventa todo el tiempo orígenes que uno nunca sabe si son ciertos o no, si tiene plan o no, etc). Incluso TDK tiene momentos de gran belleza dentro de esa oscuridad ominosa de Gotham City. Esta película de Phillips tiene un planteo político de mierda y además un Joker de mierda. No la pega en nada, los guiños a Scorcese/DeNiro son banales -el DeNiro que aparece es menos el de Taxi Driver o El Rey de la Comedia que el de The Fockers -, el recurso "homenaje" a El Club de la Pelea es de una estupidez y una sobrestimación del espectador atroz y la idea de "gran drama" es lo que la industria yanqui entiende por lo "elevado", es decir, una parodia involuntaria de lo dramático.

Disiento en esto con vos: creo que subestimás el cómic como medio y lenguaje en general. La idea del tiempo recursivo es el argumento de Umberto Eco de los 60s al que ya Masotta había contestado de manera más lúcida en esos mismos años. La cuestión es bastante más compleja y responde a una lógica bien distinta a la del cine. No hay ninguna búsqueda de "respetabilidad" en ese sentido por una cuestión bien concreta: esto no tiene un efecto rebote en las ventas de cómics directamente proporcional a la recaudación en las salas. La mayoría de la gente que ve estas películas no lee ni ha leído y en muchos casos no leerá los cómics que implican un ejercicio bien distinto de lectura y atención y seguimiento. DC Comics pertenece al conglomerado Time/Warner que está perdiendo y mal contra lo que hizo de manera mucho más exitosa Marvel/Disney. Si alguien ganará "respetabilidad" serán Phillips y Phoenix, pero el cómic seguirá siendo - para Hollywood - no más que una especie de sopa primordial de donde cada tanto sacar ideas y argumentos para "elevarlos" a la forma cinematográfica. El cómic, por suerte y a pesar de todo esto, sigue su propia lógica y camino. Y eso sin salir del género de superhéroes.

Oscar Cuervo dijo...

En términos grales concuerdo con tus análisis. Solo quiero aclarar que un artículo no pretendo llevarme puesta toda la historia del cómic, que desconozco bastante, sino solo me refiero a la manera en que Hollywood se apropia de DC y de Marvel, la temporalidad circular a la que la industria necesita apelar con toda su serie infinita de secuelas, precuelas, reboots, derivaciones laterales, etc. Creo que Joker forma parte de eso. En cuanto al cómic propiamente dicho debería conocer más y aún así, analizar una obra específica y no todo un gęnero, cosa que excede la posibilidad de una sola nota.

Blopa dijo...

Desde ya que no pretendo que hagas un análisis semejante, no veo mala intención de tu parte ni mucho menos. Lo cierto es que no hay "un" cómic del Joker. Justamente, en lo que los cómics de superhéroes se llama "continuidad" (algo así como el canon oficial de lo que queda reconocido o no en la vida de un personaje que a menudo se alarga por décadas) es muy común el uso del reboot, del recomienzo, etc. El cine tal vez lo tome de ahí, aunque al transponerlo a un medio y un lenguaje diferente los efectos que se producen son diferentes, claro está. A lo que voy es: la idea del reboot no es mala ni buena en sí misma sino algo constituyente de la lógica de la maquinaria industrial hollywoodense que a esta altura es en algún punto también la del cómic norteamericano mainstream porque pertenecen a las mismas corporaciones. La cuestión es cómo eso habla política e ideológicamente de esas prácticas.

Por momentos esta maquinaria incesante me hace acordar a algo que dijo Peter Greenaway: Hollywood es un dinosaurio muerto al que solo le quedan reflejos musculares y esos son los coletazos que pega. Pero también pienso que - como en el caso de Marvel/Disney - aun dentro de esa maquinaria horrible se producen joyas que tienen usos políticos distintos a lo que podría pensarse en un principio.

Desde ya, a ninguna de estas grandes empresas les interesa la revolución y la emancipación de las masas, pero la cosa no va tanto por la intencionalidad corporativa sino por la psobilidad creativa dentro de eso y por los desvíos en los sentidos de la recepción. Me arriesgaría a decir que Warner tiende a ser más reaccionaria en casi todo sentido. Y si no ahí está la idea de Phillips sobre lo que es una "revolución": masas enmascaradas reducidas a su animalidad que atentan contra la propiedad privada y en el fondo buscan un líder que los ordene, aunque sea un nihilista que no cree en nada.

Abrazo y gracias por tomarte el tiempo para responderme.

Fernando dijo...

- No todos los que opinamos sobre la película (incluso a los que nos gustó) la pusimos en las nubes.
- Relacionarla con Taxi Driver u otras películas de los años '70 no significa sostener que Joker está a la misma altura.
- No está mal que la película sugiera que los problemas no derivan del gobierno de Trump sino de algo más generalizado, yendo incluso más allá de las épocas (por otra parte, si la época en la que transcurre es un poco ambigua, no lo es el país, o el modelo de país, en el que Joker crece).
- ¿No es mejor que una película gestada en Hollywood a partir de un superhéroe (o algo así) salga de la fórmula de dejar a salvo al muchachito heroico y levante en andas (aunque sea un poco superficialmente) a antihéroes o perdedores? Salvando las distancias, es como considerar que "Tiempo de revancha" es oportunista porque fue bancada por Aries en plena dictadura. Hay matices, incluso dentro de la producción de grandes productoras y de Hollywood.
Saludos.
Fernando
https://espaciocine.wordpress.com/

Langella dijo...

Me encantó la nota y el debate mantenido con Blopa. Creo que ambos tienen razón desde sus perspectivas.

Langella dijo...

Un tema del Guason es su enorme ambigüedad. Es Batman sin Batman. Ciudad Gótica es Nueva York o Buenos Aires pero tampoco.
Es una película a la vez de autor e industrial, al menos lo que se pretende. Más todo lo que ya se ha dicho en esta página.

Oscar Cuervo dijo...

Fernando: bienvenido si te gusta la película, la analizás y señalas sus virtudes. Yo escribí contra quienes inhiben el juicio crítico dando por sentado a priori que es una obra maestra e invirtiendo la carga de la argumentación, para que quien no la considera una obra maestra tenga que demostrar por qué no lo es. Hasta donde yo entiendo, si una película es una obra maestra, tiene que poder analizarse su maestría. Tendrå algunos valores Guasón? Los tiene, lo que yo no le encuentro es grandeza. Y la clave para mí está en la obviedad de su narrativa y la tesis sociológica que la sustenta, que ya está definida en los primeros 10 minutos y de ahí en adelante subrayada. Eso no hace ni una buena política ni una buena película. Yo estoy de acuerdo en que el capitalismo norteamericano es intrínsecamente violento, pero no por eso toda película que se encargue de enfatizarlo es una obra maestra. El énfasis y la linealidad con que se construye un carácter como el de Guasón a partir del envilecimiento social que describe es un sentido impuesto por la forma. Si la película es una especie de crítica a la opresión, yo encuentro que su forma cinematográfica es opresiva. Y en eso las comparaciones con Taxi Driver y El Rey de la Comedia le juegan muy en contra, porque Scorsese, con el fundamental aporte de De Niro, se encargaban de socavar los mecanismos de identificación y no abusaban de la idea de una víctima. No hay víctimas con las que identificarse en ese díptico Scorsese ano, porque le proponen al espectador una mirada mucho más compleja, y lo hacen con recursos formales y no con tesis sociológicas a priori. Phillips con la ayuda de Phoenix diseñan a una víctima perfecta. Es una idea que sería bueno discutir tanto dramática como políticamente. La victimización es el antecedente no para ningún tipo de liberación, sino para sumar más violencia a la violencia. Ese es el lado políticamente flaco y, como dijo Blopa, parece quedar todo dispuesto a la espera de un Batman que venga a poner orden en la ciudad. Ahí, donde el final parece anunciar un reinicio, es posible sospechar que la película no postule una crítica al sistema sino una variante del mismo. Debería ser una crítica a la sociedad? No tiene por qué serlo. El serlo la hace artísticamente mejor a que si no lo fuera?? No necesariamente. Para mí el enfasis formal esconde una debilidad de origen. No es un gran espectáculo (le sobran explicaciones y subrayados para serlo) ni llega a plantear una mirada políticamente liberadora. Entonces creo que queda a mitad de camino, un DC con pretensiones sociológicas, ni chicha ni limonada. Con algunas escenas interesantes insertas en una totalidad más bien chata. Un 5/10 digamos.

Fernando dijo...

Está bueno tu análisis, respecto al consenso generalizado (me pasó algo parecido con la última de Tarantino) y también respecto a la película en sí misma. No estoy tan seguro que la victimización no anteceda a algunas formas de liberación, y en este sentido creo que en su último tramo "Guasón" derrapa un poco, como si no supiera qué hacer con lo que generó hasta ese momento (o como si no supiera qué podría hacerse con lo que "el sistema" genera).
La sobreactuación de Phoenix, dada un poco por el personaje (encarnar al Guasón es el deseo de todo actor joven, con el fin de lucirse) y la forma en que mata a su madre (remanidísima) están entre lo que menos me entusiasmó de la película.
Y yendo a lo que decís al final de tu comentario: yo no la veo como una "crítica a la sociedad" sino como una ficción formalmente sólida, tal vez algo manipuladora pero efectiva, que (aunque su planteo argumental es bastante básico) puede disparar algunas discusiones provechosas.
Gracias por el intercambio.

Claudio Gabriel Escobar dijo...

Falacias por todos lados,sin argumentos sólido de una persona que critica, pero,se enoja si solo hacen un comentario, primero, hay que aprender a respetar y estudiar más

Oscar Cuervo dijo...

Claudio: parece que el enojado sos vos. Me voy a estudiar.

jfc dijo...

Fui a verla con mas prejuicios que nunca contra estos video-tanques yankis y creo que cumplió con las expectativas de los que la alabaron incluido por ejemplo, Hugo Paredero. Los rechazos a la historia cada vez mas retorcida, casi burlesca o supermelodramática, se caian ante las imagenes y las referencias incluida la ovación popular a un ¿payaso?
Pero el final cierra y abre otra mirada, ¿no es todo una fantasía del internado frente a su verdadera terapeuta? ¿tuvo una vecina novia, una golpiza o dos? ¿mató a varios o fue todo un paso de comedia truculenta?
Quiero decir que esta pelicula debe verse por lo menos 2 veces y aún así no se si se puede deducir que pasa o que quieren decir el autor y digamos, el actor