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miércoles, 30 de julio de 2014

Ciencia, política y cientificismo

La otra.-radio para escuchar clickeando acá (link nuevo)


Desde principios del siglo XX, la filosofía de las ciencias viene poniendo en cuestión la certeza de que la ciencia y la tecnología conducen a un progreso indefinido que mejora la calidad de existencia humana. A pesar de estos cuestionamientos filosóficos, el impacto del desarrollo tecnológico logró instalar la idea de que la ciencia progresa y conduce a verdades irrefutables, y que este progreso implica saber más y vivir mejor, La ciencia y la tecnología son hoy objeto de una idolatría que domina el sentido común más craso. 

En 1969 el argentino Oscar Varsavsky escribió un librito extraordinario y hasta hoy insuperado, Ciencia, política y cientificismo, cuya perspicacia consiste en tratar a la ciencia como parte de un dispositivo más amplio: el de la sociedad consumista. La ciencia no es lo que la epistemología clásica nos ha venido diciendo, un conocimiento cuya distinción radica en la rigurosidad de sus métodos de descubrimiento o validación. El sentido que organiza la ciencia actual ("ciencia adaptada", para Varsavsky) es económico, y su fin es alimentar la cadena insaciable del consumo. A fines de los 60 y en polémica con el progresismo cientificista que postulaba el ideal de la libertad de investigación como clave de un progreso cognoscitivo que contribuiría a mejorar las condiciones de la vida humana en general, Varsavsky tuvo la osadía de denunciar que la aceleración del cambio científico no va en pos de saber cada vez más, sino de perfeccionar la obsolescencia programada * de la cadena del consumo. Saber más es saber vender más. 

De estos temas empezamos a hablar en La otra.-radio el domingo pasado, hasta que se cortó la luz y por eso mismo la trasmisión del programa. El domingo que viene la seguimos. Para escuchar el audio del bloque del programa pasado donde hablamos del tema, clickear acá).

La luz justo se cortó cuando empezábamos a leer estos pasajes del libro de Oscar Varsavsky, Ciencia, política y cientificismo:




El cientificismo

por Oscar Varsavsky  **

Hemos llenado de elogios a la Ciencia que tenemos. Su prestigio es tan grande que seguramente está bien como está. ¿Qué necesidad hay de otro tipo de Ciencia cuando esta ha tenido tantos éxitos? Y sin embargo –observación trivial que ha perdido fuerza por demasiado repetida- entre sus éxitos no figura la supresión de la injusticia, la irracionalidad y demás lacras del sistema social.

En particular no ha suprimido sino aumentado el peligro de suicidio de la especie por guerra total, explosión demográfica o, en el mejor de los casos, cristalización en un ‘mundo feliz' estilo Huxley. Esta observación autoriza a cualquiera a intentar la crítica global de nuestra Ciencia. Algo debe andar mal en ella.

La clásica respuesta es que esos no son problemas científicos: la ciencia da instrumentos neutros, y son la fuerzas políticas quienes deben usarlos justicieramente. Si no lo hacen, no es culpa de la ciencia. Esta respuesta es falsa: la ciencia actual no crea toda clase de instrumentos, sino sólo aquellos que el sistema le estimula a crear. Para bienestar individual de algunos o muchos, heladeras y corazones artificiales, y para asegurar el orden, o sea la permanencia del sistema, propaganda, la readaptación del individuo alienado o del grupo disconforme. No se ha ocupado tanto, en cambio, de crear instrumentos para eliminar esos problemas de fondo del sistema: métodos de educación, de participación, de distribución, que sean tan eficientes, prácticos y atrayentes como un automóvil. Aun los instrumentos de uso más flexible, como las computadoras, están hechos pensando más en unos fines que en otros. Aunque el poder político pasara de pronto a manos bien inspiradas, ellas carecerían de la tecnología adecuada para transformar socialmente, culturalmente –no sólo industrialmente- al pueblo, sin sacrificios incalculables e inútiles.

(...) La sociedad actual, dirigida por el hemisferio Norte, tiene un estilo propio que hoy se está llamando ‘consumismo’. Confiesa tener como meta un ‘bienestar’ definido por la posibilidad de que una parte cada vez más grande de la población consuma muchos bienes y servicios siempre novedosos y variados. 

Producción masiva y cambiante en la medida estrictamente necesaria para hacer anticuado lo que se vendió y crear una nueva necesidad de comprar, es ley de la sociedad. Que al hacerlo eleva poco a poco el nivel de vida material de la gente es su aspecto positivo, que tantos defensores le proporciona entre los que no sufren sus injusticias. Al mismo tiempo está obligada a imponer gustos, costumbres y valores homogéneos a toda su clientela potencial: la humanidad; cosa no tan bien vista ni siquiera por sus defensores.

(...) Para hacer esto posible es necesaria una altísima productividad industrial, con rápida obsolencia de equipos por la continua aparición de nuevos productos. Esto requiere una tecnología física muy sofisticada, que a su vez se basa en el desarrollo rápido de un cierto tipo de ciencia, que tiene como ejemplo y líder a la Física.

Se perfeccionan entonces ciertos métodos: standarización, normas precisas, control de calidad, eficiencia y racionalización de las operaciones, estimación de riesgos y ganancias, que a su vez implican entronizar los métodos cuantitativos, la medición, la estadística, la experimentación en condiciones muy controladas, los problemas bien definidos, la superespecialización, métodos que no tienen por qué ser los mejores para otros problemas.

La investigación y sus aplicaciones dejan de ser aventuras creativas para transformarse en una inversión rentable que figura en la cuenta de capital de las empresas con su etiqueta masificadora –R&D: Research and Development- y se hace con empleados, con subsidios a universidades o con institutos y hasta universidades propias. No se ha demostrado que esto sea lo más eficiente para toda la ciencia.
La productividad del hombre que fabrica, diseña o descubre, se estimula mediante la ética de la competitividad, empresarial o stajovanista. El hombre tiene sólo dos facetas importantes: producir y consumir en el mercado (capitalista o socialista). Sea artista, científico, campesino o militar, lo que produzca será puesto en venta en algún mercado, si es que satisface las normas del sistema, y su éxito dependerá, tanto o más, de la propaganda o de las relaciones públicas que de su valor intrínseco. Y como consumidor está sujeto a las mismas presiones.

Basta examinar los anuncios de un número cualquiera del Scientific American para darse cuenta del tamaño del mercado científico para instrumental y libros. Estos equipos son tan variados y cambiantes como los modelos de automóviles, y no hay dinero que alcance para estar al día. Ocurre entonces que, como en cualquier empresa, los problemas financieros terminan siendo decisivos...

* Varsavsky vislumbra en los 60 con asombrosa precisión la clave de la expansión capitalista que hoy es mucho más evidente que cuando él lo describió. Este domingo en el suplemento Cash de Página 12 Mariano Kestelboim escribe: "las empresas renuevan sus estrategias de producción y venta. Estimulan el consumo, desarrollan departamentos que estudian cómo reducir, de forma programada, la vida útil de lo que elaboran y también se forman carteles para segmentar mercados, acordar niveles de precios mínimos o de producción máxima. Periódicamente eso no es suficiente y se generan crisis de sobreproducción o subconsumo, como la que afecta a la periferia de la Unión Europea. La industria del Viejo Continente acumula stocks de mercadería, despide trabajadores y cierra fábricas porque la producción asiática ocupó su mercado". (Completo acá)

Para leer Ciencia, política y cientificismo completo, copiar este link:
http://www.fenasinpres.org/documentos/Oscar_Varsavsky_Ciencia.politica.y.cientificismo.pdf

6 comentarios:

Ariel dijo...

El link al libro de Varsavsky me parece que está mal.
Gracias.

Oscar Cuervo dijo...

Ahí lo cambié. Saludos.

Anónimo dijo...

Los enlaces del programa están mal (pegados con un enlace de blogger). Por otro lado, mediafire no me deja bajar el programa (Permission denied, piensa que es algo que tiene que ver con "White House Blues" de Bill Monroe).
Saludos!

libreriabeker dijo...

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Oscar Cuervo dijo...

Mas tarde voy a subsanar los problemas.

Oscar Cuervo dijo...

Ya esta solucionado el problema de los links, se puede escuchar el programa e ir a leer el libro en pdf.