"Les molestamos, nos quieren hacer desaparecer, pero aunque nos maten, nuestra lucha va a quedar"
"Aquí estamos - acaba de decir Hebe en la Plaza-, no les tenemos miedo a estos hijos de mil putas".
Por primera vez en la historia de la democracia post dictatorial, la célebre marcha de las Madres alrededor de la Pirámide de Plaza de Mayo se lleva a cabo en un clima represivo. Hebé está junto a las otras Madres haciendo la ronda, mientras hay una orden judicial para detenerla. Las Madres se hallan acompañadas por centenares de militantes que las protegen. Decenas de medios de corresponsales extranjeros informan al mundo del acoso judicial a este símbolo de libertad en un clima de enorme tensión.
La salud de Hebé , de 87 años, es frágil, a pesar de lo cual está haciendo la ronda. Ella ya manifestó la decisión de no presentarse a la citación judicial en el marco de la causa Sueños Compartidos. Conociendo la férrea determinación de Hebe, una de las pocas personas que en este país se animó a enfrentar la dictadura genocida, se descuenta que su detención sólo podrá hacerse con uso de la violencia. Si a Hebe le pasa algo, Macri llevará el peso de su responsabilidad por el resto de su vida.
La Policía Federal intentó allanar la sede de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, que está custodiada por un cordón humano conformado por militantes, . Pero el subcomisario encargado del operativo se retiró en una camioneta de la Policía Federal tras haber dialogado con el abogado de la asociación, sin haber llevado adelante el operativo.
La carta de Hebe al juez Martínez de Giorgi
"Que desde el año 1977, más precisamente el día 8 de Febrero de ese año, vengo padeciendo las agresiones de la mal llamada justicia, implementada por jueces de la Nación. En ese momento empezó mi calvario, hice 168 presentaciones por mi hijo Jorge, luego en conjunto reclame por mi otro hijo Raúl, que fue desaparecido en diciembre del mismo año, en una constante peregrinación por los juzgados, siempre padecí las mismas injusticias, las mismas agresiones. Luego en mayo de 1978, desapareció también mi nuera María Elena, nada cambio.
Siempre la misma ignominia, la misma indiferencia, yo sentía como la denominada justicia era cómplice de los asesinos militares y marinos. Una justicia sin solidaridad, sin sentir por los otros, sin sufrir por ellos.
Después de un tiempo en el año 2001, más precisamente un 25 de mayo, a mi hija María Alejandra que se encontraba sola en mi casa, mientras yo estaba de viaje, la torturaron casi hasta matarla. Y allí otra vez mi peregrinación para ver si encontraba algún juez que nos muestre el valor de la Justicia, y que esta existía, pero otra vez la burla y la sin razón.
Asistimos cuantas veces nos llamaron a declarar, hicimos pericias de las firmas que constataron que no eran mías, siempre a disposición por la verdad, incluso hace unos meses asistí voluntariamente a su despacho para informarme ante la indigna marcha de la causa.
Y otra vez sufrimos en carne propia la burla, que nos castiga a todas, ancianas de 85 a 90 años, y nos condena a pagar las deudas, injustas y ajenas.
Las madres siempre vamos a defender los valores de solidaridad social, extender las manos a los vulnerados, por sus sueños, en este tiempo y en los que vendrán. Y vamos a luchar para que alguna vez nos enfrentemos con jueces probos que nos ayuden a sentir en nuestros cuerpos el valor de la Justicia."