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martes, 11 de enero de 2011

Liquidemos al viejo Clint en 20 renglones

Más allá de la vida

por oac

Es sabido que en los últimos años Clint Eastwood desarrolló una obra más que irregular: películas geniales (Cartas desde Iwo Jima), otras interesantes (La conquista del honor), alguna simpática obra menor (Gran Torino) y otras directamente detestables (El sustituto). Debo advertir que no vi Invictus, la inmediatamente anterior.

Pero esto... ¿qué es esto? Más allá de la vida (Hereafter). Clint siempre ha sido un tipo serio, creo que es incapaz de la ironía. Pero lo que acaba de entregarnos es una solemne pavada con aires de espiritualismo new age. ¿Será que lo produce Spielberg, quien suele impregnar a sus productos de un sabor así de empalagoso? Digamos que el guión es directamente irredimible, un entrecruzamiento rebuscado de tres historias que ocurren en diferentes ciudades y que van a confluir en el mismo espacio en el último tramo del film. Está George Lonegan (Matt Damon), que tiene poderes "psíquicos" que lo perturban; hay una periodista francesa (Cécile De France) que es víctima de un tsunami, muere durante unos minutos y después vuelve a la vida, pero queda algo descalabrada y se dedica a escribir un libro sobre la vida después de la muerte; y hay un chico que pierde a su hermano gemelo al comienzo del film, con cuya alma quiere comunicarse. La exposición del asunto es farragosa y muy aburrida, llena de crueldades, patetismo, casualidades forzadas y sobreexplicaciones.

Un guión así podría haber sido filmado por González Iñárritu, el de Babel. La cosa es que lo hizo Eastwood. ¿Tiene algún interés el viejo Clint por la comunicación psíquica con los muertos? Vaya yo a saber. Si lo tiene, no logró trasmitírmelo. Creo que la única forma posible de filmar semejante guión (el peor que Eastwood haya tenido entre manos) sería en un tono desbordado, que disparatase aún más lo que en el papel parece ridículo. Pero Eastwood optó por la solemnidad. Los recursos narrativos son chapuceros, rutinarios, indignos del tipo que hizo obras maestras como Los imperdonables, los énfasis sentimentales se alejan de la elegancia clásica que siempre se le admiró.

Como hace tan poco que Eastwood hizo Cartas desde Iwojima y como él está ya tan grande, uno espera que tenga el tiempo para reivindicarse antes de dar por concluida su filmografía. Bah, Clint, te perdonamos la vida.

2 comentarios:

Alan dijo...

Sabés que yo también le perdono la vida (y eso que no la vi), pero se la perdonaría más de una vez a Clint. Y más allá de vivo o muerto (ay, ¡qué buen chiste, ingenio mi humor!).

A veces me extraña lo que hace. Principalmente porque de vez en bastante parece ser tan expresivo en sus películas como director..., sin tener su propio guión. Pero es que justamente a eso voy. Me gustaría que en alguna próxima película (cosa que dudo) tenga un guión propio, para poder expresarse al 100%, porque si no, es un desperdicio de un ser totalmente expresivo en el cine que falló más de una, dos, tres veces. Bueno... "expresarse al 100%...", la cuestión es ¿Spielberg o no Spielberg?

Aún así, el nombre "Clint Eastwood", con una película de mierda o no, destaca en toda la cartelera comercial. Me lo digas vos, lo piense yo o venga Lynch a decirme que está buena (soy un heavy metal).

Bueno, entonces... otro más que parece ir por la misma ruta en la que anda Woody Allen.

Oscar Cuervo dijo...

El nombre reluce hasta que entrás a ver la película. Después es como si se fuera apagando. O tenés que revisar el afiche a ver si de verdad es una película de Clint.
Siempre fue irregular y al lado de genialidades hizo varios bochornos.
Ahora al menos no es tan facho.
Mi duda es si ante esta chochera no extraño las épocas en que era facho.