lunes, 7 de octubre de 2019

Nos o tres

Se nos cruzan: La otra.-radio de anoche. Clickear acá



Si todes se nos cruzan en estos días por algo será. Se termina este régimen de exclusión que se define por la disyunción excluyente. La falsa transparencia del mundo que nos prometió el macrismo es el de una clase rústica, con poca vitalidad, con un vocabulario escaso y así de parco también en gestos hacia la otra. Ellos querían entrar al teatro por acomodo, porque justo pasaba por ahí el capo y les consiguió unas entradas y eso porque se consideran con acceso directo a los bienes que nos sustraen a todos. Se acaba el macrismo, señores, fueron de décima y ni siquiera, de milésima, y quisieron pasar como ilustrados, civilizados y respetuosos. Pero se están yendo.

Así que no será tan casual que en estos días se nos crucen el disco nuevo de WOS con la vuelta de King Crimson, alta música con un sentido de la expansión de las posibilidades que no tiene nada que ver con esos montajes baldíos desde el que nos habló macri en sus cuatro años de desgracia. La amplitud de rango que abarca el sonido de Crimson a lo largo de sus ya 50 años de vida, ¡medio siglo de belleza furibunda y generosa! es equiparable con la fluidez verbal que combina ese flow tan argentino de WOS. 

Mientras nosotros iniciamos nuestra travesía por las historia(s) del cine de Godard. Godard filmó su primera película hace 60 años y hoy está todavía pensando todas las películas que se harían o que se harán, hasta las películas que no se hicieron. Hay que tener muy presente esa posición para oír desde dónde vienen estas historias del cine. Godard, como King Crimson, pasan por ser artistas "difíciles", que requieren un gran conocimiento, una supuesta intelectualidad dificil ante la que habría que retroceder. Cuando se habla así es porque no se quiere ver ni oír lo que ellos nos brindan. Hay una envergadura en esta clase de artistas que dona con generosidad muy extemporánea. No son contemporáneos, son intempestivos. Están muy atrás y demasiado adelante al mismo tiempo. Y la canción y la película hegemónicas son lineales y mezquinas. De ahí la extrañeza que provocan a una determinada especie de receptor.











Cuando se respira la amplitud de todas las canciones que se harían o que se harán, o las que no se harán, las canciones posibles, entonces se empieza a oír en qué clave toca Crimson, a qué estallido de sensualidad nos incitan los planos inestables y fugaces de Godard. No se trata de intelecto contra sensibilidad, esa disyunción excluyente está viciada, está vacía o ciega. Desde hace tiempo se sabe que al experiencia es tarea. Que puede ser una bella tarea.

Si este texto es tan choto, se debe a que estaba tratando de contar cómo fue el programa de anoche, pero mejor escúchenlo. 

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