todos estamos igual

lunes, 3 de enero de 2011

Las reglas de la urbanidad en la sociedad moderna


Debemos preservar los lugares de la creación, los lugares del lujo del pensamiento, los lugares de lo superficial, los lugares donde se inventa aquello que todavía no existe, los lugares de interrogación sobre el pasado, los lugares del cuestionamiento. Son nuestra más hermosa propiedad, nuestras casas, las de todos y cada uno. Los impresionantes edificios de la certeza definitiva, esos, sobran, cesemos entonces de construirlos.
Jean –Luc Lagarce (1957-1995)

por Martha Silva

En el año 2007 muchos nos enteramos que hasta hace pocos años había vivido un joven poeta y pensador llamado Jean-Luc Lagarce, al que la Embajada de Francia decidió homenajear con la difusión de sus obras teatrales, su autobiografía y otros textos. En ese entonces se difundieron en los teatros argentinos sus obras más conocidas, a precios accesibles, muy bien dirigidas y actuadas por elencos locales, con muy buen recibimiento del público argentino y excelentes puestas. Asimismo se dieron a conocer su biografía y escritos varios.

En el año que acaba de terminar se ha vuelto a representar por partida doble su obra Las reglas de la urbanidad en la sociedad moderna, una pieza significativa en lo que hace a su idea de preservar los lugares de la creación y no la de las certezas absolutas. De las absurdas certezas inamovibles, planteadas a principios de siglo en el Manual de buenas maneras por la Baronesa Blanche Staffe nos habla Lagarce con mucho humor en dos puestas realizadas este año. El estreno se había producido en el año 2007, con la excelente actuación de Graciela Araujo, que fue destacada por la crítica local en su momento. En esta temporada en el Espacio El Kafka se estrenó una versión dirigida por Rubén Szuchmacher, con Estela Medina, quien realiza también una labor valiosa. A su vez en el teatro La Comedia se presentó la misma obra de Lagarce bajo el título Reglas, usos y costumbres en la Sociedad Moderna, con el actor Gerardo Begérez, con dramaturgia y dirección de Ernesto Calvo.

Penas sin importancia

Nos dice Lagarce, con ironía:. "Se trata de conocer y de aprender, desde aquel instante ya tan mundano del nacimiento, a mantener su rango y a respetar los códigos que rigen la existencia. Se trata también de pesar el pro y el contra, de medir los valores e intereses que autorizan el noviazgo y el matrimonio -no estamos hablando de amor- con sus leyes que rigen los sentimientos y evitan los errores fatales y toscos del instinto, y llevan a la perfecta armonía social. Se trata por fin, de controlar las penas, de llorar en cantidad necesaria y relativa, de medir la importancia de la pena y, sobre todo, en los momentos más duros de la vida, de relativizar la importancia que se les otorga. Respetando el libro de las conveniencias, los usos y modales, refiriéndonos siempre a él, sin dejarnos llevar nunca por nuestra naturaleza profunda, por aquel animal incontrolable que deja rienda suelta a los sentimientos, siempre nos portaremos bien, seremos irreprochables, sin jugárnoslo todo, sin tener miedo".

Reglas, usos y costumbres en la Sociedad Moderna, con Gerardo Begérez

Su vida: “Apenas el fin del mundo”

Es pertinente, en el caso de Jean–Luc Lagarce, referirse a su vida privada, que a menudo es evocada en sus obras teatrales. El nació en un hogar humilde, hijo de obreros de la fábrica Peugeot, llegando a pasar privaciones que no recuerda con claridad, según manifiesta en su Autobiografía. Pero sí narra su relación conflictiva con la familia, especialmente con su padre, quien le reprochaba su homosexualidad. Y terminó expulsándolo de su propia casa. Jean-Luc era el hermano mayor y, estando a cargo de su hermano menor,  éste tuvo un grave accidente en motocicleta y una serie de problemas de salud, que lo llevaron al borde de la muerte: “A mí nunca me pasó nada -dice-, tenía la suerte de no estar enfermo. No podía permitirme no ser un buen alumno”. En algún momento la situación familiar se hizo insostenible. La expulsión es un hecho que alcanza en sus obras un aliento épico. Los conflictos familiares, el sentimiento de culpa con su hermano y la preferencia hacia su hermana menor son hechos que estarán presentes en buena parte de su dramaturgia.

En 1988 se entera de que es seropositivo y esto se refleja en su obra: Escribe Apenas el fin del mundo, en la que narra su regreso al hogar. Después de larga ausencia, el protagonista vuelve para anunciar su muerte inminente. En ese círculo familiar existe amor, pero también la imposibilidad de expresarlo. El hijo llega para morir, pero se va sin haber dicho nada. Han pasado muchos años de aquella expulsión y subsisten los rencores y la incapacidad para poder expresarlos.

La obra está estructurada como una partitura musical, envuelta en largos y poéticos discursos que semejan alegatos. En el fondo se cuestiona la oralidad como principal medio de comunicación entre los seres humanos. El dramaturgo pone en tela de juicio el propio instrumento con el que pretende expresarse. Tuvimos la oportunidad de ver una versión semimontada de esta obra en 2007, que se repitió con similar elenco al año siguiente, con Susana Lanteri y Valentina Bassi en los roles de madre y hermana. Daniel Hendler, que en la piel del joven que ha venido a anunciar su muerte, se luce en un texto intensísimo de cara al público (hay una nota sobre esta puesta en el número 25 de revista La otra, ahora en los kioscos)

Lagarce pone en cuestión en este texto, y en general, la capacidad de comunicarse con el otro. Veamos el epílogo:

Louis:-Después, lo que hago,
Es irme
No vuelvo nunca más. Muero unos meses después,
Un año a lo sumo
Algo que recuerdo y cuento todavía
(Después ya habré terminado):
es verano, durante esos años en los que estoy ausente,
sucede en el sur.
Como estoy perdido, de noche, en la montaña,
Decido seguir las vías del tren.
Eso me evitará los vericuetos de la ruta, el camino será más corto y pasan
Cerca de la casa en la que vivo.
De noche, no pasan trenes, no hay peligro
Y así voy a encontrar el camino.
De pronto, estoy en la entrada de un largo viaducto elevado,
Domino el valle que adivino a la luz de la luna,
Y camino solo en la noche,
A la misma distancia entre el cielo y la tierra.
Lo que pienso
(y era eso lo que quería decir)
es que tendría que pegar un buen grito, un grito fuerte y claro,
un buen grito fuerte y claro que resuene en todo el valle,
debería regalarme a mí mismo esa alegría,
gritar, gritar de una buena vez,
pero no lo hago,
no lo hice.

Retomo el camino, solamente el sonido de mis pasos sobre las piedras del
Camino.
Son los olvidos como ése los que voy a lamentar.

Julio de 1990, Berlín.

6 comentarios:

Liliana dijo...

Gracias, Martha, por hacerme conocer a Jean-Luc Lagarce. La fuerza poética de su obra me alegró la mañana.

Anónimo dijo...

Martha: No vi ninguna de las piezas de Lagarce, me hubiera gustado ver sobre la que escribiste en la revista, Apenas el fin del mundo· y que dirigió Cristan Drut, si mal no recuerdo. Mi amiga la poeta, dramaturga y critica Susana Villaba me la recomendo mucho. Asi como tambien me "desrecomendó" "Estaba sentada en mi casa y esperaba que llegara la lluvia", pero no el texto, sino la puesta que se hizo en el San Martin: Segun ella, ese texto, muy lirico necesitaba otro tratamiento escenico. No se, me quede con las ganas. Y de las reglas de urbanidad, iba a ver al de Bergerez, pero depués no pude ir nunguno de los lunes que se dio.
Es raro eso, no? que coincidan dos puestas de la misma obra al mismo tiempo en Buenos Aires y con dos actores uruguayos. Porque primero fue la de araujo-sczumacher, después la del urguayo bergerez, y ahí entonces schumazcher restrena su puesta pero ahora con una actriz uruguaya,ne vez de araujo. Competencia? No se, es raro. Yo solo hable con gente que vio la version ruben s- g.araujo, y me dijeron que la de araujo era esplendida.
Si repone la bergerez ire a verla.
Feliz año martha.
Hoy estuve releyendo muchas de tus notas, entre otras cosas de este blog, y lagunas que en su moemnto se me habin pasado.
besos

Martha dijo...

Liliana: ¿ Viste? Eso es lo que más me gusta de Lagarce. Conocí su teatro en el año 2007, declarado Año Lagarce: su obra fue propiciada por la Embajada de Francia en la Argentina. Salieron los dos tomos de Atuel, también de Ensayos.Según Marta Taborda en el tomo II, es un verdadero poeta además de Filósofo, como reza su título. DESPUÉS SE DEDICA A NO TENERLE MIEDO A SU PROPIO DESEQUILIBRIO, A SUS DUDAS, Y ENTONCES CUENTA EL MUNDO: LA PARTE MISERABLE E INFIMA DEL MUNDO. ( Marta Taborda es compañera mía, ella especializada en teatro francés) Martha, la Otra.

Martha dijo...

Hola Ale:

Para mí la de Araujo era superior pero a lo mejor la idealicé. Y la traducción es de Ingrid Pelicori es la que me gusta. La saqué de "Obras intempestivas", que trae: Ultimos remordimientos antes del olvido, Music Hall, Apenas...y Las reglas...Susana Villalba hacía muy buenas entrevistas por TV , antes de que entrara a tallar el amigo Mauricio (!) Besos. Martha

Lukas dijo...

Martha,
Gracias por la info que nos compartís. Realmente dan ganas de leer a este Lagarce; o ver alguna de las puestas que comentas.No había leido tu nota en la otra, a veces por las corridas de la vida cotidiana, uno se pierde lo intenso y nutritivo. Gracias de vuelta y Feliz año!!

Martha dijo...

Hola! Gracias a vos que la leíste lucas. Saludito. A mi tambien me lleva tiempo leer la revista. tiene mucho material y uno no tiene tiempo así que la llevo en mi alforja (o talega). beso. Martha