ser
Fragmentos del discurso amoroso (1)
Fragmentos del discurso amoroso (1)
por Roland Barthes
Encuentro en mi vida millones de cuerpos; de esos millones puedo desear centenares; pero de esos centenares, no amo sino uno. El otro del que estoy enamorado me designa la especificidad de mi deseo.
Encuentro en mi vida millones de cuerpos; de esos millones puedo desear centenares; pero de esos centenares, no amo sino uno. El otro del que estoy enamorado me designa la especificidad de mi deseo.
Esta elección, tan rigurosa que no retiene más que lo Único, constituye, digamos, la diferencia entre la transferencia analítica y la transferencia amorosa; una es universal, la otra específica. Han sido necesarias muchas casualidades, muchas coincidencias sorprendentes (y tal vez muchas búsquedas), para que encuentre la Imagen que, entre mil, conviene a mi deseo. Hay allí un gran enigma del que jamás sabré la clave: ¿por qué deseo a Tal? ¿Por qué lo deseo perdurablemente, lánguidamente? ¿Es todo él lo que deseo (una silueta, una forma, un aire)? ¿O no es sólo más que una parte de su cuerpo? Y, en ese caso, ¿qué es lo que, en ese cuerpo amado, tiene vocación de fetiche para mí? ¿Qué porción, tal vez increíblemente tenue, qué accidente? ¿El corte de una uña, un diente un poco rajado, un mechón, una manera de mover los dedos al hablar, al fumar? De todos esos pliegues del cuerpo tengo ganas de decir que son adorables. Adorable quiere decir: éste es mi deseo, en tanto que es único: “¡Es eso! ¡Es exactamente eso (lo que yo amo)!”. Sin embargo, cuanto más experimento la especificidad de mi deseo menos la puedo nombrar; a la precisión del enfoque corresponde un temblor del nombre; la propiedad del deseo no puede producir sino una impropiedad del enunciado. De este fracaso del lenguaje no queda más que un rastro: la palabra “adorable” (la correcta traducción de “adorable” sería ipse latino: es él, es precisamente él en persona).
12 comentarios:
No sabía que Barthes escribía en La Otra. ¿Alquila un monoambiente en Constitución?
No, genial esta partecita. Ge-nial.
Lo tengo en la Bati-Cripta, lo saco a escribir un rato y lo vuelvo a guardar.
"Sin embargo, cuanto más experimento la especificidad de mi deseo menos la puedo nombrar; a la precisión del enfoque corresponde un temblor del nombre; la propiedad del deseo no puede producir sino una impropiedad del enunciado."
La prosa de Barthes es...adorable
Y todo ese argumento porque sólo ama a uno?
Pobre...
Eso, pobre Barthes, menos mal que queda gente piola como nosotros.
"Nosotros": ¿vos y quién? ¿o me estás hablando a mí?
Sos piola ¿eh?!
Además, yo ni se quién es Barthes...
¿y a vos quien te dio vela en este entierro? Ummm con nombre de multinacional que tenes...
"Nos especializamos en fotografía publicitaria y de producto. Nuestra prioridad es la total satisfacción del cliente". Ah claro, así se explican muchas cosas...
jajajaj uh! sí! soy una re multinacional.
Y sí, cuando le saco una foto a un zapato, mi prioridad es que el cliente quede satisfecho, sino no como.
Pero imaginate que la fotografía es uno más de los oficios por los que pasé a lo largo de mi vida. También fui artesana y viajé por Sudamérica satisfaciendo clientes para llegar al próximo pueblo.
Soy Bernabó, por eso me dí vela.
pero no afiles tus uñas conmigo Cuervo, te aseguro que no vale la pena. Soy tu lectora desde hace mucho y me interesa lo que pensas aunque no siemrpe esté de acuerdo.
Y fijate q el primer comentario era más bien humorístico. No hay inquina ni multinacionales acá.
Salud
Bueno, Bernabó, Ritcher Mendez, usted con tanta mutación me desorienta. Y acá el comentador casí nunca tiene la razón, salud!
placer leerlo a Barthes!!
Recomiendo leer tambien La Cámara lúcida(notas sobre fotografía)Exelente!!
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