viernes, 1 de abril de 2011

U2

Sangre, sudor y lágrimas… de pasión


por Lukas Karrizo

A eso de las 17 llego a los alrededores del Estadio Unico de La Plata. Caminábamos como en procesión; muy buen clima con todos, un poco de tensión, alegría y mucha ansiedad.

17.30: entro al campo del estadio… la sensación de pasar a otra dimensión. Una especie de nave intergaláctica con esa rara “garra” desplegada hacia una de los extremos del campo. Sentí lo mismo que, cuando niño entré al Museo de Ciencias Naturales de La Plata por primera vez. La forma del estadio más la garra de los U2 se parecían a las osamentas de esos animales prehistóricos exhibidos en el Museo. Pero esto era el futuro, me dije. La tecnología al servicio del arte y la celebración. Una vez más, el ritual al que convocan estos irlandeses. A la memoria me venían olas de imágenes del Pop Mart Tour del 98, y ni que hablar de esa monstruosa pantalla del Vértigo Tour del 2006.

21.40: crónica de un renacer. Bono Box, The Edge, Larry Mullen Jr. y Adam Claiton en el escenario. Mi corazón latía sangre a mares; mis ojos inyectados de imágenes, lloraban de pasión lágrimas. Agua necesaria para equilibrar el fuego que despiertan estos cuatro.

Even better than the real thing, y sí. Estaba sucediendo y era casi como irreal. Gracias al pogo, llego a casi diez metros del escenario, del cual no se entendía bien aún como iba a acompañar a la banda. Ningún Achtung (prohibido) baby, me digo; todo está permitido. Así llegó esa pasada y ahora futura versión de I will follow. Una nueva versión del tema que rebotaba en mi cuerpo. Más tarde Get on your boots, donde empecé a entender por qué tantos círculos y pasarelas hacia diversas zonas del estadio. ¡Los 360º del recital se hacían realidad! Por momentos la pantalla superior circular, con forma de platillo volador, me hacía dudar de qué seguir. Muchos estímulos; hasta el calor de los fans como yo, que a esa altura ya estábamos empapados de pasión.

Increíble fue la versión de I will go crazy if I don’t go crazy tonight. Canción que resume el éxtasis de ese momento. Todos los estímulos al palo; y si, estábamos todos locos de amor por esos cuatro irlandeses. De golpe imágenes y palabras de un canoso negro africano… No, me digo, Desmond Tutu. Pienso, y sí, era él. Dando un mensaje de agradecimiento y paz. Más tarde, Bono diciendo “turn on the radio Washington DC” y estalla la pantalla con grafía árabe con mujeres con burkas. El rojo sangre recorre la pantalla y siento que me elevo un poco más… Sunday Bloody Sunday vibra en mi pecho. Libia en la cabeza de todos.

Otro flash de alto vuelo antibélico fue Miss Sarajevo. Las imágenes del video en la pantalla que condensaban el sentido de la canción; y un homenaje de Bono a Pavarotti, cantando en italiano cuasi tenor.

Pienso la cronología de los recuerdos y llegan a mi pantalla Bono Box y The Edge buscándose a través de esas pasarelas móviles con un Until the end of the World… insoportablemente genial… Casi se agarran de as manos, pero los puentes los separan. Dos potencias se saludan. Más tarde llegó One y bueh… fue un himno, creo que en el campo todos la cantábamos. Lo mismo con I still haven’t found what I’m looking for. Después llegó el seductor Bono con In a little while ¡y la rompió! La cantó casi a capella con esa voz aguardentosa y, claro... subió a una chica del público.

Así llegó Where the streets have no names, con un plus de sentido al ser en La Plata (ciudad sin nombres en sus calles), acompañada en la pantalla con los U2 de aquella época. Pero en esta ocasión pude escucharla desde otro ángulo:



Quiero demoler las paredes
Que me mantienen encerrado
Quiero extender la mano
Y tocar la llama
Donde las calles no tienen nombre

Quiero sentir la luz del sol en mi cara
Ver la nube de polvo
desapareciendo sin dejar rastro
Quiero resguardarme
de la lluvia venenosa
Donde las calles no tienen nombre
Donde las calles no tienen nombre
Donde las calles no tienen nombre

Todavía estamos construyendo 
y quemado el amor
Quemando amor
Y cuando voy allí
Voy allí contigo
(Es todo lo que puedo hacer)

La ciudad se inunda 
y nuestro amor se convierte en herrumbre
Somos golpeados y llevados por el viento
Pisoteados en el polvo
Yo te mostraré un lugar
Alto sobre un llano de desierto
Donde las calles no tienen nombre
Donde las calles no tienen nombre
Donde las calles no tienen nombre

Todavía estamos construyendo 
y quemando el amor
Quemando amor
Y cuando voy allí
Voy allí contigo
(Es todo lo que puedo hacer).

Ahí entendí el Tour 360º. Fui de lo general a lo particular. Uno puede comenzar en un punto determinado, pero al dar un giro completo, nunca se vuelve ni al mismo lugar ni al mismo tiempo, está la trayectoria atravesada, la experiencia, el tiempo. Somos seres transitando espacio y tiempo.

Estos cuatro locos no le temen al paso de los años, y se nota. Es increíble como le inyectan otros sentidos a esas “antiguas canciones”. Reafirman de alguna manera el propósito de tamaño despliegue de tecnología. Ellos y sus canciones son el alma del espectáculo, la sustancia. Sin ellos todo lo otro se esfumaría en la memoria.

El tránsito de estos irlandeses por el estadio en La Plata, reverbera física y existencialmente; por la poesía de su música, sus canciones y su compromiso por hacer de este mundo un lugar un poco más justo. Fue una hermosa celebración.

2 comentarios:

Liliana dijo...

Even better than the real thing

No fuí al recital, debe haber sido una experiencia apasionante...como este relato!

Felicitaciones, Lukas!
Te escucharemos hoy en la radio

Lilián dijo...

qué envidia!!! cómo me hubiera gustado estar ahí, entre la marejada de gente. la imagen de la "garra" me hace acordar a la nave encontrada en Alien el 8º pasajero, pero como decís mucha tecnología sin sangre no significa nada. se ve que los de U2 todavía tienen las venas en forma!!!

Lilián