Alejandro Kaufman en La otra.-radio. Una apuesta a la reflexión en medio de un clima crispado. Para escuchar el programa clickear acá.
por Oscar Cuervo
El notable texto de Horacio González aparecido ayer en Página 12 sobre el conflicto en Medio Oriente, "Los dos Estados", puede servir de preludio a la conversación que anoche tuvimos con Alejandro Kaufman en La otra.-radio. Dice Horacio González:
El notable texto de Horacio González aparecido ayer en Página 12 sobre el conflicto en Medio Oriente, "Los dos Estados", puede servir de preludio a la conversación que anoche tuvimos con Alejandro Kaufman en La otra.-radio. Dice Horacio González:
"Pues todos sentimos la puntada profunda cuando el misil cae sobre pueblos enteros (y en su singularidad dramática, cuando mueren niños en una playa o parroquianos en un café de Gaza viendo el mundial de fútbol, que millones en el mundo festejaron de maneras bien otras), pero una palabra nuestra mal dicha, sólo satisfactoria para nuestros ensueños revolucionarios antes acariciados, sólo satisfactoria para nuestra valoración indulgente de antiguos militantes deseosos de complacencias con nuestros recordados ritos insurrectos, una sola palabra, digo, mal dicha, puede ser una profunda irresponsabilidad que ocasione más muertes en vez de conjurarlas". (Completo acá)
El texto fue leído ayer en el programa en el que recibimos la vista de Kaufman, para hablar de la forma en que el conflicto en Medio Oriente nos implica como sociedad. Estos días nuestra vida estuvo atravesada por debates acerca del aniversario del atentado a la AMIA, de la masacre que está llevando a cabo Israel contra los palestinos de Gaza, de lo que se puede y de lo que se debe hacer desde Argentina respecto de estas duras cuestiones.
Cualquiera que haya frecuentado las redes sociales durante esta semana pudo ver, incluso pudo verse envuelto en la virulencia que estos debates generan entre nosotros. Es entendible que estos conflictos nos interpelen, por varios motivos: porque los atentados a la embajada israelí y a la AMIA nos pusieron violentamente en el escenario de violencia global. Estas bombas no solo dejaron cráteres físicos, sino que produjeron un cráter simbólico en el seno de nuestra historia. Fue inevitable que esta irrupción del conflicto en Medio Oriente entre nosotros se entrelazara con los conflictos locales: la conexión local de los atentados, el encubrimiento propiciado por dirigentes políticos argentinos, las internas de las organizaciones comunitarias, la inconfiabilidad de nuestro poder judicial, tan voluble a todo tipo de presiones políticas y económicas, la presión de Israel y EEUU para alinearnos en un proyecto bélico que no puede nunca ser el nuestro, todo hizo que la onda expansiva de las bombas aún no cesen entre nosotros.
Además en Argentina tenemos a una de las comunidades judías más numerosas del mundo. También tenemos a muchos descendientes de inmigantes árabes: yo mismo lo soy. Nuestra tradición ha sido, afortunadamente, la de una convivencia pacífica de las comunidades inmigrantes provenientes de diversos lugares del mundo. Todo esto también hace que el conflicto en Medio Oriente repercuta en nuestra política cotidiana. Con dolor e ira.
¿Cómo asumir una posición sobre las bombas a la Embajada y AMIA y ante la actual masacre en Gaza que sea políticamente consistente con nuestro proyecto como sociedad? ¿Cómo defender a rajatabla la necesidad de la resolución pacífica, política y negociada de estos conflictos, ante quienes alimentan el espiral de violencia, desde trincheras discursivas pro-israelíes o pro-palestinas?
No se trata de dos demonios: se trata de encontrar palabras que ayuden a que la masacre cese y que los pueblos puedan convivir en paz. Se trata de no ceder ante quienes con diversos artilugios verbales no quieren el cese del fuego y abogan todo el tiempo para resignarnos a la violencia.
En el programa también nos referimos al Memorándum firmado con Irán, los zigzagueos de las entidades comunitarias judías argentinas ante esta propuesta, la oposición cerril a la iniciativa, la polémica entre Szpolski y Brieger y la línea política del Papa en Medio Oriente. Para escucharlo, clickear acá.
3 comentarios:
Lo escuché atentamente a Kaufman.
Repetidamente nos habla de atención y cuidado con los hechos. Estoy de acuerdo y es exactamente lo que le sugeriría. Aunque me parece que está fatalmente condicionado.
Y hay algo que es de estricta veracidad; el submundo de las conspiraciones da para todo, la exageración está a la orden del día. Tanto así como esgrimir eso de argumento para negar de plano todo lo que pueda resultar conspirativo. Incluso lo que resulta evidente por investigaciones (Torres gemelas para el caso).
Las conspiraciones no son esas fábulas que solemos escuchar pero es obvio que existen.
Los bandos en pugna pueden ser igualmente oprimidos en lo cultural, pero en lo concreto, en el conflicto palestino, hay uno que demuestra día a día su voluntad y potencialidad cabal de exterminio sobre el otro.
Es increíble como los mecanismos de defensa pueden cargar instancias de razonamiento interesantes para abordar; tanto como el fanatismo y las proyecciones lo hacen postulando pretensiones absurdas.
Si alguien me va a decir que no todo es tan simple con semejante gimnasia simplificatoria pienso que tal vez sin quererlo, me está subestimando intelectualmente.
Quiero decir además que este conflicto está conducido por psicópatas. Los psicópatas no poseen culpa y han logrado influenciar a sus dirigidos con ese sentimiento. De manera que aquí no hay perspectiva de paz posible. La proyección histórica incluso así lo determina. Hay un fin claro además y que está explicitado en esa misma historia; la dominación territorial que es llevada a cabo por vía del expansionismo sustentado en la política de exterminio en etapas.
Eso no obsta que sigamos pidiendo por la paz porque es lo que necesariamente debemos pedir. Y lo que surge de nuestro sentir. Pero las posiciones de dominación de Occidente están decididas en el encubrimiento de la acción de Israel, lo que dice en los papeles que van en el sentido contrario a nuestro reclamo. Y eso incluye la acción por el respaldo del uso desmedido de la fuerza y el carácter genocida del hecho por vía del disimulo y el no expedirse concretamente sobre el conflicto. Simplemente se acude a dar respaldo al aliado estratégico sustentado en que en esta realidad se puede sancionar fácilmente a cualquier país vulnerable por "irregularidades" pero jamás se sanciona a los poderosos. A los que con esa venia, en cambio, se los alienta.
Hamas es la autoridad política del pueblo palestino. La autoridad que los palestinos han elegido.
Decir que usan a los civiles que los eligen como escudos humanos es despolitizar las decisiones de ese pueblo, y contar una fábula limada de toda arista de discusión política. De paso, el argumento de los escudos humanos es uno de los preferidos por el gobierno de Israel y por los sionistas que lo apoyan en todo el mundo.
Dice Kaufman en la charla "no tiene sentido ir a protestar a la embajada de Israel". La pregunta que se impone es ¿entonces dónde? O quizás ¿no tiene sentido protestar contra una masacre, porque -como dice el entrevistado-, se "tensa" el marco de discusión?
Los análisis de Brieger son posiblemente los más lúcidos y profundos que uno puede escuchar en los medios (no hay ningún analista que esté a su altura, por otra parte, en el panorama de los medios locales). ¿Es entonces indulgente con un determinado sentido común, como dice el entrevistado? ¿No da un poco de vergüenza escuchar que lo mete en la bolsa del "tinellismo"?
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