Teatro de operaciones
por Oscar Cuervo
Después del logro deportivo de estos días, cuando la selección nacional alcanzó el subcampeonato mundial de fútbol, con esa conmoción popular y transversal, pasado el momento de júbilo, hoy volvió a convertirse todo en el teatro de operaciones en el que nos venimos desenvolviendo desde hace años, sin tregua. Es fatigoso. Sabemos que la derecha necesita pudrir la existencia cotidiana en este período de un gobierno democrático y popular: les hace falta propagar el resentimiento, la mala onda, la vivencia de catástrofe oceánica que se alimenta de los pequeños y grandes contratiempos de cada día.
Pero lamento que en el campo popular a veces se responda en espejo a esas operaciones que tiñen cada gesto, cada media palabra, cada silencio, de una paranoia insoportable. Yo no quiero vivir paranoico. Seguir buscando conspiraciones en la necesidad de los jugadores de no exponerse ni exponer a la multitud a riesgos innecesarios, interpretar cada gesto de los jugadores que estuvieron en la recepción brindada por la presidenta, buscarle el pelo al huevo, la quinta pata al gato, volverse paranoico... yo no quiero.
Yo le dejaría esa tarea de degradación de los lazos cotidianos a la derecha, que lo hace sin parar. Y me dedicaría a salir de la maraña paranoica, salir del laberinto por arriba. Haciendo más goles, más canciones, más casas, más poemas, más panes.
Cortémosla con las operaciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario